Apenas asumido como presidente de Colombia, Gustavo Petro puso en marcha su promesa de retomar los acuerdos de paz sellados en La Habana en 2016, que habían quedado paralizados ante una nueva escalada de violencia por parte de grupos que no habían aceptado la desmovilización.
En las últimas semanas, representantes diplomáticos colombianos y también cubanos se reunieron para ratificar la reanudación de una agenda de diálogo, y los primeros guiños por parte de las guerrillas han comenzado a verse plasmados en los últimos días.
En una “señal de buena voluntad”, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) liberó a cinco miembros del Ejército y a un policía que había secuestrado entre junio y agosto en la frontera con Venezuela. A través de un comunicado, el grupo aseguró que se trata de un gesto humanitario para favorecer los acercamientos.
Poco después de ese anuncio, la Defensoría del Pueblo de Colombia confirmó que recibió a dos suboficiales, tres soldados y un miembro de la Policía en Arauca. Pero informaba también que se encontraba disponible para dar cobijo a todas las personas que todavía se encuentran en cautiverio.
Vale recordar que el proceso de paz iniciado en 2014 y sellado en 2016 fue interrumpido en 2019, luego de un atentado suicida en Bogotá que mató a 23 personas, en la escuela de cadetes de la Policía. Ese ataque había sido reivindicado por el ELN.
Según lo cuenta Télam, el senador Iván Cepeda, que se encuentra en Cuba como parte del equipo negociador, sostuvo que el Gobierno colombiano no tiene prescritas las condiciones para el ELN, sino que se busca un verdadero diálogo que permita el cese de las hostilidades de manera bilateral.
Asimismo, el legislador celebró que Bogotá accediera a “respetar los protocolos pactados, reconocer la legitimidad de nuestra delegación de diálogos, de garantizar las medidas políticas y jurídicas que permitan la reanudación de las conversaciones, en la búsqueda de la paz con transformaciones y justicia social».