Aunque los primeros estudios indican que la variante ómicron provoca síntomas leves en comparación con otras cepas del covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que su propagación podría incrementar las hospitalizaciones de forma considerable.
Ante ello, diversas naciones han establecido distintas medidas de protección sanitaria.
Catherine Smallwood, una de las principales responsables de la OMS en Europa, mencionó que “un rápido aumento de ómicron, como el que observamos en varios países, provocará un gran número de hospitalizaciones. Sobre todo, entre los no vacunados”.
La experta también informó que los datos preliminares que han lanzado los primeros estudios sobre un menor riesgo de hospitalizaciones deben ser tomados con discreción, pues la mayoría de los casos son de “poblaciones jóvenes y sanas en países con altas tasas de vacunación”.
Algunos de ellos, realizados en Sudáfrica, Inglaterra y Escocia, demuestran que la variante parece causar un menor número de hospitalizaciones por gravedad del paciente.
Sin embargo, estos datos todavía se encuentran en revisión y no están completos.
Los científicos han concretado que una tasa mayor de contagios podría anular la ventaja que representa una variante menos agresiva.
De igual formal, no están seguros si la menor gravedad de consecuencias es parte intrínseca de la variante o si está relacionada con que afecta a sectores de la población que ya se encuentran vacunados.
Aunque la variante ómicron parece ser más inofensiva que sus precedentes, el miedo por un nuevo colapso económico y social está en la agenda de muchos países, los cuales emprenden medidas de prevención y protocolos sanitarios para evitar una nueva crisis de salud.
Entre estas naciones se encuentra China, que confinó a cientos de miles de ciudadanos para contener el brote de la nueva variante y no terminar con un récord de contagios nuevo como le sucedió a Estados Unidos y algunos territorios europeos.
Por ello, provincias como Xi’an y Yan’an están bajo estrictas restricciones sanitarias.
En el viejo continente, diversos líderes han impulsado la jornada de inoculación de la dosis de refuerzo, así como la implementación de medidas restrictivas.
En Finlandia, los viajeros que no se encuentren inmunizados contra el virus no podrán entrar en la región, incluso si presentan una prueba con resultado negativo.
Por su parte, Suecia, Austria y Dinamarca piden una prueba negativa junto al certificado de vacunación.
Francia ha sido uno de los más radicales en cuanto a protocolos de prevención al gestionar un nuevo “pasaporte sanitario” para personas completamente vacunadas. Con dicho documento, la población podrá dar acceso a restaurantes, cines y diversos servicios.
En el territorio alemán se han introducido nuevas restricciones, como reuniones con menos de diez personas vacunadas, la clausura de clubes nocturnos y la celebración de eventos deportivos a puerta cerrada.
No obstante, muchos residentes no están de acuerdo con todas las medidas. El lunes pasado, miles de manifestantes salieron a las calles en Alemania para protestar contra algunos protocolos impuestos por el gobierno lanzando botellas y fuegos artificiales a las autoridades. El evento dejó a aproximadamente 12 agentes heridos.
En el continente americano, el presidente estadounidense Joe Biden informó que “ómicron es una fuente de preocupación, pero no debería ser una fuente de pánico”.
Pero las cifras en Estados Unidos han sido todo lo contrario a reconfortantes, pues se acercan al récord de 250,000 contagios que se registró en enero de este año.
Publicado en cooperación con Newsweek México