“Es una gripecita”, “Los medios sobredimensionan el problema”, “Si yo me contagiara no tendría de qué preocuparme”. El presidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien constantemente minimizó la gravedad del brote de coronavirus, dijo ayer que las vacunas para el COVID-19 no serán obligatorias cuando estén disponibles.
«Mucha gente quiere que la vacuna se aplique de forma coercitiva, pero no hay ninguna ley que lo disponga», dijo el derechista Bolsonaro en un chat en vivo por Facebook con sus seguidores.
El vicepresidente Hamilton Mourão sostuvo más temprano que la vacunación es inevitable para combatir la pandemia en Brasil, pero destacó que está firmemente en línea con la postura de Bolsonaro.
«No hay forma de que el gobierno, a menos de que vivamos en una dictadura, obligue a todos a vacunarse», dijo Mourão en una entrevista radial.
Brasil, que tiene el segundo peor brote de la enfermedad por detrás de Estados Unidos, registra más de 4 millones de casos confirmados de coronavirus y el número oficial de muertos asciende a 124.614, según el Ministerio de Salud.
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