Argentina es el quinto país con más casos de bullying. Niños y adolescentes sufren este tipo de violencia como una constante en su vida diaria. Pero no es solo un tema de chicos, sino también de adultos.
Para saber cómo detectar el bullying, de qué manera abordarlo y qué consecuencias trae, Newsweek Argentina conversó con Guadalupe del Canto, psicóloga especializada en terapia cognitiva y participante de uno de los capítulos del podcast «Sin turno» del Grupo Omint en el que se habla sobre la prevención del bullying.
Argentina, entre los países con más casos de bullying en el mundo
QUÉ ES EL BULLYING
Para tratar un problema, primero hay que poder definirlo. Para Guadalupe, «la mejor definición de bullying es violencia».
«Es una acción deliberada de una persona o de un grupo de personas hacia otras», precisó y agregó: «Generalmente se da en contexto escolar, pero vemos diferentes tipos de violencia en diferentes ámbitos».
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«En el contexto escolar, se trata de uno o más niños que ejercen algún tipo de violencia contra otro sistemáticamente«, indicó y marcó: «La característica del bullying es que es sistemático y referido contra una persona».
En cuanto al tipo de violencia, señaló que «puede ser tanto física como verbal: la exclusión, el ignorar a alguien, la burla, la discriminación».
LOS TEMAS MÁS COMUNES
«Los contenidos muchas veces están relacionados con el género, la orientación sexual, la nacionalidad, el aspecto físico«, puntualizó.
Es por eso que «necesitamos seguir trabajando en la aceptación de las diferencias: cada uno de nosotros puede aportar valor desde quien es y así enriquecernos mediante las diferencias. Esto es clave poder trabajarlo desde las escuelas».
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«EL BULLYING ES UN TEMA DE ADULTOS»
«El bullying por más de que sucede entre niños o adolescentes no es un tema de chicos, es un tema de adultos», recalcó y aquí es fundamental que «los adultos generen contextos seguros, les enseñen a los chicos herramientas de gestión emocional«.
«También en la manera que criamos y educamos a los niños vamos promoviendo patrones de aceptación o de violencia, de discriminación o de coordinación/ cooperación», añadió.
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A modo de ejemplo, señaló que «en Argentina jugamos al fútbol sin público visitante», lo cual «es una muestra de que no podemos con nuestras emociones y de ahí para abajo sucede en todos los ámbitos».
«Pero en el contexto escolar me parece muy crítico porque son niños, que necesitan estar en espacios seguros y ahí tenemos que hacer red, ya que, muchas veces las escuelas no tienen todos los recursos para poder sostener: muchos alumnos, falta de infraestructura», subrayó.
Por lo tanto, es necesario como madres y padres llevar adelante «espacios de diálogo para poder detectar señales de alarma» y su vez, «las escuelas estar entrenadas para poder sostener estas situaciones y resolverlas. Pero también para prevenirlas, eso es lo más importante«.
¿CÓMO INFLUYE LA TECNOLOGÍA EN EL BULLYING?
«La tecnología se configuró como un espacio en el que el bullying puede suceder mucho más fácil porque no hay adultos que estén controlando», explicó y agregó: «En el uso de la tecnología, los niños y sobre todo, los adolescentes están solos: están jugando a la play, chateando, en redes sociales y los padres no saben qué pasa ahí».
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«Si bien hay herramientas de control parental, también a medida que van creciendo hay un espacio que tiene que ver con la intimidad y con el desarrollo de cada individualidad que está bueno también ir respetando», marcó y sostuvo: «Entonces, la tecnología se desarrolla como un espacio propicio para este tipo de violencia».
«Esto se ve en las críticas sostenidas contra alguien«, señaló y detalló: «Por ejemplo, si están jugando en un juego en línea, diciendo cosas ofensivas respecto de cómo juega una determinada persona y todos usándola como chivo expiatorio, pegándole, expulsándola del equipo». «También diciendo cosas ofensivas o mandando imágenes que sean ofensivas con contenido sexual o imágenes íntimas que son reproducidas en otros contextos«, sumó.
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A su vez, «se arman grupos para subir contenidos de otras personas», indicó y afirmó: «Esto es muy frecuente entre los adolescentes: hay un grupo oficial y después hay un grupo paralelo donde se burla a las personas que no están».
«Y aunque la persona tal vez no recibe toda esa información, muchas veces esto al final se destapa y de todas maneras, se va generando ese círculo violento respecto de esa persona», subrayó y puso el foco en «las heridas emocionales que este tipo de violencia genera después se arrastran hacia la vida adulta».
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Es por eso, que «una de las características del bullying es que deja marcas que son muy difíciles de borrar».
CONSECUENCIAS DEL BULLYING EN LA ADULTEZ
«Si bien no es así en todos los casos, a veces el haber sido víctima de violencia nos hacer ser violentos», comenzó diciendo Guadalupe respecto a las consecuencias que el bullying puede tener en la vida adulta y agregó: «Aprendimos a vivir en esos contextos de violencia y lo reproducimos».
«El bullying impacta en el desarrollo de la autoestima en la confianza en uno mismo. En las habilidades sociales, en la productividad, en cómo la persona cree que puede hacer las cosas», precisó y añadió: «También en la capacidad de establecer vínculos, en el sentido de poder sentirse seguro/ a de que puede estar en una relación íntima sin ser dañado».
En este punto, subrayó: «Son muy fuertes las secuelas del bullying» y repitió: «Hay una fuerte asociación entre bullying y depresión, así que lo que en la adultez podemos ver es una depresión como una consecuencia tardía de un proceso de bullying en la infancia o mismo la depresión en la infancia o en la adolescencia».
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Por eso, remarcó que si «alguien fue víctima de bullying es muy importante que pueda hacer un proceso terapéutico para sanar».
¿CÓMO DARME CUENTA SI MI HIJO ES VÍCTIMA DE BULLYING?
«Generalmente aparece retraimiento: se desconectan, no quieren hablar, están más aislados», detalló.
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Y sumó: «A veces aparecen con la ropa rota, con marcas en el cuerpo como moretones o sucios, pierden cosas de forma sistemática: dinero, el almuerzo, los libros aparecen rotos o tachados. No quieren invitar a nadie a su casa, se hacen pis en la cama, sueñan y lloran, gritan, están más irritables, más enojados, todo les molesta».
¿CÓMO ABORDAR EL TEMA?
Aquí la entrevistada colocó el acento en la importancia de «generar espacios de diálogo honestos y fluidos con disposición emocional» y puntualizó: «La disposición emocional es estar ahí presentes en lo que estamos haciendo, estar disponibles para escuchar».
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La idea es que funcione como «una herramienta de soporte» para que «los hijos sientan que pueden acudir a sus padres pase lo que pase, y que los van a acompañar, que no los van a juzgar ni criticar».
«NO TODO ES BULLYING»
«No todo es bullying. Que dos chicos se peleen no es bullying, no querer ser amigo de alguien, no querer pasa la tarea o no invitar a un compañero/a a casa tampoco es bullying. Un comentario ofensivo no está bueno, pero no es bullying», aclaró al tiempo que advirtió: «Pero hasta que llega a ser sistemático, se van generando espacios de microviolencia, que hay que prevenir».
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«Como padres y madres cuando nuestro hijo hace un comentario que nos parece ofensivo, mostrarle, enseñarle, y nosotros también ocuparnos de no hacer esos comentarios ofensivos ni respecto de nuestros hijos, ni respecto de otras personas», indicó y aseguró que «el rol de adultos modeladores del estilo comunicacional puede hacer la diferencia. Para eso, primero tenemos que trabajar con nosotros mismos para luego poder acompañar a nuestros hijos».
«Enseñarles a nuestros hijos que la violencia no aporta, pero sí a que pongan límites», señaló y explicó: «Cuando son mas chicos es más difícil, es ahí cuando los adultos tenemos que estar presentes para eñseñarles que no se pega pero que sí tienen que decirle a quien lo está agrediendo que no le haga eso porque le hace mal. Y después que pida ayuda».
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«Y cuando son adolescentes que tengan claridad sobre cuál es el camino para frenar la violencia», ahí «tiene que haber en las instituciones un procedimiento que sea claro frente a situaciones de violencia».
«El pedido de ayuda es muy importante porque los chicos que son víctimas de bullying se van volviendo cada vez más chiquititos, su autoestima se va dañando, por lo que les cuesta pedir ayuda», sostuvo y afirmó que «muchas veces son amenazados, que si piden ayuda, la violencia se va a incrementar».
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«Por eso, tienen que tener la seguridad de que en la escuela hay una red de contención para que el pedido de ayuda no se les vuelva en contra», enfatizó.
LOS ADOLESCENTES Y LA PERTENENCIA
«Si se está ejerciendo la violencia, lo mejor es no querer pertenecer, si quieren ser buenas personas», aseveró y marcó: «Incluso si eso implica no ser popular».
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Se trata de «ayudar a nuestros chicos a que tengan espacios de pertenencia, pero donde la violencia no sea parte».
«ENSEÑARLE A NUESTROS HIJOS A TOMAR PARTIDO POR LA VÍCTIMA»
La psicóloga colocó el acento en que es clave «enseñarle a nuestros hijos a tomar partido por la víctima» porque «o sos parte del problema o sos parte de la solución».
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Por lo tanto, «cuando ven que están ejerciendo bullying contra alguien, no quedarse mirando como espectador sino acompañar a la persona que está siendo víctima para que no esté sola», debido a que, «lo que pasa con los acosadores es que sienten que tienen mucho poder porque la víctima está cada vez más chiquitita. En cambio si hay mucha gente apoyando, la víctima ya no está indefensa».
CÓMO ABORDAR AL ACOSADOR
Lo primero que recalcó Guadalupe fue que «es importante que entendamos que un chico que es violento es un chico que está sufriendo. Posiblemente sea víctima de un contexto violento o negligente» y «si no trabajamos en entender y acompañar qué es lo que le está pasando para ejercer esa violencia, tal vez deje de acosar a un determinado chico, pero esa violencia pase a otro contexto».
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«Lo que le pasa a un chico que es acosador es que siente algo muy desagradable y se lo quiere sacar de encima», precisó y agregó: «Eso que siente desagradable, generalmente es que él es víctima de violencia o de negligencia: falta de cuidado, de respeto en la crianza y se siente tan feo que necesita ponerlo afuera y la manera de ponerlo afuera es agredir a otro».
¿Cómo ayudarlo? «Pueden ser los compañeros, los padres que integran el grupo, aunque no se trate de su hijo como víctima, intentar hablar», propuso y aclaró: «No siempre es tan fácil porque si hay un ambiente negligente, violento o descuidado, probablemente no hay espacio o predisposición para tener esas conversaciones ni para que algo cambie».
También «ayuda en vez de alejarlo, integrarlo», indicó y sumó: «Generar otros espacios seguros y ahí es fundamental el rol de la escuela, que es donde pasan tantas horas, recurrir al gabinete psicológico si el colegio cuenta con uno, convocar a los padres: intervenciones de la escuela con los padres, poner ciertos límites y reglas».
DÓNDE PEDIR AYUDA SI SOY VÍCTIMA DE BULLYING
De acuerdo a la Ley N° 26.892, la secretaria de Educación de la Nación gestiona una línea telefónica gratuita a través de la cual las familias, estudiantes, docentes y miembros de la comunidad pueden informar situaciones problemáticas que se desarrollan en el ámbito educativo.
Teléfono: 0800-222-1197
Días y horarios de atención: Lunes a viernes de 8:00 a 20:00.