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Datos que alarman: «En Argentina, hay familias que hace un año y medio o dos que no comen carne»
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Datos que alarman: «En Argentina, hay familias que hace un año y medio o dos que no comen carne»

En la Argentina únicamente el 5% pertenece a la clase alta con ingresos de un millón de pesos o más por mes como grupo familiar, luego está la clase media que representa el 17% y tiene ingresos por $600.000 y por último, la clase media baja con entradas de dinero de 320.000 para abajo que abarca al 28%, según la proyección realizada por la Consultora W con los datos del primer trimestre de este año. Continúa la clase baja superior que cuenta con $220.000 mensuales compuesto por el 19% y finaliza, con la clase baja que es el 31% de la población y percibe $103.000 por mes.

Para saber más sobre la situación social y económica de nuestro país, Marcelo Longobardi conversó en Radio Rivadavia con Guillermo Oliveto, dueño de la consultora W, especializado en temas sociales y de consumo quien precisó: «Vos hoy tenés a una Argentina dividida en dos grandes mundos».

«Un mundo de esa clase baja que todavía no es pobre pero que está lamentablemente lineando y coqueteando con esa situación, aquella que está baja la línea de la pobreza», indicó y enfatizó: «La clase media baja está en el borde, en el limite». Es por eso, que explicó, que «ha tenido que recurrir al ingreso adicional, es decir, como no alcanzaba el dinero alguien más de esa familia salió a trabajar».

«Entonces, ahí te encontrás con gente que te dice que hace un año y medio o dos que en ese hogar no se come carne vacuna», afirmó y añadió: «O una chica joven que el otro día nos contaba que pagaba un dos ambientes, pasó a un ambiente y ahora está en una pensión».

Por lo tanto, remarcó: «La gente en nuestros estudios nos dice ‘Argentina me duele'» y detalló: «Las dos palabras que más aparecen son dolor y miedo».

No obstante, destacó que «esos valores de clase media que cubren al 80% de la población o sea mucho más de lo que la clase media es efectivamente hoy y que tienen que ver con nuestro origen, con el espíritu de los inmigrantes, con la movilidad social ascendente como aspiración, como expectativa se sostienen» y puntualizó: «La idea de que la plata se gana trabajando, que hay que hacer el esfuerzo, que el Estado no se tiene que entrometer demasiado en tu vida; no me toquen lo mío no importa si es mucho o es poco». «Y es la última reserva moral que nos queda», advirtió.

Acerca de si esto tiene una derivación en el plano político, el entrevistado contestó que «sí» y desarrolló: «En una primera expresión como la gente está tan enojada, tan harta, aparece el rompan todo» pero subrayó: «Cuando vas más a la segunda derivada, y lo cruzás con la idiosincracia, en general una sociedad típica de clase media prefiere la normalidad que una situación extremadamente conflictiva». En sinteísis, indicó: «La clase media lo que quiere es que la dejen vivir en paz».

Por lo tanto, hizo hincapié en que «hay que tener cuidado con esa idea de que todo el mundo quiere romper todo» y sostuvo: «Yo no estoy para nada seguro de eso». En consecuencia, recalcó: «El gran dilema que viene es cómo hay que corregir lo que hay que corregir con un marco de tolerancia social que haga que ese proceso sea amigable».

Ante ese panorama, alertó: «La clase media es muy volátil» por lo que «así como un día aprueba algo con mucha fuerza, muy pronto se desilusiona y se te da vuelta».

Ante esto, puso el foco en que «va a haber que explicar muy bien el para qué (de las medidas económicas que tome el nuevo gobierno)» y contó: «La demanda que nosotros encontramos hoy es digánme para dónde estamos yendo, para qué hay que hacer lo que hay que hacer y sobre todo, qué me van a dar a cambio y cuándo».

En consecuencia fue claro y aseveró: «Lo que se viene es una especie de operación a corazón abierto» e indicó: «Va a hacer falta la precisión de un gran cirujano, a la vez, la capacidad de calmar al paciente, explicarle los riesgos que hay en el tránsito a esa operación y también, cuál es el imaginario si eso sale bien». Por lo tanto, sentenció: «Es una situación de alta complejidad».

Ante eso, remarcó: «Es una sociedad que consume, lo que puede comprar, para tapar la angustia» y precisó: «En general, son bienes y servicios de corte plazo, cine, teatro, el shopping, el turismo en el país».

Al mismo tiempo, resaltó: «Esa misma sociedad está comprando la mitad de autos que compraba en el 2017, viajando la mitad de gente que viajaba al exterior en ese momento, comprando la mitad de inmuebles que se compraban en ese año». «Y añadió: «Sumado al drama de que ahora no se puede alquilar».

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