Este martes se llevó a cabo un evento en el Capitolio de los EEUU, en Washington, para presentar el informe «El español en la política de EE.UU», que publica cada dos años el laboratorio de ideas español The Hispanic Council.
Allí se reunieron varias de las organizaciones más importantes dedicadas al progreso de la comunidad hispana en el país, y pidieron a los políticos incrementar el uso de la lengua española si desean captar el voto latino, cada vez más significativo en términos electorales.
Al respecto, la presidenta del Instituto de Liderazgo Hispano en el Congreso (CHLI), Mary Ann Gómez, pronosticó: «Creo que vamos a ver más y más congresistas que no son hispanos usar tanto el español como el inglés«. Y coincidió con Jennice Fuentes, fundadora de Fuentes Strategies y exjefa de Gabinete en la Cámara de Representantes, quien señaló que el bilingüismo «es una ley, no un favor que se le debe hacer a nadie».
En efecto, Fuentes citó el Título VI del Acta de Derechos Civiles de 1964, en el que se indica que cualquier empresa que recibe asistencia federal debe ofrecer sus servicios en un idioma que pueda entender la gente que no habla inglés.
Sin embargo, recalcó que en la Cámara de Representantes solamente 74 congresistas de los 441 (el 16,8%) utilizan el español en sus comunicaciones digitales. En tanto, en el Senado las cifras son algo más altas: lo usan 28 de los 100 senadores.
Por su parte, Daniel Ureña, presidente de The Hispanic Council, se mostró optimista a partir de observar, por un lado, una tendencia hacia un mayor uso; y, por otro, una transversalidad que abarca tanto a demócratas como a republicanos. «Tradicionalmente ha habido más conciencia por parte de los demócratas de interactuar con los hispanos, pero yo creo que eso se ha superado, y yo creo que cada vez más tanto los republicanos como los demócratas son más conscientes de la importancia del voto hispano», le dijo a la agencia EFE.
Sobre este punto, admitió que todavía existe una gran diferencia entre demócratas y republicanos. En el caso del Senado, apenas un 8% de los segundos utilizan el español en sus comunicaciones, mientras que casi la mitad de los demócratas lo hacen. En la Cámara de Representantes lo usa un 28% de demócratas, contra un 5% de los republicanos.
Pero un dirigente afín a los republicanos, el presidente de la Asociación Latina por los Principios Conservadores, Alfonso Aguilar, ensaya una explicación: los latinos asimilan rápidamente la cultura local y usan cada vez menos el español. «Hemos visto en estudios que el hispano ya en la tercera generación no le gusta que le etiqueten como hispano. O sea, se siente americano», aseveró.
En ese mismo sentido, el exjefe de la Oficina de Ciudadanía durante la presidencia de George W. Bush (2001-2009) descartó que hablar en español atraiga votos suficiente como para ganar elecciones, y puso el foco en «la batalla de las ideas». Por caso, enfatizó que las posturas más progresistas de los demócratas, como las vinculadas al aborto o a las restricciones a las armas, acercarían a los votantes hispanos a la derecha.
Pero Ureña discrepa: «Yo creo que el español es visto como un tesoro, como un legado cultural, y creo que sigue siendo algo que las familias hispanas valoran«. Por eso, rechaza que el español se vea «como sinónimo de no americano».