Luego de aprobar la segunda revisión del acuerdo con el Gobierno nacional, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que Argentina debe tomar medidas “más restrictivas” para estabilizar la economía y controlar la inflación.
Los datos surgen del informe “Las Américas: Navegando condiciones financieras más restrictivas”, en el que muestra la situación económica del continente y las proyecciones para nuestro país.
Según el documento, en Argentina “las vulnerabilidades internas y la incertidumbre en torno a las políticas, sumadas a un empeoramiento del entorno externo, están agravando las perspectivas”.
En ese sentido, remarcó que “la adopción de políticas más restrictivas en el marco del programa respaldado por el FMI será fundamental para apuntalar la estabilidad y contener la inflación”.
Con respecto a las proyecciones para este año, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva estableció que la inflación “se proyecta que ascenderá a 95% a finales de 2022”, mientras que espera que “el crecimiento del PIB real se modere a 4%”.
Sin embargo, advirtieron que “los riesgos a la baja predominan sobre estas perspectivas”. De cara a lo que será 2023, se prevé una caída en el crecimiento al 2%, mientras que el déficit fiscal primario pasará del 1,9% en 2022 al 1,4% el próximo año. Por su parte, la inflación bajaría al 60%.
En cuanto a lo que ocurre en América Latina y el Caribe, el FMI publicó que la región crecería un 3,6% este año, pero que caería al 1,6% en 2023.
Para el organismo, “la evolución económica reciente en las Américas ha estado dominada por el impacto de dos shocks mundiales distintos: la pandemia de COVID‑19 y luego la invasión de Rusia a Ucrania”. A esto, se suma “un tercer shock” con el “endurecimiento de las condiciones”, que “está ahora incidiendo en las perspectivas”.
Si bien señala que “la mayoría de las economías de las Américas se recuperaron con fuerza en 2021 y a comienzos de 2022”, las presiones inflacionarias “se acumularon debido a perturbaciones relacionadas con la pandemia, la adopción de políticas expansivas, el repunte de la demanda y el efecto que la guerra en Ucrania ha tenido sobre los precios de la energía y los alimentos”.
“En medio del endurecimiento monetario y financiero mundial, y la consiguiente ralentización del crecimiento mundial y la moderación de los precios de las materias primas, se prevé que la actividad se desacelere en toda la región de las Américas a finales de 2022 y en 2023, al tiempo que se espera que las presiones inflacionarias cedan gradualmente”, explicaron.