Por Gabriel Michi
La guerra en Medio Oriente tiene alcances insospechados. Sus tentáculos se extienden a distintas geografías. Y hace un tiempo hasta se han instalado en las universidades de los Estados Unidos.
Allí, desde los brutales ataques de Hamás sobre territorio israelí (que dejaron 1.200 muertos) y la feroz respuesta de Israel sobre la Franja de Gaza (que hasta el momento ya ocasionó más de 35.000 muertos), las casas de altos estudios estadounidenses se llenaron de consignas y manifestaciones de un lado y de otro.
En realidad, el rechazo original al ataque terrorista de Hamás perdió presencia en las semanas siguientes a aquel 7 de octubre frente a la intensidad y prolongación de la respuesta israelí, algo que llevó a que en el presente las protestas que se extienden en las más prestigiosas universidades de los EE.UU. son «pro-palestinas».
Así se han extendido los campamentos donde flamea la bandera Palestina a lo largo y ancho del principal socio y apoyo con el que cuenta Israel. Las principales consignas son la exigencia de un cese al fuego en la Franja de Gaza y el fin de lo que definen como un «genocidio» contra su población.
Esos campamentos y tomas de edificios educativos fueron violentamente reprimidos por las fuerzas de seguridad en los últimos días, lo que generó que las protestas se multipliquen. En uno de los temas que más preocupan tanto al gobierno demócrata como a la oposición republicana, más frente a las elecciones presidenciales de fin de año.
Quizás sea por la rebeldía característica de la juventud universitaria, que desde siempre se enfrenta al poder hegemónico. O con una nueva composición del alumnado de las casa de altos estudios en EE.UU., con una mayor presencia de musulmanes. Quizás tenga que ver con un enojo en general que se proyecta también con el rechazo a la postura que ha fijado el establishment estadounidense y el gobierno en particular con el envío de armas y ayuda de todo tipo a Israel.
O, como señalan los detractores, el auge de cierto antisemitismo. O, por el contrario, como dicen los que defienden los reclamos, es una búsqueda en favor de los Derechos Humanos frente a los abusos.
Lo cierto es que en más de 30 universidades a lo largo y ancho de la principal potencia del Mundo se han desatado estas protestas «pro-palestinas» y en contra de Israel. Protestas que fueron reprimidas y en algunos casos desalojadas -por pedido de las propias autoridades de esas instituciones-, con un accionar policial que ya dejó al menos 1.400 estudiantes detenidos hasta este momento.
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Los alumnos que participan de las manifestaciones están reclamando que EE.UU. deje de apoyar a Israel por sus incursiones militares en la Franja de Gaza y hacen un llamamiento a boicotear a quienes se benefician de esa relación tan estreche entre ambos aliados.
Pero en particular le exigen a sus universidades que corten todo tipo de vínculo con otras casas de estudios israelíes y abandonen cualquier tipo de convenio de intercambio estudiantil. Y demandan que sus centros de estudio abandonen sus enlaces económicos con ese país, vendiendo las acciones que puedan tener en empresas israelíes y abandonando cualquier vínculo financiero.
Además, como las universidades dependen de donaciones para financiar aspectos clave de su funcionamiento como investigación y becas, y esas donaciones generalmente se invierten en empresas y activos alternativos, algunas con puentes con Israel. A tal punto que, según la mirada de estos estudiantes, esas empresas que hacen negocios en esa nación o con organizaciones israelíes, son «cómplices» de la guerra en Gaza, al igual que las universidades que invierten en esas empresas.
Algunas de las manifestaciones más importantes están ocurriendo en las más prestigiosas instituciones educativas de los EE.UU., incluso consideradas el el top mundial de excelencia. Por ejemplo, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, -donde la policía decidió desalojar a los estudiantes, ingresando por las ventanas del Hamilton Hall -un tradicional edificio de esa institución- y llevándose detenidos a más de 300 en la noche del martes.
Un día después ocurría algo similar en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde los oficiales de la Policía arrasaron con el campamento «pro-Palestina», que incluso en la noche anterior ya había sido atacado por estudiantes «pro-Israel». La avanzada policial antes del amanecer en UCLA marcó el último capítulo -hasta el momento- de las crecientes tensiones en los campus universitarios estadounidenses, donde las protestas por la conducción de la guerra por parte de Israel en Gaza llevó a enfrentamientos entre estudiantes entre sí, con las autoridades de las instituciones académicas y, ahora, con las fuerzas policiales.
Si bien las protestas comenzaron cuando Israel lanzó sus ataque en la Franja de Gaza, fueron creciendo con el paso del tiempo. En las últimas semanas las manifestaciones se hicieron cada vez más masivas. Y se multiplicaron; se dieron en la Universidad de Texas, en Austin, donde hubo también centenares de estudiantes detenidos. Y hasta en la prestigiosa Harvard.
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La Policía también se enfrentó a manifestantes en el Emerson College de Boston, en la Universidad George Washington, en la Universidad de Nueva York, y en la Universidad del Sur de California (USC).
La represión policial también alimentó el fuego de las protestas. De hecho ya hace dos semanas las fuerzas de seguridad ya habían irrumpido en la Universidad de Columbia, y se llevaron presos a más de 100 estudiantes que participaban del acampe original. A partir de ese episodio fueron cada vez más los que se sumaron a las protestas.
Según dijo Rashida Mustafá, estudiante de un doctorado en Columbia, «fue un shock para todos nosotros». «No lo podía creer, pero lo sentí como un llamado a la acción». Y así fue. Allí y en casi todo los Estados Unidos. Los campamentos florecieron por doquier, en las cercanías de los campus universitarios y edificios educativos, con las mismas consignas.
Hoy, pese a la represión policial y las actitudes de las autoridades de las universidades, las protestas continúan y se extienden en toda la enorme superficie estadounidense. Y así lo graficó la BBC:
Región noreste: George Washington, Brown, Yale, Harvard, Emerson, NYU (Universidad de New York), Georgetown, American, Maryland, Johns Hopkins, Tufts, Cornell, Universidad de Pennsylvania, Princeton, Temple, Northeastern, MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), The New School, Universidad de Rochester y Pittsburgh.
Costa oeste: Universidad Estatal de Humboldt, Universidad del Sur de California, Universidad de California en Los Ángeles, Universidad de California en Berkeley y Universidad de Washington.
Región del Medio Oeste: Northwestern, Universidad de Washington en St Louis, Universidad de Indiana, Michigan, Ohio State, Minnesota, Universidad de Miami, Ohio, Columbia College Chicago y Universidad de Chicago.
Sur: Emory, Vanderbilt, Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Kennesaw State, Florida State, Virginia Tech y Universidad de Georgia, en el campus Athens.
Suroeste: Universidad de Texas en Austin, Rice, Arizona State.
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Hay quienes trazan algunos paralelismo entre estas protestas y los movimientos estudiantiles que explotaron en las universidades en contra de la guerra de Vietnam (1955–1975). Como también con las manifestaciones contra el racismo que se suscitaron en 2020 tras el asesinato de George Floyd.
Sin embargo, estas protestas tienen su propia dinámica y características y nadie sabe cómo puede terminar. En un escenario tan lejano al de la guerra de Medio Oriente. Pero que sigue dividiendo aguas, aún en las universidades de los EE.UU.
Publicado en cooperación con MundoNews