Por Gabriel Michi
Se tiran basura y excrementos, se ponen la música fuerte. No es un conflicto en un edificio de departamentos, sino el extraño rumbo que ha tomado la escalada bélica entre Corea del Norte y Corea del Sur.
Hay misiles, dones y bombas que se exhiben amenazantes. También lanzamientos de cohetes y hasta ejercicios militares bordeando los límites físicos y conceptuales. Hay gastos desproporcionados en armamentos de todo tipo. Pero también el uso de insólitas «armas no convencionales» que sorprenden al Mundo.
El conflicto irresuelto entre Corea del Norte y Corea del Sur está mostrando una cara extremadamente extraña, con ribetes jamás vistos y la utilización de mecanismos de «agresión» que están por fuera de cualquier manual bélico. En los últimos días se supo que el gobierno de Kim Jong-Un acaba de enviar cientos de globos cargados de basura hacia el Sur que caen sobre su territorio; algunos de esos artefactos incluso llevan paquetes repletos de excremento.
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Del otro lado de la frontera también están utilizando mecánicas muy extrañas contra sus enemigos: colocaron mega parlantes en la frontera donde a todo volumen pasan música de K-pop, el popular género surcoreano que conquista a jóvenes locales y de distintos puntos del planeta, pero que en Norcorea está prohibido y hasta es considerado una afrenta a su cultura.
En ese contexto Kim Yo Jong, hermana de mandatario, advirtió que seguirán respondiendo si Seúl persiste en su “guerra psicológica” desatada en diferentes planos y amenazó con que sus vecinos “sufrirán el amargo bochorno de recoger papel usado sin descanso, y esa será su tarea diaria”. Los globos con bolsas llenas basura, como colillas de cigarrillos, papel higiénico y excrementos, son lanzados desde el lado norte de la frontera militarizada común y llegan como respuesta a la movida que hace unas semanas realizaran activistas surcoreanos lanzaran hacia el norte globos con memorias USB de música K-pop, billetes de dólares y propaganda contra el líder Kim Jong-Un.
La contrarrespuesta de Surcorea a los globos con suciedad fue la utilización de gigantescos parlantes en la frontera donde reproducen a los principales artistas de ese género integrado por grupos de adolescentes varones (como BTS, Stray Kids, Seventeen, SHINee, NCT, Monsta X, EXO, Super Junior, entre otros), de mujeres (Blackpink, Baby Monsters, Twice, (G)I-DLE, New Jeans, entre otros) y mixtos (Urban Zakapa, AKMU, MFBTY, Clazziquai, Troublemake, entre otros), aunque estos últimos son los menos populares.
Esta nueva escalada de tensiones provocó que el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, a suspender la pasada semana un acuerdo militar de distensión firmado con Pyongyang en 2018, cuando ambos países mantenían mejores relaciones. En aquel momento se llegó a un acercamiento que incluso permitió el saludo entre los presidentes de ambos países y hasta la visita del entonces mandatario estadounidense Donald Trump, que incluso llegó a darle la mano al norcoreano considerado uno de los principales enemigos de EEUU.
Desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953) rige un armisticio que representa sólo un paréntesis en los enfrentamientos bélicos abiertos entre ambas naciones. Pero las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra y están separadas por una zona desmilitarizada que cobró un protagonismo especial en aquel «pacto» de 2018 que buscó reducir las tensiones en la península y evitar una escalada militar, especialmente a lo largo de la frontera.
Ahora, con el regreso de las tensiones a uno de sus niveles más delicados, Seúl reanudará los ejercicios de disparos reales -que muchas veces concreta con EEUU y otros aliados- y las campañas de propaganda contra el régimen del Norte con el uso de esos altavoces fronterizos desde donde emanan denuncias contra el gobierno norcoreano, una técnica que repite desde la época de la guerra. Esto enfureció a Pyongyang, que advirtió que Corea del Sur estaba creando “una nueva crisis”.
También es muy probable que Kim siga con sus ampulosas demostraciones casi cinematográficas en las que muestra lanzamientos masivos de misiles que recorren cientos y, a veces, miles de kilómetros hasta caer al mar, para insinuar así su poderío en la materia y el virtual alcance a los que sus proyectiles podrían llegar.
Por su parte, el ejército surcoreano indicó que el Norte lanzó más de 300 globos con basura por la noche pero que el viento no sopló a favor de Pyongyang. “Aunque enviaron más 310 globos, muchos de ellos volaron hacia Corea del Norte”, indicó el jefe del Estado Mayor, añadiendo que unos cincuenta de ellos alcanzaron territorio surcoreano y que podrían llegar más. Si bien los artefactos contienen residuos de papel y plástico, no llevan nada tóxico. “Hasta ahora no hemos visto ningún movimiento especial por parte del ejército nocoreano”, apuntó, aunque admitió que el último comunicado de Kim Jo Yong reviste un nivel de amenaza distinto a los anteriores.
Pese al número que señalan los militares surcoreanos, se calcula que –desde el 28 de mayo- hubo más de 1.000 globos con basura lanzados por Norcorea y que llegaron a su objetivo. Pero, en cualquier caso, el “ejército (surcoreano) puede responder suficientemente a cualquier nueva contramedida” norcoreana.
Los globos lanzados por Norcorea tenían plásticos, excrementos y papel higiénico, aunque no tóxicos.
Para Kim Dong-yub, profesor en la Universidad de Estudios de Corea del Norte en Seúl, el régimen de Kim Jong-Un «hará algo que irá más allá de nuestra imaginación”, como “echar harina”, lo cual “causaría un pánico absoluto en Corea del Sur”, cuyos habitantes creerían ser objeto de un ataque biológico.
En defensa del mecanismo de los altoparlantes, las autoridades de Corea del Sur señalaron que «transmitirán mensajes de luz y esperanza para el ejército y los ciudadanos norcoreanos», a pesar de que estas disposiciones «puedan ser difíciles de soportar para el régimen» de Kim Jong-un. Sin embargo, estos mensajes exasperan a Pyongyang, que ya amenazó con disparar a los altavoces con su artillería.
«Es muy posible que la reanudación de los mensajes con los altavoces conduzca a un conflicto armado» y que «Corea del Norte reanude sus disparos en el Mar Amarillo o que dispare contra los globos si el Sur vuelve a lanzarlos», estimó Cheong Seong-chang, director de la estrategia para la península coreana en el Instituto Sejong.
Pero, por el momento, la escalada actual parece situarse en este capítulo insólito de la guerra, donde ambas naciones utilizan esas «armas no convencionales» inéditas para intentar dañar al enemigo. Con globos de basura, de un lado, y parlantes a todo volumen con música de K-pop, del otro. Una extraña forma de concebir una guerra. Una guerra en el vecindario coreano.
Publicado en cooperación con MundoNews