La antigua ciudad de Amatunte, en la actual Chipre, es un punto clave para los arqueólogos que indagan en la historia del Mediterráneo y de todo el mundo occidental. Las evidencias aseguran que la humanidad está presente allí desde la Edad de Hierro, por el 1.100 a.C.
Pero las excavaciones allí fueron descubriendo capa tras capa de eras históricas y ayudan a reconstruir la vida en las distintas épocas, además de la influencia de las distintas culturas y la aparición de nuevas tecnologías. Y, por supuesto, también ayuda a interpretar la geopolítica de una región que, al mismo tiempo, une y divide a oriente y occidente.
En Amatunte, ubicada en el sur de la isla, se halló un antiguo puerto, que pudo haber sido construido entre el 312/311 a.C. y 294 a.C., cuando Chipre era epicentro del conflicto entre los sucesores de Alejandro Magno. Eso sí: fue encontrado sumergido bajo el mar, frente a las costas.
De acuerdo a las investigaciones, habría sido construido como una base naval, teniendo en cuenta su estrecha entrada, aunque no descartan que pueda haber sido usado también como terminal comercial, en un área sumamente dinámica.
Bajo el agua durante siglos, se desarrolló en su entorno una amplia y diversa vida marina. Se convirtió en un verdadero arrecife que permite el desarrollo de la flora y la fauna, enmarcada por uno de los puertos antiguos mejor conservados del Mediterráneo.
Y ahora también prospera allí el turismo, porque se convirtió en el primer parque arqueológico subacuático de Chipre. Los visitantes pueden encontrar allí naturaleza e historia, a través de la práctica del buceo o el snorkeling.
Las visitas a este nuevo parque se pueden combinar con la gran propuesta arqueológica de Chipre. Muchos de sus tesoros fueron llevados a los grandes museos de Nueva York, Francia o el Reino Unidos, pero todavía se conservan piezas de gran relevancia en el Museo de Chipre, en Nicosia, y en el Museo Arqueológico de Limasol, ciudad cuyos hoteles se estima que puedan estar construidos sobre la antigua necrópolis.