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Mes seis: Milei ante la necesidad de un giro narrativo
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Mes seis: Milei ante la necesidad de un giro narrativo

Por Manuel Zunino (*)

La semana previa al tratamiento de la Ley Bases en el Senado fue la peor para Milei. Por primera vez el Gobierno no definía los temas del debate público, tenía varios frentes abiertos en simultáneo y se le complicaba controlar la agenda.

El caso Pettovello con sus distintas aristas, las internas en el Gabinete, la fórmula jubilatoria en Diputados, el toma y daca con Crexell, eran signos de la debilidad de un gobierno con poco tejido político y ponían en evidencia un déficit en la gestión.

En este marco, según el último estudio de opinión pública que realizamos desde la Consultora Proyección, Milei cerró su primer semestre con un crecimiento de la incertidumbre sobre el futuro cercano, una caída de más de tres puntos en la evaluación de su gestión, su vicepresidenta superándolo en imagen positiva y con un crédito social que empieza a mostrar señales de fatiga.

El inicio del segundo semestre lo pone al presidente ante la necesidad de rediseñar el vínculo con su base social a partir de un giro en el relato, ya que la película que contó en cadena nacional el primero de marzo, se parece cada vez menos a la realidad. Aquel día, cuando abrió sesiones en el Parlamento nacional, el presidente dijo que marzo, abril y mayo serían meses duros, y pidió un esfuerzo y paciencia hasta que llegue la recuperación. Las semanas posteriores distintos voceros del gobierno instalaron la figura de la V para graficar el curso de la economía durante el 2024.

La gente admite que está mal, pero banca a Milei: repunte de la imagen presidencial en abril

La primera parte de la película se cumplió, y una mayoría social aceptó bancar el ajuste sin chistar. Pero junio sería el mes del rebote y por ahora eso no se observa, y de eso ya no se habla.

El peso de la inflación como preocupación presenta una baja, pero sigue siendo la principal demanda. El plan recesivo para controlarla y reducir el déficit, hace crecer otras preocupaciones como los bajos niveles de ingresos, el desempleo y el valor de las tarifas.

En este contexto, dos de cada tres familias argentinas tienen dificultades para llegar a fin de mes y según registramos en grupos focales recientes, “hacen malabares” para lograrlo. Uno de los movimientos más riesgosos a futuro es el endeudamiento, que crece de manera sostenida en los últimos meses: en primer lugar, pidiendo prestado a familiares o amigos; en segundo, con la tarjeta de crédito; y tercero, con bancos o financieras.

«La Base está»: para Milei, «alguna-ley» es mejor que «ninguna-ley»

En definitiva, la foto actual de la opinión pública combina la percepción de un presente negativo, con niveles de expectativas altas (entre los votantes de Milei del balotaje), pero con niveles de paciencia relativamente cortos.

Dos aclaraciones: primero, hablar de expectativas altas no significa que existe la certeza de que “estamos mal, pero vamos bien”: se trata más bien de una expresión de deseo o la ilusión de que en el corto plazo y después de semejante sacrificio “vamos a estar mejor”. Segundo, paciencia corta se refiere a que más del 60% afirma que quiere (o le urge) ver mejoras en la microeconomía antes de fin de año.

De todas formas, Milei sigue siendo el eje de la política. Más de la mitad de la sociedad destaca que tiene actitud y es honesto, no se achica ni retrocede y trata de convertir derrotas en triunfos. Por otra parte, no es considerado el responsable de la situación económica actual y el resto de la dirigencia nacional genera niveles de confianza por debajo de los suyos. Este combo lo sostiene con niveles considerables de popularidad en medio de una realidad tan vertiginosa.

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Pero también empiezan a aparecer dentro de su propia base electoral algunas alarmas: se lo observa al presidente con cierta “desconexión de la realidad”, se caracteriza su gestión como un “gobierno para ricos”, y como contracara de la “actitud” que se destaca en Milei, afirman que “no tiene corazón” y lo comparan con la “inteligencia artificial”, un dispositivo moderno y disruptivo, pero a la vez frío y riesgoso.

Es todo un desafío administrar un ánimo social con este grado de tensión. Pasaron seis meses, el argumento de ser un outsider amateur cada vez garpa menos y el Gobierno está cada vez más obligado a mostrar resultados. Si no puede hacerlo, al menos tiene que lograr darle un sentido plausible y verosímil para no perder la confianza de los propios.

La victoria con la Ley Bases llegó en un momento justo para darle aire a Milei, es una oportunidad para rediseñar su relato y dar un giro en la trama, por el peso del acontecimiento y por lo que representa. También es cierto que hasta acá el Gobierno decía que no tenía las herramientas para avanzar. Ahora no tiene excusas.

(*) Sociólogo y director asociado de Proyección Consultores

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