Tras la intervención de EEUU y Rusia, este jueves finalmente se logró sellar un acuerdo de alto el fuego entre Armenia y Azerbaiyán, que desde hace días mantienen enfrentamientos armados en la frontera, con un saldo de al menos 155 muertos.
Ambas naciones mantienen desde hace décadas un conflicto territorial limítrofe, que se ha acentuado en las últimas semanas en torno a Nagorno Karabaj, un enclave azerí con una población mayoritariamente de etnia armenia y de religión cristiana, y se acusan mutuamente de “provocaciones” que derivaron en acciones militares.
Ante el temor de una escalada, el Departamento de Estado de los EEUU, el Gobierno ruso, la Unión Europea y también Turquía (que apoya militar y políticamente a Azerbaiyán) habían pedido poner fin a los enfrentamientos y retornar a la senda del diálogo.
La firma del alto el fuego fue anunciada por el secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, Armen Grigorian, en un mensaje en la televisión estatal de su país, en el que aseguró que confiaba en que su contraparte “continúe cumpliendo” el compromiso. Poco antes, Azerbaiyán había ofrecido una tregua, pero había sido rechazada.
Vale recordar que los choques se iniciaron el lunes, luego de que el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, denunciara que su vecino había avanzado para quedarse con 10 km² adicionales sobre territorio armenio. El martes Armenia había confirmado la muerte de 49 soldados, pero la escalada se cobró más de 150 vidas
En este contexto, el premier había dicho que podría “tomar decisiones difíciles” en aras de la paz y la estabilidad. Esto fue interpretado por la población armenia como un indicio de que podría ceder territorios y la gente salió a las calles de Ereván (especialmente ante el Parlamento) a reclamar la destitución de Pashinian, que tuvo que dar explicaciones. “Queridos compatriotas, los exhorto a no dejarse manipular; ningún documento fue firmado ni va a ser firmado”, sostuvo en su cuenta de Facebook.
Armenia cuenta con el apoyo de Rusia, que incluso tiene una base militar en ese país y desde 2020 cuenta allí con miles de efectivos destinados a sostener la paz y defender la línea fronteriza. Azerbaiyán, un importante jugador del mercado del petróleo y el gas, es impulsado por Turquía, país que se ofreció a mediar entre Rusia y Ucrania. Esta situación mantiene en vilo a Europa, que ve en esta escalada una potencial nueva guerra que podría afectar la economía de la región.
El conflicto puntual se inició en 1988, cuando la región de Nagorno Karabaj decidió separarse de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Desde entonces se vive un clima de tensión que explotó en septiembre de 2020, cuando se produjeron enfrentamientos armados que provocaron fuertes bajas en ambos bandos. Allí se logró un alto el fuego gracias a la mencionada mediación de Rusia, y ese es el alto el fuego que ambas partes se acusan de haber roto esta semana. Esta mañana, a pesar del pacto, Armenia denunció que se produjeron nuevos ataques.
