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«El abuso de la IA por parte del periodismo podría representar un riesgo para la confianza»: entrevista a Valeria Groisman
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«El abuso de la IA por parte del periodismo podría representar un riesgo para la confianza»: entrevista a Valeria Groisman

La Inteligencia Artificial (IA) llegó al periodismo y como pasa en otras áreas, genera por ahora más rechazo, miedo e incertidumbre que aceptación.

Para entender más sobre el avance de esta tecnología en el mundo de la comunicación, Newsweek Argentina conversó con Valeria Groisman, periodista, docente, investigadora y autora del libro: «Manual de periodismo político» en el que aborda, entre otros temas, el rol de la Inteligencia Artificial.

¿Cómo ve el rol o la influencia de la Inteligencia Artificial en el periodismo político? Esto, teniendo en cuenta que, hoy como usted señala, los periodistas hacen notas por plataformas digitales, tienen un feedback directo con sus seguidores y los políticos informan a través de las redes, es decir, periodistas, audiencia y dirigentes están en Internet.

-La IA ya está transformando el periodismo. ¿Cómo? Facilitando tareas pesadas y agilizando otras. Es decir, colaborando con los periodistas en su quehacer diario. Esto es lo bueno: hasta hace poco yo hacía una entrevista y pasaba horas desgrabando. O tenía que investigar un tema intrincado y tenía que leer documentos larguísimos para dar con un solo dato. O adecuar un texto a distintos formatos o géneros. En todas estas tareas tediosas tengo el apoyo de la IA y me parece bien aprovechar esta tecnología, siempre consignando que la utilicé. En una redacción, la IA puede ayudar a pensar y diseñar nuevos productos y puede detectar y redactar noticias de actualidad de manera automática, entre otras funciones

Ahora, hasta acá todo parece maravilloso, pero ¿qué pasa con la idea misma de información cuando esta se puede generar en cuestión de segundos y en cantidades inimaginables? ¿Cambia la manera en que los periodistas pensamos la información cuando lo que hacíamos en un día la IA lo hace en un abrir y cerrar de ojos? ¿Cambia el concepto de información para la gente? Bueno, eso está por verse.

Pulula la idea de que la IA nos va a reemplazar, que va a reemplazar en realidad a muchos profesionales de otras áreas también, pero yo no lo creo. Pienso, en cambio, que esta multiplicación de textos iguales dará lugar a un re descubrimiento del trabajo de los periodistas. Podemos informarnos con un texto creado por IA, que lo que hace es reproducir los datos volcados en la web con un criterio designado por algoritmos, con los sesgos que esos algoritmos programados por personas acarrean, o podemos informarnos a través de la mirada de un periodista, una mirada humana, que investigó y contrastó datos, que entrevistó a personas relevantes en el campo, que entiende el contexto en el que la noticia se produce, que es capaz de dialogar con las audiencias y al mismo tiempo reflexionar sobre el camino que recorre la noticia. El periodista también tiene sesgos, claro, pero son más fáciles de reconocer. También tiene emociones y creo que en eso la IA todavía no es capaz de igualarnos. Percibir es una habilidad cognitiva que nos permite descubrir el mundo y a los demás para luego conectar. Los periodistas no somos meros replicantes de realidades, somos profesionales entrenados para transformar los datos y los hechos de la realidad en historias que importen, que impacten, que emocionen, que nos eduquen, que nos transformen y nos hagan sentir parte de una comunidad.

En definitiva, en un entorno digital plagado de textos iguales o imágenes iguales, las audiencias le atribuirán un mayor valor a la información de calidad, a aquella con huellas de humanidad, y que desafíe a pensar, que interpele, que no se quede en lo que ya está dicho y narrado.

Por otra parte, está bueno pensar en la confianza en las noticias y en el periodismo. ¿Qué pasa cuando el periodismo usa IA? ¿Crece la confianza o disminuye?

Según el Digital News Report 2024, las personas que más saben sobre IA son las que más confían en las noticias generadas por esta tecnología.

Del reporte surge que las primeras reacciones de las audiencias al toparse con información creada con IA es de “resistencia, sospecha y miedo”. Hasta hace algún tiempo, las redacciones solo usaban IA para tareas internas. La IA no era una herramienta que los periodistas exponían abiertamente. Sin embargo, es lógico creer que la transparencia en su uso podría ser una buena estrategia para generar confianza. Según el DNR, la generación de contenido completamente nuevo en manos de la IA es lo que más resquemor despierta. Es generalizada la idea de que la mirada humana debe estar por encima de la de la IA.

¿Cuáles son los riesgos del avance de la IA en el periodismo político y cuáles tendrían que ser los límites? Pensando, por ejemplo, en las fake news y la sobreinformación, que lleva muchas veces a la desinformación

-Riesgos hay siempre y los había antes de que la IA se asentara con fuerza en el mundo de la información. Siempre digo que las fake news no son algo nuevo. Los peores dictadores del siglo XXI llegaron a donde llegaron a fuerza de inventar y desvirtuar la realidad. De hecho, lo que consideramos “la realidad” no es más que una narrativa que construimos entre todos. Y si vamos más para atrás, encontraremos muchos más ejemplos de fake news.

Lo que sí es una novedad es la capacidad que tiene ahora para reproducirse, diseminarse y mezclarse con la información seria, contrastada y de calidad.

Su capacidad para traspasar las capas de suspicacia y chequeo que a las personas nos permite discernir entre la información basada en datos y en hechos y aquella que se basa en opiniones, creencias o información conveniente para alguien. ¿Por qué? Porque juega con nuestras emociones más innatas, con nuestro miedo, con nuestra comodidad y seguridad. Las fake news buscan desestabilizarnos para que terminemos prefiriendo creer a no creer. Creemos porque nos conviene, dice Bruno Mercier. No somos crédulos, explica. Creemos porque eso nos mantiene en cierta zona de confort o dentro de un grupo de pertenencia o porque en la disonancia cognitiva que implica decidir Si cambiar lo que hacemos y cambiar lo que me digo, preferimos no cambiar nada.

En este sentido, la IA generativa, al producir cantidades de discursos a partir de información que ya circula en Internet, seguramente replique desinformación a rolete.

Es decir, a las fake news de siempre que hace rato circulan a una velocidad increíble, ahora se suma el hecho de que la IA se nutre de información y desinformación. Estará en nosotros, los periodistas, utilizar la IA a nuestro favor, para frenar la producción de noticias artificiales basadas en información no chequeada o falsa. Con buenos prompts, la IA puede ayudarnos en ese sentido. Te cuento una experiencia personal. La semana pasada estaba investigando un tema relacionado con la mitosis, es decir el proceso por el cual una célula replica sis cromosomas y los secreta. Le pedí a Chat GPT que me ayudara. En un punto de la conversación (porque la IA propone eso: una conversación entre máquinas y personas) le solicité que me diera las fuentes de donde había obtenido la información que me ofrecía. Entre esas fuentes, que eran tres, estaba Wikipedia. Y ahí había errores tremendos. Le dije: ¿cómo puedo confiar en vos si la información que me das es incorrecta? A lo que me responde: Tenés razón, estoy trabajando para mejorar mi performance.

Imaginate que si yo no le hubiera pedido las fuentes, si yo no supiera nada del tema, la historia hubiese sido distinta. Quizás habría usado el texto de GPT para encarar mi trabajo y la hubiese pifiado feo. A lo que voy es a que yo confiaría más en GPT como tecnología que colabora en la producción de información y no como productor de información.

El abuso en el uso de la IA por parte del periodismo podría representar un riesgo para la confianza.

Respecto de la sobre información o la infoxicación, no hay duda de que la IA empeora el panorama. Pero es una ventana de oportunidad para el periodismo. En un clima de desinformación y sobrecarga informativa, nosotros podemos darle valor a la información de calidad. Esa es la carta que tenemos que jugar. Si todo es información, nada es información. El periodismo tendrá que alfabetizar a las audiencias para que pueda distinguir entre “contenido”, esa palabra tan de moda que en parte ha banalizado nuestro trabajo, e “información”.

En esa línea, ¿Qué aprendizajes y qué conocimientos debe tener hoy un periodista para manejarse en un mundo digital que crece cada vez más y en un escenario político en el que siempre sucede algo?

-Sin duda, el periodista de hoy tiene que ser flexible y poder adaptarse a los cambios. Y esto tampoco es algo nuevo. En la historia de la comunicación existen tantísimas nuevas herramientas y tecnologías a las que los periodistas debimos adecuarnos. La tecnología no es enemiga, es colaboradora, siempre que sepamos cómo usarla a nuestro favor y sin exagerar. Tenemos que aprender a delegar en la IA pero con ciertos parámetros que nos brinden seguridad y que respeten los códigos de ética que rigen nuestra profesión. Me imagino a la IA como una especie de asistente personal del periodista. Suena de ciencia ficción, pero hoy ya lo es, aunque no le pongamos ese mote.

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Por último, creo que tenemos que aprovechar la IA para pensar buenos modelos, nuevos formatos, nuevas narrativas. Experimentar, entrenar, probar, equivocarnos y retomar el camino. Y respecto de la IA en este mundo hiperacelerado con información constante, creo que la IA puede ayudarnos a detectar esos cientos de hechos diarios en vivo y nosotros dedicarnos a desmenuzar la información, contextualizarla y ponerla en valor.

Usted afirma que «el periodista con más herramientas será el más capacitado para hacer un periodismo de calidad» ¿Qué se considera periodismo de calidad en la actualidad?

– Sí. El periodismo de calidad se debería basar en datos contrastados y en hechos comprobables. Debería contextualizar la información, explicar por qué es importante y de qué manera trastoca o no la vida de las personas. El periodismo de calidad se guía más en datos que en opiniones, y cuando recoge opiniones, no solo consigna su cualidad de opinión, también pone en contexto esa opinión: ¿por qué puede resultar útil escuchar o leer la opinión de tal o de cual? ¿Quién es? ¿Por qué habla de lo que habla?  ¿Tiene algún interés en decir lo que dice? ¿Qué hay detrás? Todo eso no lo haría la IA. La mayoría de las veces, el periodismo de calidad lleva tiempo, exige honestidad y reconocimiento de los errores. También conversa con las audiencias. Y conversar implica escuchar sin pasar de largo. También busca atraer a las audiencias sin solemnidad, pero con seriedad.

En definitiva, el periodismo de calidad implica compromiso, esfuerzo y empatía.

Usted habla de la importancia de la hoja de ruta y de chequear la información. En un momento en el que «pesa más publicar que publicar datos comprobados», ¿cómo analiza el chequeo de la información y también la credibilidad de la información desde el lado del lector?

-Las redes sociales nos obligan a trabajar en vivo y trabajar en vivo dificulta el chequeo de información.

Queremos clics, queremos likes, queremos interacción. Entonces apostamos a cada minuto.

En ese sentido, las verificadoras hacen un trabajo importante y necesario, pero siempre surge la duda de quién chequea a las chequeadoras, qué intereses pueden esconder. También sabemos que los verificadores no pueden abarcarlo todo y eligen, con algún criterio, la información que deciden verificar y la que no. Hay decisiones editoriales ahí. Eso es importante que las audiencias lo sepan. No es que porque existe el fact checking entonces estamos resguardados frente a la desinformación. De hecho, el periodismo en sí mismo debería ser verificador. Ahí quizás hay una clave respecto del crecimiento de la desconfianza: ¿por qué necesitamos verificadores si tenemos periodistas? ¿Qué pasó en el medio? ¿Qué necesidad de las audiencias no estábamos cubriendo que salieron a buscar seguridad en otros brazos?

Usted sostiene que «las nuevas tecnologías nos permiten conocer más a nuestras audiencias» y que «las audiencias forman parte de la construcción de la noticia más que nunca». ¿Cómo ve el vínculo del periodista con las audiencias? ¿Los periodistas trabajan con las audiencias en el armado de una noticia o el periodista protege su lugar de portador de la información?

-Los periodistas buscan colaboración en las audiencias, se nutren de sus experiencias y datos. Y está bien, le ofrecen cierto protagonismo en la construcción de la noticia. Pero el trabajo del periodista implica mucho más que conversar con las audiencias. Respecto de si el periodista protege su lugar como portador de la información, siempre hay recelo de los profesionales respecto de los otros que hacen lo mismo sin haberse formado o sin experiencia. Hoy vemos que muchos influencers conectan con las audiencias mucho mejor que los comunicadores o periodistas. Sorprende, ¿no?

Estudiamos para comunicar y los que no estudiaron para comunicar saben comunicar de manera tal que las audiencias queden prendadas.

Tal vez debiéramos mirarlos más y aprender de ellos, identificar qué hacen bien. La mayoría de ellos son nativos digitales, nacieron hablando el idioma de las redes y lo saben hablar. No veo que el periodismo en general se sienta cómodo conversando con las audiencias. Los que sí lo hacen son los que crean comunidades y crecen en las redes. Supongo que no es fácil despojarse del lugar de poder que acarreamos.

Existe el miedo de que la IA reemplace al hombre. En el caso del periodismo, hay notas que son escritas por la IA. ¿Cómo ve este cambio y cómo piensa que seguirá esto a futuro?

-No conviene hacer futurismo, pero, como dije antes, creo que la IA va a ser una especie de asistente personal del periodista. Una Siri o una Alexa o algo así. Y que las audiencias van a valorar el trabajo “artesanal” del periodista entre tanto texto similar o igual.

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