Perú estaba este domingo sin presidente tras la renuncia de Manuel Merino en medio de protestas por cinco días después de asumir el poder, y también quedó descabezado el Congreso por la dimisión de los miembros de su directiva.
La renuncia de Merino desató una celebración en las calles peruanas tras varias jornadas de protestas duramente reprimidas por la policía, en las que hubo dos muertos y un centenar de heridos. “Quiero hacer de conocimiento a todo el país que presento mi renuncia irrevocable al cargo de presidente de la República”, declaró por televisión el fugaz gobernante.
Unas horas después renunció la junta directiva del Congreso, encabezada por Luis Valdez, lo que dejó temporalmente al país andino sin autoridades de los poderes ejecutivo y legislativo. Por la noche, el Congreso no se puso de acuerdo para elegir como nueva presidente de Perú a la legisladora izquierdista Rocío Silva Santisteban, quien supuestamente era una candidata de consenso. Necesitaba 60 votos y consiguió solo 42, con 52 en contra y 25 abstenciones.
CRISIS INSTITUCIONAL. El país andino se encuentra sin autoridades en los poderes ejecutivo y legislativo.
“El congreso tenía en sus manos la ruta de solución a esta crisis política que ellos generaron. Sin embargo, hoy le han vuelto a dar la espalda al país”, tuiteó la exministra de Economía de Vizcarra María Antonieta Alva.
“Están mandando al Perú por la borda. ¡Irresponsables!”, agregó Alva al reprochar que el Congreso no se ponga de acuerdo para escoger a las nuevas autoridades del país. En la lista única de Silva Santisteban iba de número dos el parlamentario del centrista partido Morado Francisco Sagasti, lo que implicaba que quedaría de jefe del Congreso.
Esto condujo a una reunión a puertas cerradas entre los jefes de bancadas para buscar la manera de superar el estancamiento, mientras miles de manifestantes permanecían pacíficamente en las calles, sin ser molestados por la policía.
El Congreso debe designar a un nuevo presidente que pacifique el país.
Merino había sustituido el martes al popular mandatario Martín Vizcarra, un día después de que éste fuera destituido por el Congreso por un caso de presunta corrupción.
El Congreso debe designar a un nuevo presidente que pacifique el país. Será el tercero en menos de una semana, en una nación muy golpeada por la pandemia del coronavirus y la recesión económica, que se sumió en una crisis política tras la destitución de Vizcarra.
Merino, un centroderechista de 59 años, dijo que para que no haya “vacío de poder”, los 18 ministros que él juramentó el jueves seguirán en sus puestos temporalmente, aunque prácticamente todos habían renunciado tras la represión a los manifestantes del sábado.
«LO LOGRAMOS»
Apenas Merino anunció su renuncia, las calles de Lima se llenaron de manifestantes que golpearon cacerolas y gritaron consignas en una bulliciosa celebración. “Lo logramos. ¿Se dan cuenta de lo que somos capaces de hacer?”, escribió en las redes sociales el seleccionado peruano de fútbol Renato Tapia.
El exmandatario Vizcarra celebró la renuncia del presidente y exhortó al Tribunal Constitucional a pronunciarse lo antes posible sobre su destitución del cargo el pasado 9 de noviembre. “Ha salido un dictadorzuelo de palacio”, dijo a la prensa.
Las manifestaciones del sábado dejaron dos muertos y 94 heridos, según responsables del Ministerio de Salud. Pero la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos afirmó que los lesionados son 112 y alertó que además había una decena de “desaparecidos” durante las marchas.
La represión de esas protestas le costó el poco apoyo político que tenía a Merino. El presidente del Congreso, Luis Valdez, exigió su “renuncia inmediata”, sumándose a la demanda que miles de manifestantes hacían desde el martes.
Merino, un político provinciano casi desconocido para los peruanos antes de asumir el mando, fue criticado incluso por figuras de su propio partido, la centroderechista Acción Popular, como el alcalde de Lima, Jorge Muñoz.
PUBLICADO EN COLABORACIÓN CON NEWSWEEK EN ESPAÑOL.