Benedicto XVI, el primer papa en 600 años en renunciar a su cargo para convertirse en Papa Emérito en 2013, se encuentra “muy enfermo” y su estado de salud ha empeorado en las últimas semanas, a pesar de estar “bajo control”.
Así lo anticipó el propio Papa Francisco este miércoles al pedir a la Iglesia rezar por él. Más tarde, voceros del Vaticano detallaron que sufrió un repentino “empeoramiento” en su estado y que está recibiendo atención médica permanente.
«Quisiera pedirles a todos una oración especial por el Papa emérito Benedicto, que, en silencio, sostiene a la Iglesia», expresó Francisco en un sorpresivo anuncio en italiano al final de su audiencia general semanal, y agregó: “Acordémonos de él. Está muy enfermo, pidiendo al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final».
En reiteradas oportunidades, Francisco elogió a Benedicto, de 95 años de edad, asegurando que su presencia era como tener “un abuelo en casa”. De hecho, tras la audiencia, lo visitó.
Según lo relata Reuters, quienes lo visitaron en las últimas semanas aseguraron que su cuerpo se veía débil, pero que su mente seguía tan aguda como siempre. En una de sus últimas fotos (del 1° de diciembre, cuando recibió a teólogos que recibieron un premio con su nombre) se lo ve sentado y llamativamente frágil.
Desde 2013, el momento de su renuncia, Benedicto vive en un antiguo convento dentro de los jardines del Vaticano, junto a su secretario, el arzobispo Georg Ganswein, y algunos otros ayudantes y personal médico.
Pero, pese a este aislamiento voluntario, su figura sigue generando divisiones dentro de la Iglesia. Todavía existe una gran cantidad de religiosos ultratradicionalistas que lo toman como su abanderado, e incluso no reconocen a Francisco como pontífice.
(Con información de Reuters)
