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Ser peronista o de izquierda otorga inmunidad para ser corrupto o abusador
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Ser peronista o de izquierda otorga inmunidad para ser corrupto o abusador

Hay un viejo truco en la política: si uno quiere ser corrupto es mejor ser de izquierda. Porque ser de izquierda otorga una impunidad para la corrupción infinitamente mayor que ser de derecha.

El maestro de esto fue Néstor Kirchner. Durante los 90′ fue menemista -era cavallista-, pero al llegar el momento de estar en la Presidencia y poder ver desplegar su arsenal de corrupción bajó un cuadro de Videla en la ESMA y con eso pasó a tener justificación permanente por parte de todos los sectores de izquierda, el progresismo y todos los medios ideológicamente afines.

Esto es un viejo truco de los políticos. Pero lo que yo no imaginaba era esto también se usaba para los casos de abuso sexual. Y me refiero a lo que pasó con Pedro Brieger, que estuvo tantos años protegido por ser de izquierda.

Y todo gracias a la investigación que hizo el periodista Alejandro Alfie. Y la hizo con mucha calidad a través de Twitter para no involucrar a ningún medio y para que Brieger no pudiera hacerle juicio. El tema explotó y, por supuesto, dejó a salvo a las mujeres que habían sido acosadas, quienes siempre deben tener la prioridad en términos de si quieren o no hablar del tema.

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Por lo que se comenta ahora, no fueron casos aislados, sino que a Brieger le gustaba hacer eso permanentemente. Son muchísimo casos: 19 presentó el otro día solamente una asociación de periodistas. Por lo cual, es técnicamente imposible que en los ámbitos donde trabajaba Brieger -la Televisión Pública, Página 12, el programa de radio de Aliverti- no se supiera esto.

¿Qué pasa entonces? En estos casos, la izquierda funciona como una Omertá. Para ellos es mejor soportar a un tipo que ejerce acosos y abusos sexuales pero, eso sí, nunca «hacerle el juego a la derecha» -como ellos dicen- denunciándolo.

Esta persona se pasó 25 o 30 años haciendo eso, contando con el silencio de hombres, empleadores, colegas, compañeros de facultad, compañeros de radio, amigos, y era imposible que no supieran lo que pasaba.

De esta misma Omertá también se beneficia Fernando Espinoza, el intendente de La Matanza, a quien los periodistas no están los peronistas pidiéndole la renuncia ni nada de eso. En cambio, imagínense si Brieger hubiera sido un periodista de centroderecha o de medios como La Nación, Clarín o Radio Rivadavia, o de cualquier medio que no sea de izquierda. ¿Y si Espinoza hubiese sido un intendente del PRO o de La Libertad Avanza?

Ser peronista o de izquierda no solo da fueros para ser corrupto; ahora nos enteramos que también los da para ser abusador sexual. Y esto solo lo podemos comprender al mirar lo que pasó en todos estos últimos años.

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Las periodistas que se unieron para apoyar a las víctimas dijeron en una conferencia de prensa que «esto no es cuestión de escrachar», sino de que «pida disculpas». Pero sí es cuestión de escrachar, porque como algunos temas ya no se van a poder judicializar, entonces lo que queda es escrachar.

Cuando hay que escrachar a alguien que pertenece a una fuerza política que no es de izquierda o del peronismo sí se lo escracha fácilmente. De hecho, alientan estos métodos.

En cambio, Brieger, Espinoza, así como cualquier periodista o dirigente de izquierda, sí parecen tener algún tipo de consideración especial, y dicen que «él debería pedir disculpas». No deberían alcanzar las disculpas de parte de alguien que ha dedicado toda la vida a acosar mujeres y haber abusado de su autoridad.

(Columna emitida originalmente en el programa «Cristina sin vueltas», conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia)

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