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El significado del árbol de Navidad es más interesante de lo que imaginas
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El significado del árbol de Navidad es más interesante de lo que imaginas

Desde los cristianos, los babilonios y los romanos hasta la esquina de la sala de tu casa. Comenzó como un ritual pagano adoptado por los hombres que adoraban a Cristo, con distintos símbolos que representaban las luces invernales y, otros, el pecado original. Pero, ¿te has preguntado por dónde viajó ese árbol de Navidad antes de llegar a tu hogar?

Durante los siglos II y III d. C. los romanos colgaban laureles en las puertas de sus casas y encendían luminarias como una alegoría de las luces que destellaban en el norte de Europa durante el final del año. Asimismo, el ritual se hacía durante las fiestas saturnales, tradición con el objetivo de alegrar al pueblo tras la dura derrota durante la guerra contra los cartagineses.

Sin embargo, fue la cultura celta la que comenzó con el hábito de decorar robles con frutas y velas durante las fiestas del invierno: un símbolo de la fertilidad y la regeneración.

Por otro lado, el árbol navideño como ahora lo conocemos data del siglo XVII en Alemania, cuando en el año 1605 aproximadamente se registró el uso de los árboles para representar el frío de la Navidad.

Cerca de 200 años después se comenzó a esparcir por el resto de Europa, y llegó a Finlandia en el siglo XIX, junto a territorios como Inglaterra y España.

En cuanto a su historia religiosa, se remonta hasta la anécdota bíblica de Adán y Eva: representa al árbol de la vida o la vida eterna, desde el que colgaba el pecado original; su forma conífera, trazando un triángulo, alude a la santa trinidad, conformada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

De igual forma, los elementos decorativos tienen un significado apegado a la espiritualidad católica y cristiana: la estrella, usualmente acomodada en la punta del árbol, es la fe que guía la vida del cristiano; mientras, las esferas, colgadas de las ramas, son las manzanas de la tentación y los dones que Dios otorgó al hombre.

Por su parte, los lazos, envueltos alrededor de las hojas, representan la unión entre familias; y, por último, las velas o luces representan la luz de Cristo.

Los colores navideños también poseen conceptos religiosos. El azul es para las oraciones de reconciliación; el plata, para el agradecimiento; el oro, para las alabanzas; el verde, para la fortaleza y abundancia.

Como todas las tradiciones, hoy en día el árbol de Navidad ha perdido su significado y propósito antropológico; en el presente se utiliza como un mero elemento de decoración y parafernalia para la época navideña alrededor del mundo, independientemente de la inclinación religiosa.

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