Los números empiezan a dar cuenta de cómo la sociedad europea está empezando a asimilar el impacto de la crisis energética en sus propios bolsillos, a medida que avanza el crudo invierno boreal. Las autoridades han recomenzado bajar la calefacción detrás de objetivos de reducción del consumo, y la gente lo está cumpliendo.
La guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia han puesto en jaque el abastecimiento de gas, principalmente por la dependencia del suministro ruso, y eso ha forzado a los países a trazar metas de ahorro muy exigentes, a través de la reducción del consumo hogareño e incluso con incentivos para que la industria no produzca lo que no es indispensable.
Según la propia Unión Europea, el bloque importa el 80% de su gas, que representa el 22% del consumo energético europeo y cubre el 32% de las necesidades energéticas de los hogares.
Como resultado, los europeos han retrasado casi un mes el encendido de sus estufas y han bajado también el promedio de temperatura dentro de los hogares. Esto se pudo verificar a partir de un estudio de la empresa Tado, que cuenta con cientos de miles de termómetros inteligentes instalados en casas de todo el continente, ya que empresas y personas los usan para controlar su consumo. Pero países como Alemania los han hecho obligatorios en las nuevas construcciones.
De hecho, no se trataría de un fenómeno absolutamente nuevo, sino de una tendencia. Tado contó que durante el invierno 2021-2022 se alcanzó el pico del 90% de los hogares con calefacción encendida el 28 de noviembre, mientras que en los tres años anterior esa marca se tocó los días 7, 12 y 5 de ese mismo mes. Es decir, se retrasó más de 15 días el encendido.
Al mismo tiempo, como se mencionaba, se redujo la temperatura en los interiores. Por caso, las oficinas públicas alemanas tienen hoy un grado menos que hace un año, en torno a los 19°C. Inclusive, el personal de la universidad de Fráncfort del Óder, en la frontera con Polonia, recibió mantas para abrigarse. Y en los hogares el recorte también fue de caso 1°C.
El invierno promete ser uno de los más fríos de los que se tenga registro, pero a pesar de ello la gente está sacrificándose para sobrellevar la temporada con el menor consumo, dado los altos costos que la energía representa. Pero el estudio sobre los 340.000 medidores arrojó resultados dispares en cada mercado.
Los más estoicos en ese sentido parecen ser los neerlandeses, que lograron reducir la temperatura de sus ambientes en un promedio nacional de 0,99°C, lo cual es significativamente mayor a los 0,29°C que disminuyeron los españoles.
Los británicos también tomaron conciencia de la crisis y están actuando al respecto: un 79,6% de los hogares conectados a esta red redujeron la temperatura (hasta los 18,3°C), mientras que en Noruega (país productor de gas) solo lo hizo el 47% (hasta 20,8°C en promedio).
El director general de Tado, Christian Deilmann, analizó esta situación, y aseguró: “Alrededor del 79% del consumo energético de un hogar privado corresponde a la calefacción y el agua caliente. La televisión, la cocina y la iluminación no son tan importantes: lo importante es tener la calefacción y el agua caliente bajo control».
Pese a esto, la paulatina regularización del suministro, los altos niveles de almacenamiento alcanzados y una mayor oferta por parte de otros productores de gas están haciendo bajar los precios. Esta situación preocupa a las autoridades, que temen un relajamiento que derive nuevamente en un mayor consumo.