A días de las elecciones de medio término en los EEUU, el Gobierno de Joe Biden está buscando resolver un verdadero problema en su frontera sur: una ola de venezolanos que llegan sin papeles amparándose en una política señalada por los líderes republicanos como “permisiva”.
En los casi dos años de mandato, Biden tuvo un récord de arribos de migrantes ilegales desde México, incluyendo casi 187.000 venezolanos sólo en 2022. Los gobernadores republicanos de los estados fronterizos están enviando buses cargados de inmigrantes hacia estados gobernados por demócratas (incluso mandaron micros a la casa de la vicepresidenta, Kamala Harris, en Washington).
La administración del presidente ha sido acusada de no tener una respuesta y de estar haciendo colapsar los sistemas sociales en numerosos distritos (lo cual se vuelve más preocupante de cara al duro invierno boreal). En ese marco, el 18 de octubre se lanzó un programa para que al menos algunas de esas migraciones se realicen de manera legal.
Se trata del plan de patrocinadores, por el cual, una entidad o una familia estadounidense puede “patrocinar” la llegada de venezolanos, siempre que estén en condiciones de mantenerlos. Algunos de ellos lo harán por sus vínculos, otros por política (para ayudar a venezolanos a huir de su país, bajo el Gobierno de Nicolás Maduro) y otros, por simple caridad.
Según cuenta Reuters, una de estas patrocinadoras es la consultora de negocios del sur de la Florida María Antonietta Díaz, que lleva 25 años en EEUU y lanzó un programa humanitario al respecto. Se puso en contacto con venezolanos en busca de este patrocinio y ya consiguió la aprobación para nueve de ellos.
Aunque el programa oficial no establece cuánto deben ganar los patrocinadores, en EEUU lo habitual es US$ 23.000 al año. Díaz y su esposo ganan US$ 150.000, aseguran.
Desde el 18 de octubre, ya son 7.000 los venezolanos que recibieron la aprobación, sobre un total de 24.000 que habilitaría el programa este año.
Fuentes vinculadas al programa le explicó a Reuters: «Es claro que esta forma ordenada y limitada de vivir y trabajar en EEUU está dando incentivos a los venezolanos para que no pongan su vida en manos de los contrabandistas«.
La única condición especial indicada es que quienes soliciten esta habilitación deben estar en el extranjero, y no en territorio estadounidense. El programa se basa en uno similar que desarrolló la actual administración para dar asilo a los ucranianos que huyen de la guerra. Una vez otorgado, pueden residir allí durante dos años, en los que pueden solicitar permisos de trabajo.