Este viernes se cumple un año de la invasión de Rusia a Ucrania. En víspera de la fecha, Carlos Tonelli, analísta político, dialogó esta mañana con Ari Paluch en Radio Rivadavia y sobre el accionar de Vladimir Putin en el territorio liderado por Volodímir Zelensky explicó que «hay un procedimiento en el que intervienen otras personas» por lo que remarcó que «lo que nos podríamos preguntar cuál es el destino de las personas que se opusieran a la eventual decisión».
En esa línea sostuvo que «ninguno de estos mecanismos atónitos puede ser llevado a cabo por una sola persona» y es por eso, que enfatizó que «la pregunta es la libertad de la segunda, tercera o cuarta persona para manifestarse en contra de lo que decide el líder autocrático». Lejos de quedarse callado, aseguró que «Putin no es para nada un imbécil, ni un loco» y en consecuencia, aseveró que «claramente si se ve atrapado, se le acaban sus armas convencionales y se encuentra complicadísimo, puede ser llevado quizás a una situación en la que use armas de otro nivel».
Sobre el anuncio de ayer, consideró que «no es más que otra bravuconada» y recordó que «ya desde hace tiempo, desde antes de la invasión se había abandonado el hecho de que Estados Unidos pudiera revisar los sitios nucleares». «Hace cuatro meses, Estados Unidos venía denunciando que no tenía acceso a los sitios nucleare rusos», agregó y marcó que «el acuerdo original era confio pero reviso, bueno el revisar acá no estaba ocurriendo».
En ese punto, afirmó que «en el discurso de ayer, el razonamiento de Putin es totalmente lógico no es el de una persona loca: él dice cómo los voy a autorizar a ver mis recursos de guerra, mis sitios nucleares, secretos, a Estados Unidos que es un país que después le va a pasar la información a Ucrania para que ellos me ataquen» e hizo hincapié en que «su discurso fue una secuencia de decisiones ya sabidas en el mundo».
Es por eso, que subrayó que lo que Putin hizo «fue hablar para la tribuna», es decir, «convencer a los propios de las bajas que están sufriendo, de los miles de cadáveres de muchachos y hombres rusos que vuelven y los que no vuelven, del esfuerzo económico bestial que está enfrentando y a la vez le dijo al mundo, ojo yo voy a pelear».
Sobre la guerra en sí, sostuvo que «Rusia está siendo ‘vencida'» porque no logró «la magnitud de la potencia que pretendía ser en términos militares frente a Ucrania». Además, recalcó que «tendría que haberle llevado un rato invadir ese pedazo del territorio desde el punto de vista táctico pero tuvo muchos problemas» por lo que «Rusia en términos militares está con problemas» al tiempo que dejó en claro que «es un absurdo creer que Rusia va a volver a su casa con la cola entre las piernas».
Sobre cómo seguirá el conflicto, hizo hincapié en que «no está quedando nada de Ucrania, están destrozando la ciudad» y enfatizó: «La bombardean, la bombardean y la bombardean» y a modo de ejemplo, resaltó: «No hay gas, no hay hospitales, las casas están destrozadas». Ante ese contexto, fue claro y aseveró: «Ucrania está poniendo la sangre, lo más valioso, lo que no se reconstruye (las vidas humanas) y la OTAN le está negando las armas».
En ese punto, advirtió que la guerra «puede extenderse un poco más, pero no va a quedar nada de Ucrania» y remarcó que «los costos de la reconstrucción de Ucrania son bestiales: los dólares, las armas que le están entregando a Ucrania alguien los va a tener que pagar».
Acerca de una posible solución, explicó que «yo creo que nos enfrentamos a un esquema parecido al de las dos Coreas: en algún momento alguien va a tener que establecer una frontera dividida con una zona en la que no haya nada y decir me rearmo acá».