“Viento a favor”, “viento en contra”, “bajó el precio de la soja”, “subió el petróleo”, “hubo una pandemia”, “el mundo está en guerra”. Sean excusas o argumentos válidos, la realidad marca que el contexto global puede definir para bien o para mal el rango de acción de cualquier presidente, y muy especialmente de la Argentina, el país más endeudado del mundo, pero también uno de los más ricos en recursos.
¿En qué mundo va a asumir el próximo presidente o presidenta el 10 de diciembre? Para analizarlo, Newsweek Argentina acudió al reconocido analista internacional Jorge Castro, quien ofreció un panorama de qué factores podrían signar el rumbo del próximo gobierno.
Jorge Castro
Y, desde luego, el eje de la agenda global hoy está puesto en Medio Oriente y, más puntualmente, en Israel. Así lo entiende el especialista: “El próximo presidente argentino va a asumir en el medio de un contexto internacional de máxima tensión, un escenario inédito. La guerra entre Israel y Hamas ha dejado de ser un conflicto local para proyectarse a una crisis regional que, a su vez, amenaza con convertirse en un conflicto de escala mundial”.
Más en detalle, explica: “Hezbolá, que es el brazo extremista de la rama chiíta libanesa, con fuerte apoyo de la República Islámica de Irán, advirtió que va a tomar parte en el conflicto si siguen los ataques sobre Gaza y los palestinos. Eso implicaría el ingreso de Irán a la guerra. Y, por su parte, EEUU también advirtió que, si Hezbolá ataca, va a intervenir. De hecho, ya tiene en el Mar Mediterráneo Oriental dos portaviones con capacidad nuclear, con todos los aviones que los protegen, listos para entrar en acción”.
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“Por lo tanto, se trata de una situación nunca vista en la historia de este conflicto en Medio Oriente, con unas dimensiones difíciles de prever hoy, y con la perspectiva de extenderse por meses, o incluso años”, subrayó.
¿Y qué implica este escenario para la Argentina? ¿Y para la próxima administración nacional? “Este conflicto tiene además numerosos impactos geopolíticos y macroeconómicos. Para empezar, el aumento de los precios de los commodities, tal es el caso del petróleo (Irán es uno de los principales productores de energía, e incluso tiene capacidad nuclear), lo cual favorece a la Argentina y sus productos”, sostiene Castro.
“Como consecuencia”, afirma el analista, “el próximo presidente va a asumir con mucho viento a favor en materia macroeconómica: va a tener autoabastecimiento energético y excedente para exportar en un contexto en el que los precios van a estar en aumento. Además, las exportaciones agrícolas se van a multiplicar, ya que se espera que la cosecha que viene duplique por lo menos a la de 2023, afectada por la peor sequía en 70 años”. Por lo tanto, vislumbra, “las condiciones macoreconómicas van a ser inmejorables”.
MÁS QUE SOCIOS
En efecto, en lo profundo de este conflicto y tantos otros que generan tensión (Ucrania, Taiwán, Corea del Norte) están EEUU, la OTAN, Europa, China, Rusia. Y para la Argentina es y será un verdadero desafío hacer equilibrio entre tantas presiones, cuando necesita recursos como si fueran oxígeno.
Es en ese marco geopolítico que ha florecido la relación con China. “Hoy las relaciones entre Argentina y China están en su nivel más alto en toda la historia. Se trata de un socio clave, tal como quedó demostrado con el reciente viaje de Alberto Fernández a China, donde se confirmó la extensión de la segunda parte del “swap” que ese país le ofrece a la Argentina. Esos fondos, además, pueden ser utilizados por la Argentina como reservas del Banco Central, lo que significa un enorme respaldo”, cuenta Castro.
Y ese vínculo se potenciará a partir del ingreso de Argentina a los países BRICS, el bloque conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
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“Lo de los BRICS ya es un hecho. La ‘B’ corresponde ‘Brasil’, que fue quien impulsó el ingreso de la Argentina al bloque. Es una herramienta muy importante para el próximo presidente, porque allí están sus mayores socios comerciales. Está Brasil, está China y también India, a quien Argentina a le vende el 60% de sus exportaciones de aceite, que es uno de sus principales productos. Es una relación de larga data y en crecimiento”, indica el especialista.
Pero, en efecto, sus mayores aliados están mucho más cerca. “Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, y su relación no es ni ideológica ni doctrinaria. No importa si a Brasil la gobierna Bolsonaro o Lula, la política respecto a la Argentina es exactamente la misma. La diferencia tal vez sea que Bolsonaro mantenía una visión aislacionista, mientras que Lula es un líder mundial en acción, con un gran protagonismo en la agenda global”, aclara.
Y es que, finalmente, Brasil (con Lula a la cabeza) se ha vuelto también la llave para los mega-acuerdos que el Mercosur podría sellar con otros bloques, como la Unión Europea, o incluso los países de Asia-Pacífico. Y el nuevo presidente tendrá que formar parte de esas negociaciones.
“Recientemente el presidente de Paraguay, Santiago Peña, afirmó en nombre del Mercosur que el bloque tiene plazo hasta el 6 de diciembre para seguir negociando el acuerdo con la UE. Hasta ese día Europa tiene tiempo de ratificar el acuerdo sellado en los términos del acuerdo de Bruselas, de 2019, sin modificaciones arbitrarias por parte de la UE. Si pasado ese plazo, no se firma, el Mercosur estará en condiciones de avanzar en nuevos acuerdos para buscar otros socios, especialmente en Asia”, concluyó.
