Por Fernando Heredia, de Energía Online
La batalla por reducir la inflación volvió a poner en el centro de la escena el debate por el precio de las naftas. En miras a mantener la leve tendencia descendente del IPC, el Gobierno acordó con las petroleras retrasar los aumentos previstos para la segunda quincena de enero.
“En función del compromiso asumido con el gobierno nacional, el aumento del 4% previsto para los primeros meses del 2023 será luego de la segunda quincena de enero”, indicaron a EOL fuentes de la industria.
En concreto, se trata de la suba mensual contemplada en el programa Precios Justos, que preveía un alza del 4% para diciembre, enero y febrero y un incremento del 3,8% para el mes de marzo.
El sendero se mantendrá tal cual fue pactado, con la diferencia de este retraso de dos semanas que busca un menor impacto en el número de inflación que arrojará enero. Como contrapartida, el Poder Ejecutivo oficializó el congelamiento de impuestos a los combustibles durante todo el primer trimestre.
A través del Decreto 864 publicado en el Boletín Oficial, se estableció que “los incrementos en los montos de los impuestos fijados en la Ley N° 23.966 que resulten de las actualizaciones correspondientes al tercer y cuarto trimestres calendario de 2021 y al primer, segundo, tercer y cuarto trimestres calendario de 2022, surtirán efectos para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil, a partir del 1° de abril de 2023, inclusive”.
“Tratándose de impuestos al consumo y dado que la demanda de los combustibles líquidos es altamente inelástica, las variaciones en los impuestos se trasladan en forma prácticamente directa a los precios finales de los combustibles”, justificaron.
La medida había sido anticipada por Flavia Royón a este medio como un guiño para las petroleras que con estos ajustes impositivos suelen pagan el costo de aplicar aumentos en el precio del surtidor que no va a parar a sus bolsillos, sino al del Estado.
El problema es que ya se acumulaban cinco trimestres de retraso antes de este nuevo congelamiento, que tiene un fuerte impacto en los números de recaudación de un fisco obligado a reducir su déficit por el acuerdo con el FMI.
El otro de los pactos con la industria petrolera pasa por disminuir el ritmo de devaluación y acotar la subas a los biocombustibles, que en diciembre tuvieron un alza del 4,16% que despertó el enojo de todo el sector.
Publicado en cooperación con EnergíaOnline.com