Por Lalo Zanoni
Como ocurría con el manejo de la PC, después con “el paquete Office”, Internet, etc., quienes se adaptan más rápido a los nuevos paradigmas, quedan mejor parados laboralmente
Uno de los temores más grandes en torno a la IA está relacionado al empleo. Los que abrazan esta postura sostienen que el avance de la IA hará peligrar millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Las empresas empezarán a reemplazar a sus empleados por algoritmos, que harán las mismas tareas que los humanos pero de una manera más rápida, más eficiente y, sobre todo, a un menor costo.
Hay varios informes que coinciden en esto, desde consultoras y Universidades hasta el Banco Mundial y la OIT. “El Foro Económico Mundial (WEF) presentó en 2017 un estudio llamado “Future of Jobs” donde advierte sobre la pérdida de millones de empleos a partir del…. ¡2020! Por su parte, Deloitte asegura que hasta el 50% de los puestos actuales podrían ser robotizados o automatizados en los próximos años. Y la gran parte de esos trabajos son de manufactura, es decir, los que perciben salarios más bajos (los de la mayoría de la población mundial).
Entonces, la idea es que la sociedad será incapaz de generar nuevos empleos a la velocidad necesaria para reubicar rápido a tantas personas, que se verían perjudicadas en el corto y mediano plazo.
Algunos van más allá, incluso, y ya empiezan a debatir posibles paliativos para la supuesta ola de desempleos que se asoma en el horizonte. Por ejemplo, una suerte de asignación universal. Bill Gates habló de cobrarle impuestos a los robots. Otros ya piden directamente frenar y hasta prohibir la IA.
Los grandes medios no colaboran en calmar el pánico porque publican noticias catastróficas, con títulos sensacionalistas y análisis superficiales de falsos gurúes no expertos en la materia. El historiador Harari es uno de los mas famosos, pero hay otros. El miedo vende más que la prudencia. Más clics, views, rating. Lógicamente, mucha gente entra en pánico y apunta, como siempre, contra la tecnología. El perfecto chivo expiatorio.
Pero es imposible intentar frenar el avance tecnológico mediante regulaciones, leyes o, mas ridículo aún, con solicitadas. Hay muestras de sobra en la historia moderna para saber que, además de inútil, resulta costoso y una gran pérdida de tiempo. Tanto las personas como las empresas siempre van a elegir las ventajas obvias de hacer algo (cualquier cosa) de manera más rápida, eficiente y barata. Esa es la función de la tecnología.
Por otro lado, el ranking de la Federación Internacional de Robótica (IFR) del 2022 indica que los 5 países más automatizados del mundo son: Corea del Sur, Singapur, Japón, Alemania y China. Y son, no casualmente, los que menos desocupación tienen: todos por debajo de 4%, salvo China, que tiene 5,5%.
Las tres palabras clave de la inteligencia artificial, según Google
La pregunta es simple: si hoy frente a un puesto laboral quedan con chances dos candidatos (A y B) con las mismas habilidades, pretensiones salariales, etc. pero el A domina bien la IA y el B no sabe nada del tema, ¿a quién contratarían ustedes? Sin dudas, al candidato A. De la misma manera que hace unas décadas ocurría con el manejo de la PC, después con “el paquete Office”, Internet, etc. Quienes se adaptan más rápido a los nuevos paradigmas, quedan mejor parados frente a los que no.
Entonces, mi consejo es que en vez de gastar recursos y tiempo en pelearse y enfrentar a la tecnología para intentar frenar su avance (de nuevo, una misión tan imposible como frenar la lluvia o el sol) conviene abrazarla, estudiarla, dominarla y usarla a favor. Lo antes posible. Porque el futuro, ya está demostrado, es con IA. Y no sin ella.