En los últimos años, los deportistas que representan a la Argentina en torneos como los Juegos Olímpicos o Panamericanos hicieron cada vez más visible sus reclamos por los montos que reciben de las becas del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD).
Federico Pizarro, jugador de la Selección Argentina de handball, reavivó el debate con un posteo en las redes sociales, en donde reveló que el dinero que cobran para su preparación la mayoría de los atletas es menor al de un Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM).
“¿Querés dedicarte a ser deportista de elite? ¿Sos del interior, de Gran Buenos Aires o de Capital y tenés que ir al CENARD a prepararte? ¿Cómo haces para costear alquiler, alimento, transporte, etc., con una beca que no se acerca ni siquiera al sueldo mínimo?”, escribió el jugador.
Según los últimos aumentos estipulados por el Gobierno nacional, desde junio de este año el monto del SMVM es de $45.540, con un incremento para agosto que lo llevará a $47.850. Mientras tanto, gran parte de los representantes argentinos reciben becas por un total de $32.805, y solo unos afortunados pueden superarlo.
Los problemas por las ayudas económicas del ENARD datan de décadas, pero fue desde 2017 que se acrecentaron, cuando el entonces presidente Mauricio Macri modificó el artículo 39 de la Ley 26.573 sobre la financiación del organismo.
Hasta ese entonces, los recursos del ente autárquico eran obtenidos mediante una alícuota del 1% en las facturas de la telefonía celular. Pero tras aquel cambio, las partidas pasaron a depender del Tesoro Nacional, lo que hizo que dependa del Gobierno de turno.
Queres dedicarte a ser deportista de Élite ? Sos del interior, de gran Buenos Aires o de Capital y Tenes q ir al Cenard a prepararte ?. Cómo haces para costear Alquiler, Alimento, Transporte etc con una beca que no se acerca ni siquiera al Sueldo mínimo vital y móvil? pic.twitter.com/nubQGN2qkq
— Fede Pizarro (@fedepizarro03) July 20, 2022
Según el reglamento del ENARD, de este monto salen los montos para las becas de deportistas de elite, jóvenes proyectos y también de entrenadores. En el caso de los atletas, se estipula que “la beca está destinada específicamente a la capacitación, preparación y entrenamiento para la participación en competencias de alto rendimiento”.
Este beneficio se otorga acorde a los logros obtenidos por cada deportista. Para el 2022, existen dos tipos: las becas olímpicas, con miras a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 y los de Invierno de Milán-Cortina 2026; y las becas panamericanas, con proyección a los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023.
Con respecto a las olímpicas, sus montos son de $106.070 para los medallistas de Tokio 2020, que luego debe ser revalidado en el último Campeonato Mundial. En cuanto a quienes tienen “tendencia en los resultados que pronostiquen condiciones objetivas de podio olímpico” en París 2024 o Milán-Cortina 2026, el monto baja a $74.358.
Pero la mayoría, según advierte Pizarro, se ubica en el rango de las becas paralímpicas, que constan de cuatro tipos: los campeones panamericanos o con “logro superior con perspectivas de medalla dorada en Santiago 2023” reciben $48.114; los medallistas panamericanos con perspectivas de podio cobran $32.805; y los clasificados nominales a Santiago 2023 o medallistas de campeonatos sudamericanos con posibilidades de participación reciben $24.057.
“¿Pagar un alquiler, cargar la SUBE, buena alimentación o suplementación con estos montos? Claramente los/las que quieran ser deportistas de élite tienen que tener otros trabajos que ocupen 6 u 8 horas de sus días para poder subsistir”, expresó el jugador de handball.
A esto se suman las revisiones que hace el ENARD para que un deportista mantenga o pierda las becas. “Si te preparaste uno, dos o tres años, llegás a una final por medalla y perdés, bajas de categoría, y hasta que no puedas ganar otra vez seguís recibiendo una beca más baja”, remarcó Pizarro.
Esta situación fue denunciada por el palista Rubén Rézola, quien tras su participación en Tokio 2020 recriminó que le quitaron la beca por no acudir a una concentración, una obligación que tienen los atletas becados. “Tuve hasta que trabajar para pagar mi alquiler y gastos. Mi vieja, mi novia y mi familia tuvieron que ayudarme”, admitió.
