Las colillas son el residuo más desechado de todo el mundo sumando anualmente cerca de 766,6 millones de kilogramos de basura tóxica.
La producción anual de cigarrillos a nivel mundial supera los seis billones. En cada uno de ellos hay filtros compuestos principalmente de microplásticos conocidos como fibras de acetato de celulosa.
Cuando se desechan de forma inadecuada, las colillas se descomponen por la acción de la luz solar y de la humedad ayudando a desprender esos microplásticos, metales pesados y muchas otras sustancias químicas impactando en la calidad de los ecosistemas.
Las colillas son el residuo más desechado de todo el mundo sumando anualmente cerca de 766,6 millones de kilogramos de basura tóxica. Asimismo, son el residuo más común en las playas aumentando la susceptibilidad de los ecosistemas marinos a las descargas de microplástico.
Cuando se ingieren, las sustancias químicas nocivas de los microplásticos ocasionan la mortandad a largo plazo de la vida marina. Por lo anterior, aves, peces, mamíferos, plantas y reptiles mueren.
Posteriormente, estas sustancias tóxicas entran en la cadena alimenticia y conllevan graves impactos en la salud de las personas. Estos cambios son genéticos, daños cerebrales y afectaciones en la velocidad de la respiración, entre otras.
La asociación surge gracias a la campaña Mares Limpios, una coalición mundial formada por 63 países dedicada a acabar con la contaminación marina por plásticos.
Esta nueva alianza une la experiencia de ambos organismos en materia de salud y de políticas públicas de los productos derivados del tabaco junto a la investigación y la promoción del PNUMA sobre la contaminación por plásticos.
La campaña en las redes sociales buscará la participación de personas influyentes, e involucrará a los Embajadores de Buena Voluntad del PNUMA y de los Jóvenes Campeones de la Tierra.
El informe del PNUMA, sobre “De la contaminación a la solución” muestra que, en los últimos años, la contaminación por plásticos ha crecido considerablemente en los ecosistemas acuáticos. Se prevé que se duplique con creces para 2030. Esta situación traería consecuencias nefastas para la salud humana, la economía mundial, la biodiversidad y el clima.
Publicado en cooperación con Newsweek México