Tal como pasó desde principio de año para cada mínimo avance remotamente relacionado con el gasoducto Néstor Kirchner, el Gobierno organizó un acto oficial para celebrar el suceso. En este caso, se trató del despacho de miles de caños abandonados que servirán para iniciar otros dos gasoductos que forman parte del Programa Transport.ar.
Se trata del trazado Mercedes-Cardales y la ampliación del Neuba II, ambas construcciones localizadas en la provincia de Buenos Aires. En el primer caso, es un tendido de 80 km que buscará vincular el sistema de transporte de gas norte y sur, servirá para conformar un canal adicional de alimentación del anillo del AMBA, diversificar las opciones de abastecimiento y otorgar mayor seguridad de abastecimiento a las centrales de Ciclo Combinado. Respecto al segundo, consiste en un loop de 29 km requerido para facilitar el traslado adicional del gas que ofrecerá el gasoducto Néstor Kirchner.
En total, para estas dos iniciativas, se enviarán unos 7.444 tubos de 30 y 36 pulgadas de diámetro, que fueron construidos para otras obras paralizadas por el macrismo y que en los últimos años permanecieron abandonados en Campana y Ensenada bajo custodia aduanera.
Desde Enarsa indicaron que los caños fueron sometidos a pruebas de calidad y su puesta a punto representa una recuperación de alrededor de US$ 100 millones.
Por su parte, los caños del propio gasoducto Néstor Kirchner empezarán a ser fabricados en los primeros días de octubre en la planta de Tenaris-Siat en Valentín Alsina, donde esperan por las chapas provenientes de Brasil para iniciar el proceso de curvatura de las mismas y soldadura de caños.
Según indican desde Enarsa, a fines de octubre se podrán realizar los primeros despachos de caños finalizados hacia los tres frentes de obra y se necesitará una logística aceitada a la perfección para poder cumplir con la meta de habilitación para el 20 de junio del 2023. El plan previsto contempla el envío de un camión cargado cada siete minutos y el tendido de seis kilómetros de caños por día, lo que demanda un mínimo de 3 meses y medio, siempre que no surja ninguna eventualidad de tipo climática, sindical o problemática de abastecimiento de insumos.
“Esta es la gran obra de transformación de la Argentina. Nos va a permitir acceder a energía a precios competitivos, sustituir importaciones, ahorrar divisas y generar más exportaciones”, indicó el presidente de Enarsa, Agustín Geréz, quien detalló que los caños despachados fueron comprados entre 2008 y 2012.
En tanto, Sergio Massa afirmó que la conclusión de la obra “va a cambiar definitivamente la matriz económica para a superar esos eternos ciclos de restricción y falta de dólares”, y lamentó que la misma no esté operativa en estos momentos, en una crítica al Gobierno anterior. “La falta de planificación de las políticas públicas nos trajeron dolores de cabeza; si el gasoducto estuviese terminado, Argentina se hubiera ahorrado US$ 4.900 millones este año”, concluyó.