Las cadenas globales de valor (CGV) son sistemas de vinculación entre empresas en diversos países que integran eslabones productivos en diversas localidades. Según OCDE el 70% del comercio internacional total en el planeta (cuyo total, en 2021, ascendió a 24 billones de dólares -bienes y servicios-) ocurre dentro de las CGV.
En los últimos años, diversos acontecimientos crearon dificultades en las CGV: la pandemia y sus lockdowns, la revolución tecnológica que modificó la demanda relativa de insumos tecnológicos, las dificultades del transporte y la logística para responder a una economía mundial crecientemente asimétrica y acontecimientos geopolíticos (como la guerra en Ucrania).
Y las CGV sufren modificaciones: la nueva economía que acelera el valor intangible suma prestaciones a las que lo físico tradicional no se adapta fácilmente (ha sostenido el MGI que, si se mide adecuadamente, más de la mitad de todo el comercio mundial está compuesto por servicios), el liderazgo de empresas innovativas acelera reformas complejas para ciertos proveedores, y muchos problemas nuevos (sociales, ambientales, productivos, políticos) afectan su funcionamiento. La economía mundial, además, asiste a crecientes exigencias de calidad (estándares, requisitos, normas -públicas y privadas-) y la geopolítica redefine el valor relativo de las regiones y los países para inversiones y comercio.
Sostiene la Presidente del Banco Mundial Europeo, Christine Lagarde que el comercio mundial está padeciendo tres cambios:
• diversificación (las empresas que tercerizaron en cualquier parte del mundo su aprovisionamiento ahora quieren no depender de unos pocos proveedores y buscan trabajar con más para evitar dependencias),
• un “friendshoring” (luego de aquel indiscriminado offshoring de hace algunos lustros, buscando proveedores con escala y menores costos, ahora las empresas buscan proveedores en países confiables para evitar ser sometidas a sorpresas por afecciones políticas a la producción)
• y el paso del “just in time” (que pretendió garantizar el acceso a insumos ponderando que el proveedor, esté donde estuviera, garantice llegar a tiempo ajustándose a la velocidad de la producción) al “just in case” (elegir proveedores que garanticen soluciones ante eventuales problemas mundiales como los climáticos, los geopolíticos o los tecnológicos).
El mundo muta desde el paradigma del menor costo hacia el paradigma del mayor valor. Y las empresas eligen socias considerando condiciones que antes no tenían tamaña relevancia.
ECOSISTEMAS
Hace unos años, Ron Adner acuñó la expresión “ecosistemas” de empresas para definir esas alianzas que ya no operan linealmente (cadenas) sino en forma de red. Incluso, integrando proveedores inusuales a los tradicionales (la mayor cantidad de productos en el comercio internacional son los bienes intermedios) como universidades, inventores, financiadores, prestadores de servicios intangibles varios.
Un trabajo reciente de KPMG anticipa que las nuevas cadenas de valor internacionales tienen características novedosas:
• califican la ética de sus participantes,
• centran todo el proceso en el consumidor final más que en los pasos intermedios,
• valoran el componente tecnológico adecuado,
• integran decisiones “data-driven”,
• integran decisiones sobre la fuerza de trabajo para homogeneizar estándares y
• tienden a descentralizarse y enfocarse más (micro supply chains).
Para Argentina, que tiene una reducida participación de su comercio exterior en las CGV (el porcentaje de nuestras exportaciones que accede a CGV es la mitad que el promedio mundial) aparece entonces la necesidad de cambios diversos para el éxito internacional, entre las que están lograr mejores estrategias y más inversión en las empresas, mejores condiciones institucionales para ser elegibles como país y una economía más ordenada que justifique decisiones de mediano plazo de los actores económicos, más soporte tecnológico y logístico para agilizar el funcionamiento y una arquitectura de acuerdos de libre comercio de nuevo tipo que agilice la acción de las empresas.
(*) Marcelo Elizondo es especialista en economía internacional, director de la Maestría en Dirección estratégico-tecnológica del ITBA.