Imna Ibrahim Harb, de 93 años, todavía conserva la llave que abre la puerta principal de su casa, ubicada en Jerusalén Este. Él, como cientos de palestinos, fue desalojado de su propiedad en 1948, época en la que se creó el Estado israelí y muchos palestinos se vieron en la necesidad de trasladarse a los campos de refugiados.
Amnistía Internacional explica que la política israelí de construir y expandir asentamientos ilegales en tierras palestinas ocupadas es una de las principales fuerzas impulsoras de las violaciones generalizadas de derechos humanos resultantes de la ocupación. En la historia contemporánea del conflicto Israel-Palestina los desalojos han sido constantes.
Palestina fue una provincia del imperio otomano, que tuvo su caída después de la Primera Guerra Mundial, y es ahí cuando empieza la colonización en Oriente Medio y, a su vez, exporta el modelo político del Estado-nación.
En Asia y África este modelo se sustentó en la idea de sociedades monoculturales con dos ideologías: el nacionalismo judío y el nacionalismo árabe.
“Además de estos nacionalismos también existe el sionismo, que mantiene la idea de generar un Estado-nación específicamente en Palestina, porque, según este, es el lugar de donde se supone los judíos fueron expulsados por los romanos. “Esta idea y el origen de Israel no se puede sustentar porque no se ha podido encontrar realmente su surgimiento, y es ahí donde chocan dos nacionalismos que buscan el mismo territorio”, explica la doctora por el Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México, Indira Sánchez Bernal, en entrevista con Newsweek México.
Sánchez Bernal añade que el Holocausto representa una de las más grandes injusticias contra la comunidad judía, por ello, la comunidad internacional, específicamente las Naciones Unidas, tienen una gran presión por tratar de retribuir un poco a los judíos.
“En esta geopolítica se decide hacer la resolución 181, que da paso a que se reparta el territorio en dos grandes espacios. Uno es para Palestina y el otro para Israel.
Pero la repartición es bastante inequitativa porque, para ese entonces, estamos hablando de que había 500,000 judíos y se les dejaba aproximadamente el 56 por ciento, y aproximadamente el 43 por ciento fue asignado a los palestinos —una población aproximadamente de 1 millón y medio—; en esa lucha de nacionalismos Israel acepta la resolución.
“Ante esto, un grupo de países árabes como Egipto, Jordania, Irak, Líbano y Siria intentan abogar por Palestina, lo que ha provocado una serie de guerras en 1948, que es la de la independencia; en 1956, correspondiente a la nacionalización del Canal de Suez; la de 1967, referente a los seis días, y la de 1973, que es la de Yom Kipur”, indica la doctora Sánchez Bernal, también profesora e investigadora del Tecnológico de Monterrey.
La experta explica que este periodo de guerras ha provocado, por un lado, una sobrerrepresentación de los países árabes hablando por Palestina, y del otro lado, un gobierno israelí avalado por la comunidad internacional que crea “ciertas leyes que han promovido una dinámica de asentamientos y marginación para los palestinos”.
Después de 1973 comienza una serie de negociaciones de paz que intentan solucionar un conflicto, “aunque ya no necesariamente es un ‘conflicto’ como generalmente se expone, va más allá.
Hay un proceso de asentamiento del gobierno israelí, y lo que no se ve es que hay una colonización que está presente en Gaza y principalmente en Cisjordania, además de Jerusalén Este. “La dinámica de colonialismo que ha generado Israel sobre los palestinos es lo que ha provocado el cansancio por parte de Palestina y las nuevas generaciones tienen una acumulación de ira que incrementa la violencia por parte de los grupos armados Hamás y la Yihad islámica, que responden con esta a la falta de escucha por parte de la comunidad internacional, pero también por la imposibilidad de negociar. Ya que, en este momento, y cada vez más, parece inviable la posibilidad de un Estado palestino porque ya existe gran cantidad de asentamientos de comunidades judías dentro de Cisjordania”, explica la doctora.
“A lo largo de los últimos 50 años, Israel ha demolido decenas de miles de propiedades palestinas y ha forzado el desplazamiento de grandes grupos de población para construir viviendas e infraestructuras destinadas al asentamiento ilegal de su propia población en los territorios ocupados. Además, ha desviado recursos naturales palestinos —como agua y tierras de cultivo— para uso de los asentamientos”, indica Amnistía Internacional.
CONVENIENCIAS POLÍTICAS EN MEDIO DE LA GUERRA
La confrontación entre Israel y Palestina ha sido usada para conveniencias y negociaciones políticas, principalmente. De acuerdo con Sánchez Bernal, Israel es la pieza del rompecabezas que ayuda a mantener la zona pacificada y, además, resguarda los intereses de Estados Unidos.
En el panorama del conflicto también se encuentran inmiscuido Rusia y China, además de los países árabes. Las sociedades palestinas piden ser escuchadas, y al no conseguirlo recurren a los movimientos que se conocen como ‘intifadas’, protestas de la sociedad civil palestina.
La Primera Intifada empezó en 1987 con la famosa “Guerra de las piedras”. Las imágenes de la prensa mostraban confrontaciones callejeras entre palestinos y miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel, en la que los palestinos atacaron con piedras y otros objetos al ejército de Israel, y este respondió con armas de fuego.
La segunda fue en 2000, provocada por la visita del político Ariel Sharón a la zona árabe de Jerusalén. Este acto fue interpretado como una provocación por los palestinos, quienes reaccionaron arrojando piedras a las fuerzas israelíes. El saldo fue de 5,000 palestinos muertos. Más de 1,000 israelíes también perdieron la vida.
La tercera intifada inició el 8 de diciembre de 2017. El líder de Hamás, Ismael Hanniya, pidió a los palestinos que participaran en el denominado “Viernes de Furia”, luego de que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump reconociera a Jerusalén como capital del Estado de Israel. Las protestas en Cisjordania y Gaza fueron masivas y estuvieron acompañadas por los países musulmanes.
En medio de estas confrontaciones se entremezclan vinculaciones políticas como el nacionalismo, la exacerbación de grupos extremistas de ambos lados y también sociedades que están alzando la voz y que dicen: “Ya no nos interesa el nacionalismo, lo que queremos es vivir con dignidad y vivir en paz”, explica la doctora.
La violencia desencadenada el lunes pasado se suscitó entre manifestantes palestinos y policías israelíes, pero tenía su origen desde inicios de mayo, el punto de discordia es Jerusalén Este.
Israel considera que toda la ciudad es su capital “indivisible”, mientras que los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital del Estado al que aspiran. El 3 de mayo se produjeron los primeros disturbios en la región de Sheij Jarrah, cercano a la ciudad vieja de Jerusalén Este, cuando palestinos se manifestaron en apoyo a familias palestinas amenazadas de expulsión de sus viviendas, en beneficio de colonos judíos.
La doctora Sánchez Bernal reitera que la violencia desencadenada entre Israel y Palestina no es un conflicto porque ese proceso histórico ya lleva 60 años y, con ello, las consecuencias que padecen las nuevas generaciones de palestinos que han sido marginados de acceso a la salud, la educación y el trabajo han generado un cansancio por no tener una vida digna. “No es que no exista violencia por parte de Palestina, pero los medios de comunicación tienden a respaldar al gobierno israelí y a veces hasta se trata de maquillar la situación de violencia que se genera desde ese gobierno, que ha hecho constantes desalojos de palestinos de sus tierras. Hay un proceso de desposesión y hay una violación constante al derecho internacional porque se supone que no debería haber asentamientos israelíes dentro de Palestina, y ahí están presentes”.
De acuerdo con el filósofo Max Weber, los Estados poseen el uso legítimo de la violencia porque deben resguardar sus fronteras y su seguridad nacional, también para ejercer control poblacional, por eso existe el ejército, además de fungir como defensa en el orden interno y externo.
Durante los ataques violentos entre Israel y Palestina, las informaciones centran mayor atención en los hasta ahora más de 1,600 cohetes lanzados desde la Franja de Gaza por el grupo armado Hamás. El grupo Hamás, también conocido como Movimiento de Resistencia Islámico, es una organización palestina que se declara como yihadista, nacionalista e islamista.
Su objetivo original es conseguir que se establezca un Estado islámico en la región histórica de Palestina, que comprendería los actuales Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza, con una capital en Jerusalén. Hamás no solamente es un grupo armado, también centra sus actividades en temas culturales y religiosos, así como la asistencia social a los palestinos de escasos recursos y a las familias de sus propios miembros muertos o presos en cárceles israelíes.
También tiene un brazo armado nombrado Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, el cual ha sido acusado de practicar el terrorismo. Hamás ha sido declarado una organización terrorista por Estados Unidos, Israel, Japón, Canadá y Australia, en tanto, Egipto, Rusia y Turquía no lo consideran como tal. “Israel tiene el derecho legítimo de defenderse y ahora vemos las imágenes de cómo están llegando los misiles de Hamás a ese territorio y pareciera que es impresionante, pero son muy pocos los que llegan porque hay un Domo de Hierro que impide que los misiles caigan sobre Israel, esto no lo tiene Cisjordania ni tampoco Gaza.
“Entonces, cuando llega la respuesta del gobierno israelí, sí penetra en Gaza, que a nivel mundial es una de las regiones más densamente pobladas. Se observa una situación crítica porque se supone que son asesinatos selectivos y que van dirigidos hacia los líderes de Hamás, pero cuando Israel ataca Gaza o Cisjordania es contra todos, por eso es bien conocido que la prensa no puede entrar en la Franja, porque hay evidencia de los ataques abiertos a edificios que producen daños colaterales, aunque estas dos regiones tienen grupos armados y la autoridad Palestina, en el caso de Cisjordania, no son ejércitos”, señala Sánchez Bernal.
En estos días Israel ha interceptado cientos de cohetes disparados por militantes palestinos durante el peor brote de violencia ocurrido en años en esa región. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés), anunciaron en Twitter que los cohetes se habían disparado contra las regiones central y sur de Israel en un lapso de 38 horas.
En el tuit, las IDF añadieron: “Esto. Debe. Parar.” Hidai Zilberman, vocero de las IDF, indicó que el sistema de defensa del país, conocido como Domo de Hierro, había interceptado entre 85 y 90 por ciento de los cohetes disparados contra Israel.
El Domo de Hierro utilizado por Israel es un sistema de defensa diseñado para interceptar y destruir cohetes de corto alcance y proyectiles lanzados desde una distancia de 4 a 70 kilómetros. El sistema, desarrollado por la empresa Rafael Advanced Defense Systems, se creó como defensa a la amenaza sobre la población israelí frente a la caída de cohetes procedentes de las fronteras norte y sur.
Este método tecnológico entró en operaciones 2011. El Domo de Hierro también es capaz de interceptar aeronaves a una altitud máxima de 10,000 metros, por lo cual es considerado uno de los mejores escudos de misiles operativos.
UNA GRAN GUERRA ES POSIBLE
Las fuerzas armadas de Palestina hasta el momento siguen sin ser comparables con el ejército de Israel, uno de los más poderosos a escala mundial. A esto se suma que Israel ha desarrollado técnicas de ataque altamente tecnológicas como la ciberseguridad, y en estos momentos se vive de su lado una guerra con drones, más el Domo de Hierro, “el cual nunca vemos en televisión porque es prácticamente invisible, pero está ahí. “Lamentablemente a veces se tiende a decir que las fuerzas y agrupaciones consideradas como ‘terroristas’, tal es el caso de Hamás y la Yihad islámica, están afectando el orden internacional, pero se avala la violencia por parte de los Estados”, agrega la doctora.
La filósofa y teórica política alemana Hannah Arendt explicó en su obra sobre el totalitarismo que no se puede resarcir una injusticia con otra justicia, pero fue lo que sucedió en 1948 —durante la repartición del territorio—, lo cual se padece hasta el día de hoy.
Existe una injusticia que se trató de resarcir, pero que generó otra injusticia como los desplazamientos de palestinos que pasaron a convertirse en refugiados.
La doctora Sánchez Bernal indica que, dejando de lado los gobiernos, las poblaciones palestina e israelí están cansadas de la guerra. “La gran pregunta es: ¿Por qué la paz no llega cuando así se quiere? Es porque hay intereses políticos nacionalistas, pero también externos, alrededor de este conflicto, que ha servido de pretexto para evitar la intención de Irak e Irán de ayudar a Hamás, y en otro punto Rusia y China tienen un doble juego como supuestos aliados de Palestina e Irán, pero al mismo tiempo lo son de Israel”.
En cuatro días de violencia entre el grupo armado Hamás e Israel, hasta este jueves van 83 muertos, entre ellos, 17 niños, de lado de Palestina. En el cuarto día de la escalada de violencia entre Israel y el grupo armado palestino Hamás, esta se recrudeció en dos frentes: intensificación de los bombardeos en la Franja de Gaza, desde donde los movimientos palestinos siguen lanzando cohetes en dirección a Israel, y los disturbios en varias ciudades símbolo hasta ahora de la cohabitación árabe-israelí.
“Detengan el fuego de inmediato. Estamos escalando hacia una guerra a gran escala”, escribió en su cuenta de Twitter el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en Oriente Medio, Tor Wennesland. “El costo de la guerra en Gaza es devastador y lo está pagando la gente común. La ONU está trabajando con todas las partes para restablecer la calma. Detengan la violencia ahora”, agregó.
Sin embargo, por segunda ocasión en dos días, Estados Unidos se opuso a que el Consejo de Seguridad de la ONU se reúna de urgencia el viernes para dialogar sobre el estallido de violencia entre israelíes y palestinos. “Mañana no habrá reunión del Consejo de Seguridad”, dijo este jueves a la AFP un portavoz chino, cuyo país preside actualmente el organismo. “Estados Unidos no está de acuerdo con una reunión mañana por videoconferencia”, dijo un diplomático.
Según otra fuente diplomática, a Washington le gustaría que dicha reunión no se celebrara hasta el martes, lo que le quitaría gran parte de su urgencia. La especialista en temas de Oriente Medio explica que una gran guerra sí es posible.
“Estamos en un momento crucial, estamos ante un polvorín porque la situación de desalojo en esta ocasión solamente es un caso de tantos, y aunque pareciera solamente un pleito legal, desde 1948 los desalojos no se han detenido, incluso a la fecha hay gran cantidad de palestinos que aún conservan las llaves de sus casas pensando que algún día podrán regresar. “Pero a partir de 1950 el gobierno israelí promulgó una ley que indica que si los palestinos salen de sus hogares esto se toma como un abandono de propiedad ‘por decisión propia’, cuando ellos son obligados a dejar sus tierras. Es en estos espacios donde los israelíes se asientan porque se les otorga el derecho a quedarse con esas propiedades, el caso actual de Jerusalén Este es solo un hecho más de muchos desalojos padecidos por palestinos”. Ello lleva a que Palestina se manifieste, en consecuencia, la violencia crece cuando Israel intenta evitar las protestas. La ira se está acumulando.
“El lunes pasado se pidió al gobierno israelí que tratara de calmar la situación y la respuesta no fue calmar los ánimos, fue enviar a las fuerzas de seguridad israelíes a la mezquita cuando la población estaba rezando, no se les permitió rezar. “Esta reacción en vez de calmar los ánimos intensificó la violencia y generó una reacción mucho más iracunda de parte de la población palestina, lo que hace que Israel responda e incluso se justifique la violencia por parte de ese gobierno sin tomar en cuenta lo que antes pasó”.
RESTRICCIONES DE ACCESO A RECURSOS NATURALES
Además de decidir a dónde pueden ir y a quién pueden ver los palestinos, Israel también controla su acceso al agua potable y lo restringe arbitrariamente. Los israelíes consumen al menos cuatro veces más agua que los palestinos que viven en los Territorios Palestinos Ocupados (TOP), explica Amnistía Internacional.
“El restrictivo suministro de agua a la población palestina por Israel no permite cubrir las necesidades básicas de la población palestina ni supone una distribución justa de los recursos hídricos comunes. “Las piscinas, praderas bien irrigadas y grandes fincas de riego de los asentamientos israelíes en territorio ocupado —verdes y frondosas incluso en plena estación seca— contrastan enormemente con los áridos y resecos pueblos palestinos adyacentes, cuyos habitantes consiguen a duras penas agua suficiente para lavar, ducharse, cocinar o beber, y todavía les resulta más difícil regar sus cultivos”, denuncia Amnistía Internacional.
50 AÑOS DE VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS
Un 95 a 99 por ciento de causas celebradas ante tribunales militares israelíes en la Cisjordania ocupada han terminado en fallos condenatorios contra palestinos; los colonos judíos israelíes son juzgados ante tribunales civiles.
No hay ninguna investigación penal abierta sobre las más de 1,000 denuncias de tortura presentadas ante Israel desde 2001: “La tortura sigue sin estar tipificada como delito en la legislación de Israel, y esto propicia que los presos palestinos sufran tortura y otros malos tratos bajo la custodia israelí.
“Israel ha establecido también tribunales militares que no garantizan el procesamiento de las personas palestinas con las debidas garantías para un juicio justo. Prácticamente todas las causas elevadas ante tribunales militares se resuelven con fallos condenatorios. La mayoría de las sentencias condenatorias se dictan tras declararse culpable el propio acusado, porque los palestinos acusados de delitos saben que el sistema en su conjunto es tan injusto que su condena es segura y les impondrán una pena más larga si van a juicio”, informa Amnistía Internacional.
A lo largo de medio siglo, la ocupación de Cisjordania —incluida Jerusalén Oriental— y la Franja de Gaza por Israel ha dado lugar a violaciones sistemáticas de derechos humanos contra su población palestina, señala el organismo internacional.
Las cifras de esta organización indican que, en 50 años de asentamientos, más 600,000 colonos judíos israelíes viven en tierras palestinas ocupadas. Más de 100,000 hectáreas de terreno palestino ha sido el que se ha apropiado Israel desde 1967 y más 4.9 millones de palestinos sufren restricciones de circulación a diario.
LA ONU: UN OBSERVADOR PASIVO
La Organización de las Naciones Unidas ha sido un observador pasivo, comenta la doctora Sánchez Bernal, esto porque tanto en la resolución 181 y en las negociaciones de paz como en otros momentos el organismo no ha cimentado ni ha puesto las políticas reales para que se genere una solución al conflicto.
En tanto, agrega, el Consejo de Seguridad no ha tenido la capacidad de resolución de conflictos. “Considero que, si la ONU hubiese intervenido con antelación en la firma de los acuerdos de Abraham, el 15 de septiembre de 2020, y se hubiese escuchado a los palestinos, tal vez en este momento no estaríamos en esta escalada de violencia”, sentencia la especialista.
Este jueves, el presidente ruso Vladimir Putin y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidieron el cese de la violencia entre israelíes y palestinos. “Ante la escalada del conflicto palestino-israelí [ambos dirigentes] determinaron que la tarea principal es el cese de la violencia entre ambas partes y la garantía de la seguridad de la población civil”, indicó el Kremlin tras la videollamada entre ambos dirigentes.
Putin y Guterres volvieron a expresar su apoyo a la solución de dos Estados con base en las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Por ahora Israel ha desplegado tanques y vehículos blindados a lo largo de la frontera con el enclave palestino, desde el miércoles por la noche se pronosticó un ataque terrestre por parte del país hebreo. Mientras, tres cohetes fueron disparados desde el sur de Líbano hacia Israel, de acuerdo con una fuente militar libanesa.
Publicado por: Emma Landeros
Publicado en cooperación con Newsweek/