Por Fernando Heredia, de Energía Online
Este 2023 será un duro año en materia económica y los usuarios de servicios energéticos deberán pagar gran parte del pato de la boda. Si bien el FMI aceptó flexibilizar la meta de acumulación de reservas por la histórica sequía que afecta a la Argentina, la meta fiscal no será modificada y la pérdida de ingresos por recaudación a partir de una cosecha mucho menor deberá ser compensada por una mayor quita de subsidios a las tarifas.
Así lo confirmó el organismo internacional tras su última reunión con el equipo económico argentino, que aceptó este sendero ante su negativa de tocar los fondos de obras públicas y asistencia social.
Según afirmaron a este medio fuentes allegadas al área energética, a raíz de esta decisión, el registro al formulario para que los hogares soliciten subsidios se cerrará a mediados de abril para completar la segmentación tarifaria en mayo y que, de este modo, los usuarios de la categoría de altos ingresos paguen tarifa plena.
El problema es que todos aquellos que no se inscribieron también quedaran anotados en este segmento y dado que el ratio de inscripción se mantiene bajo, hogares de bajos y medios ingresos recibirán facturas altísimas en los próximos meses.
Si el registro cerrara hoy, un tercio de los usuarios quedará en la categoría más alta que no recibirá subsidio alguno, cuando el cálculo inicial era que sólo un 10% de los hogares caería en esta situación.
De acuerdo al Presupuesto 2023, los subsidios energéticos debían reducirse al 1,5% del PBI, es decir, 0,5 puntos porcentuales respecto al año previo. No obstante, frente al nuevo cuadro de sequía, se tendrá que duplicar el esfuerzo para que bajen otro medio punto porcentual, tal como sostienen las proyecciones Nadin Argañaraz, Director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
“Dado el supuesto de una pérdida de ingresos fiscales por sequía de 0,5 puntos porcentuales del PIB, si todo el esfuerzo recayera sobre los receptores de subsidios (en caso que legalmente fuera posible), la reducción total debería ser de 1 punto porcentual del PIB. En efecto, los subsidios deberían ser de 1% del PIB en 2023, lo que implicaría el segundo menor gasto desde 2017”, dice el documento.
De este modo, las tarifas tendrán que ubicarse al mismo nivel que cuando estaban en el año fiscal más estricto del Gobierno de Mauricio Macri, uno de los motivos principales que lo llevo a perder las elecciones del 2019.
Como este cálculo no contempla la moratoria previsional que benefició a 800.000 personas y que no estaba prevista en el acuerdo con el FMI, otras consultoras hablan de una reducción incluso más intensa de los subsidios energéticos para bajarlos a sólo el 0,5% del PBI.
Por lo pronto, en abril y junio llegarán dos fuertes aumentos tarifarios por el segmento de transporte y distribución y en mayo se terminaría de aplicar la suba final en el precio de la electricidad. Aún así, no se descartan incrementos adicionales en caso de que los anunciados sean insuficientes para cumplir con la pauta del Fondo, único camino que ve el Gobierno para que la situación macroeconómica no se desborde.
Publicado en cooperación con EnergíaOnline.com.ar