El Instituto de Estadística de ese país dio a conocer este lunes que la inflación interanual trepó hasta el 36,08% en diciembre, la tasa más alta desde septiembre de 2002, año marcado por la llegada al poder del actual presidente Recep Tayyip Erdogan.
Según publicó LPO España, este dato hizo sonar las alarmas en Turquía, puesto que la inflación de noviembre se ubicó en el 21,31%. Las autoridades turcas explicaron que el aumento de precios se debe al incremento interanual en los sectores del transporte (54%) y los alimentos (44%). Sin embargo, el problema para el gobierno es que su objetivo de inflación era por lo menos siete veces menor.
El gobierno de Erdogan también está preocupado por la devaluación de la lira turca, cuya depreciación en 2021 fue del 45% y este lunes retrocedió en relación con el dólar y el euro. La oposición al mandatario desconfía de las cifras del Instituto de Estadística. Un grupo de economistas independientes marca el índice anual de inflación en el 82,81%.
La libra está en caída libre y el presidente no logra que su equipo económico pueda revertir la tendencia. Erdogan insiste en rebajar los tipos de interés a pesar de las advertencias de los economistas. Detrás de este apuro no solo está la recuperación post pandemia, sino el horizonte electoral de 2023. El mandatario quiere ser reelegido nuevamente y los datos económicos lastran sus posibilidades.
Si la economía sigue en declive, las protestas podrían arreciar en Turquía y la oposición podría plantear un adelanto de las elecciones previstas para junio del año próximo. Erdogan sigue presionando al Banco Central, pero los turcos comienzan a resguardar sus ahorros a través de divisas y oro. En lo inmediato, el presidente ha reunido a su gabinete para intentar dar una respuesta articulada y rebajar el temor entre la población.