Leyendo:
El pájaro canta hasta morir: Twitter en la era de Elon Musk
Artículo Completo 4 minutos de lectura

El pájaro canta hasta morir: Twitter en la era de Elon Musk

A los 51 años, Elon Musk es el hombre más rico de la tierra. Es dueño de Tesla y otras empresas y acaba de pagar US$ 44.000 millones para quedarse con Twitter. Lo primero que hizo cuando desembarcó en la empresa fue despedir a la mitad de sus empleados, unas 3.500 personas. Fue una masacre. Los dos primeros eyectados fueron Parag Agrawal, el director ejecutivo, y Ned Segal, el financiero. Varios cientos de exempleados dijeron que iban a ir a la Justicia, con lo cual se espera una avalancha de demandas y multas.

Todavía Musk no sabe bien qué hará con Twitter, ni tampoco lo saben sus empleados, los anunciantes, ni los millones de usuarios que la usan a diario.

Noviembre fue un mes negro para la red social del pajarito. Desde el desembarco de Musk, todo es un descontrol en la empresa. Hace unos días, tras algunos cambios en el sistema de seguridad de la información, se formó una bola de nieve con la noticia de que Twitter dejaría de existir. El hashtag #TwitterDown recopiló cientos de miles de tuits, memes e ironías. Y fue justo unos días antes del Mundial de Qatar, evento que aumenta exponencialmente el uso de twitter entre sus usuarios. Millones de personas de todo el mundo lo usan para seguir en vivo lo que pasa en los partidos.

Mientras tanto, Musk tuitea chistes, ironías o cualquier cosa. O se contradice con cartas a todos los empleados que quedaron en la empresa. Roza el autoritarismo, como si fuera un rey déspota. En uno de los tantos correos que mandó a los empleados dejó en claro que no va a tolerar que alguien trabaje menos horas por hacerlo desde sus casas en forma remota. “Cualquier gerente que afirme falsamente que alguien que les reporta a ellos está haciendo un excelente trabajo o que un determinado papel es esencial, ya sea a distancia o no, será expulsado de la empresa”, escribió.

El nuevo dueño viajó a New York a reunirse con los principales anunciantes, quienes escucharon las promesas de mejoras en la plataforma y distintas ideas como personalización de anuncios y aumentar la interacción entre las marcas y los usuarios. El objetivo es generar más dinero.

Otra idea improvisada fue Twitter Blue. Cobrar US$ 8 para obtener la cuenta verificada con tilde azul. Pero apenas arrancó el nuevo sistema, la red se inundó de cuentas falsas verificadas que se hicieron pasar por empresas, instituciones o personas. El caso más increíble fue el de la cuenta falsa de la farmacéutica Eli Lilly, que publicó el tuit «Ahora la insulina es gratis». De inmediato, las acciones de la marca bajaron un 5%. Un desastre.

Más allá de la locura de Musk, Twitter nunca pudo encontrarle la vuelta al negocio. No logró generar ganancias significativas, aunque lo intentó de varias maneras. Ahora arrastra una deuda financiera y algunos advierten que se viene un anuncio de quiebra.

Nunca logró traducir su enorme poder de comunicación e influencia en la agenda pública mundial en ganancias concretas. Es indudable que Twitter marca el pulso de la conversación global, con sus hashtags (un emblema de estos tiempos de redes) y su poder de convocatoria. Desde twitter se organizaron marchas masivas muy importantes (como #NiUnaMenos). Se le dice “la plaza pública mundial” porque es el medio que usan políticos, líderes sociales, famosos y deportistas para comunicarse con la gente. Los medios también giran en función de lo que aparece en Twitter cada día.

“Como has visto, Twitter está en el comienzo de un viaje emocionante”, decía el mail que Musk le mandó a los empleados que se quedaron. Un viaje emocionante que por ahora nadie sabe el destino. ¿Dónde está el piloto?

Ingresa las palabras claves y pulsa enter.