En lo que va de 2022, Corea del Norte batió su propio récord de pruebas armamentísticas, que incluyen el lanzamiento de misiles balísitcos, en el marco de una fuerte escalada de la tensión en todo Oriente.
Esto se intensificó en las últimas semanas a raíz de las maniobras militares conjuntas entre las fuerzas armadas de EEUU y Corea del Sur y de la visita de la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, a Japón, a bordo de un portaviones que participó de los ejercicios.
La semana pasada, Pyongyang disparó al menos cuatro misiles balísticos de corto alcance sobre el mar, para mostrar su poder de respuesta. Y este martes por la mañana disparó otro que sobrevoló territorio japonés, poniendo en alerta a las autoridades de ese país.
Esto fue confirmado por el ejército surcoreano, quien había «detectado un presunto misil balístico de alcance intermedio que fue lanzado desde la zona de Mupyong-ri en la provincia de Jagang sobre las 7.23 horas de este martes (hora de Corea del Sur) y pasó por encima de Japón en dirección este».
En su comunicado, el Estado Mayor Conjunto surcoreano aseguró que el país se encontraba en “una posición de preparación completa y cooperaba estrechamente con Estados Unidos mientras reforzaba la vigilancia». Pero el pánico se apoderó de Japón, y desde Tokio se ordenó declarar en alerta a dos regiones, pidiendo a la población buscar refugio dentro de los edificios o bajo tierra.
«Se cree que un misil balístico ha pasado por encima de nuestro país y ha caído en el océano Pacífico. Este es un acto de violencia después de recientes disparos repetidos de misiles balísticos. Lo condenamos vigorosamente», afirmó el primer ministro del país atacado, Fumio Kishida.
Esta escalada se produce en medio de una parálisis de larga data en las relaciones de EEUU y Corea del Sur con Corea del Norte, y luego de que ese país anunciara que se encuentra avanzando en un programa para mejorar su arsenal de armas nucleares. El último ataque de estas características se había producido en 2017.
“NORMALIZACIÓN” DE LAS MANIOBRAS EN TAIWÁN
Pero, como se señalaba, no es el único foco de tensión en Oriente. Continúa la amenaza de China sobre Taiwán, que estalló luego de la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de los EEUU, Nancy Pelosi, a Taipéi.
Desde entonces, el gigante asiático no ha dejado de realizar maniobras con misiles frente a las costas de la isla y el Gobierno taiwanés acusa a China de querer “normalizar” el cruce de la línea fronteriza durante sus ejercicios.
Según lo informó este martes el Ministerio de Defensa taiwanés, los aviones chinos siguen cruzando de manera rutinaria la línea divisoria en el estrecho de Taiwán, a pesar de que el volumen de las acciones se ha reducido.
«En el futuro, las actividades de los aviones y barcos militares comunistas chinos que entren en nuestra zona de identificación de defensa aérea, crucen la línea media y se acerquen a zonas marítimas cercanas a la isla se irán normalizando», lamentó la cartera de acuerdo a Reuters.
Como parte de este conflicto de larga data, China sostiene que Taiwán es parte de su territorio y que detenta la soberanía, incluso en términos comerciales. Sin embargo, tanto EEUU como otros países mantienen vínculos comerciales directos e informales con Taiwán. Joe Biden declaró que mantendrá este estatus, pero prometió intensificar los acuerdos no oficiales, en el marco de una crisis global de la cadena de suministros, incluyendo los semiconductores.
Taiwán, que tiene 23 millones de habitantes, reiteró que defenderá su independencia y que reaccionará a las amenazas chinas. Para ello, vale señalarlo, históricamente cuenta con armamento y financiamiento de los EEUU.
Todo este escenario parece incrementarse a partir de la invasión de Rusia a China. Beijing advirtió que si Ucrania es aceptada para ingresar a la OTAN eso podría generar una reacción, incluso con armas nucleares.
