Tras el fracaso en el Congreso de Perú del proyecto para adelantar las elecciones presidenciales y legislativas para abril de 2024, la presidenta Dina Boluarte presentó un nuevo proyecto para que los comicios se concreten en octubre de 2023, como una manera de calmar las protestas en todo el país exigiendo su renuncia y la liberación de su sucesor, Pedro Castillo.
Se cumplen dos meses de la destitución y la detención de Castillo, que derivó en la asunción de Boluarte, su entonces vicepresidenta. Desde entonces, se han producido masivas manifestaciones, especialmente en las ciudades del sur, que fueron reprimidas con violencia por parte del nuevo Gobierno, causando unos 60 muertos.
Entre los reclamos se encuentra el de la renuncia de la mandataria y el inmediato llamado a elecciones. Desde el inicio de las marchas, Boluarte resistió estos pedidos asegurando que no iba a dejar el cargo, y acusó a los manifestantes de querer “quebrar el estado de derecho”.
El nuevo proyecto, según lo detalla Reuters, propone que los comicios de renovación total del Gobierno (Ejecutivo y Legislativo) se lleven a cabo en octubre próximo para que las nuevas autoridades asuman en diciembre, con un mandato de cinco años, es decir, hasta finales de 2028.
Los legisladores, temerosos de perder sus posiciones en unos comicios apresurados y con la gente enojada con todo el arco político, se han negado por ahora a adelantar las elecciones. Acorralada por la marchas que llegaron también hasta Lima, Boluarte los conminó a ponerle fecha a las elecciones y los amenazó con proponer una reforma constitucional de resultado incierto, dado el descontento social actual.
Los partidos de izquierda están dispuestos a dicho anticipo, pero condicionaron su voto a que, justamente, se incluya el llamado a un referéndum no vinculante sobre la reforma constitucional.
Sin embargo, no está claro que el adelantamiento de las elecciones a octubre pueda calmar las protestas. Este jueves continuaron las manifestaciones a lo largo de todo el territorio, con piquetes en las rutas, amplias movilizaciones por las calles de las principales ciudades, quema de edificios públicos y la toma de los aeropuertos regionales. Todo esto, está paralizando la economía de uno de los principales productores de cobre del mundo.
