Nicolás Maduro se autoproclamó este lunes por la madrugada como presidente reelecto de Venezuela, en un escandaloso escrutinio de votos que fue protestado por la oposición y por buena parte de la comunidad internacional. De hecho, la mayor parte de sus vecinos de la región no reconocieron su victoria.
Mientras tanto, las calles del país están en llamas. Miles y miles de ciudadanos, especialmente de los barrios más marginales de Caracas, salieron a las calles para reclamar, mientras que el Gobierno chavista sacó a sus “colectivos” y a las fuerzas armadas para reprimir las manifestaciones e intentar sostener al régimen.
En ese marco, los líderes políticos se han posicionado de maneras muy diversas, pero para Darío Lopérfido, exsecretario de cultura argentino y actual coordinador de la Cátedra Vargas Llosa, no hay muchos matices en circunstancias como las actuales. “O estás con los decentes o estás con los hijos de puta”, sostiene, citando al poeta Ulyses Petit de Marat.
EL BIEN Y EL MAL
El análisis de Darío Lopérfido, desde España
Para contextualizar su visión sobre la situación de Venezuela, el intelectual argentino contó una breve historia: “Hay una anécdota muy linda que contó Adolfo Bioy Casares. Durante la Segunda Guerra Mundial habían concretado una cita para firmar un manifiesto a favor de los aliados, y en contra de los nazis. Bioy Casares, Borges y Ulyses Petit de Murat se encontraron con Martínez Estrada, y explicaron ahí por qué iban a firmar ese manifiesto. Cuenta Bioy que en un momento Martínez Estrada dijo ‘bueno, pero ¿quizás no habría que reflexionar acerca de si no es verdad que aparece un hombre nuevo?’. Lo que planteaba era que tenía dudas de entre los aliados y nazis. Bioy no podía creer lo que estaba diciendo Martínez Estrada, pero Petit de Murat resolvió muy bien la cuestión. ‘¿Sabés lo que pasa? De un lado están los decentes y del otro los hijos de puta. Entonces Martínez Estrada dijo ‘claro, bueno, sí, yo firmo’”.
“Al final, todas estas cuestiones que vemos en el mundo a diario siempre se resuelven bajo los mismos parámetros. De un lado está la gente decente y del otro lado, no quiero repetir mucho ese término, pero claramente están los hijos de puta”, sentenció.
En ese sentido, sostuvo que “en el caso de Venezuela se puede ver con absoluta claridad”. “Hay mucha gente que considero decente y con la que tengo diferencias ideológicas, pero son decentes. El presidente Gabriel Boric, de Chile, es comunista, socialista, tiene un Gobierno con comunistas, y no estoy de acuerdo con él. Pero lo considero un tipo decente porque, más allá de su equivocación respecto a Israel, que es una tara de la izquierda en general, en el caso de Venezuela opinó de manera decente. Boric dijo que no reconocía el resultado y que se trataba de un fraude de Maduro”, señaló.
Y agregó: “Se puede hablar con la gente con la que uno está en desacuerdo totalmente, pero que ante situaciones límite se comporta decentemente, nada más que eso”.
Sin embargo, para Lopérfido hay voces con las que no está dispuesto a debatir. “En cambio, mucha otra gente, y no solo en el caso de Venezuela, desde hace años se coloca del lado del mal y pretende justificar su discurso del mal. Los kirchneristas, por ejemplo, estaban con Chávez y hacían negocios con él, mientras ya había empezado a matar gente y a expropiar cosas de los privados. Claramente se colocaron del lado en el que Ulyses Petit de Murat colocaba a los nazis y a quienes los defendían”, consideró.
“Nunca hubo kirchnerismo bueno, porque se pusieron del lado del mal, como lo hacen quienes defienden a la dictadura cubana. Hace un tiempo veía a unos tilingos -siempre del mundo de la actuación- como el actor Leonardo Sbaraglia, quien decía sobre el régimen cubano: ‘Los cubanos son gente que está viviendo en un lugar que aspira a una mayor igualdad de oportunidades, aunque no sabemos cuál es el sistema ideal. Seguro el capitalismo no lo es’. Eso ya no es ser simplemente idiota; es algo peor”, enfatizó el exdirector del Teatro Colón.
Y, siguiendo esa línea, contó: “Conozco personalmente a un montón de gente que se escapó de Cuba, y que en muchos casos eran actores, escritores, músicos. Se escaparon porque los iban a matar”.
Para Lopérfido, o no saben lo que ocurre en Venezuela y Cuba o simplemente lo ignoran por maldad. “En Cuba no hay medicamentos, no hay para comer. La gente no está delgada porque le gusta, sino porque come poco. Y lo mismo pasa en Venezuela. En Cuba hay un montón de presos políticos, incluyendo todavía a algunos de la última gran manifestación que se hizo contra el régimen. Justificar en algo al régimen cubano te coloca del lado de los hijos de puta del mundo”, aseveró.
Maduro, aislado: los países de América Latina no reconocerán el triunfo de Maduro en Venezuela
Lopérfido subraya también que las condiciones de vida en esos lugares son inhumanas, pero que detrás de esa justificación hay intereses. “Cuando digo que estoy en contra del régimen cubano es porque pienso en la gente que la está pasando tan mal, que sufre, que está presa, que no tienen comida, que no tienen medicamentos. Allí, si a uno le duele una muela, no hay paracetamol. ¡Y lo justifican! Y también justifican a Maduro”, indicó.
“Ni siquiera puedo decir que son unos miserables los argentinos kirchneristas que estaban a los besos con Maduro, que les hablaba de Perón y Evita. ¡Son una lacra! Pero no son gente equivocada. Lo hacen por plata, lo hacen por poder, lo hacen por cosas asquerosas. Matan gente en la calle y a ellos no les importa, porque decidieron colocarse del lado del mal”, enfatizó.
SIN EUFEMISMOS
“Esto no tiene discusión posible, porque no es una discusión política: cuando uno se coloca del lado del mal, no puede confundirse; y ya no es un oponente democrático”, subrayó Lopérfido, y añadió: “La gente decente piensa en la gente que está muriendo, en la gente que esa dictadura encarcela, en los que son perseguidos, como le pasó a Leopoldo López”.
“Quienes están del lado del mal lo matizan todo y plantean que en Venezuela hay un gobierno malo como el de Maduro, pero que la ultraderecha es peligrosa… El que dice eso no es una persona cuya opinión pueda respetar. María Corina Machado se está jugando la vida por la libertad en Venezuela”, expresó.
En ese sentido, ofreció un ejemplo reciente de los medios argentinos. “El periodista Ernesto Tenenbaum, por caso, dijo el otro día: ‘Esto le conviene a Macri y a Milei’. Decir eso es colocarse del lado del mal. Volvemos a lo que explicaba muy bien Ulyses Petit de Murat en aquel entonces: ‘De un lado está la gente decente y del otro, los hijos de puta’. Pasan los años, pero todo parece resumirse a eso. No ha cambiado nada”.
Pero el problema no se limita a una visión sobre Latinoamérica en particular. Para el intelectual se trata de una visión global, “una tara de la izquierda”. “Quienes justifican episodios como el de Venezuela son los mismos que justifican que Hamás haya asesinado chicos en una fiesta electrónica en Israel (no en un ataque a las fuerzas armadas israelíes) y haya violado a las chicas de Israel, están del lado del mal”, señaló.
Y agregó: “Yo no tengo nada que hablar con esa gente, solo los quiero combatir. Lo quiero combatir políticamente, ideológicamente, quiero dejarlos en evidencia todo el tiempo. Porque no se puede justificar cualquier cosa”.
En la visión de Lopérfido, tal vez un caso paradigmático sea el de Luiz Inácio Lula Da Silva, presidente de Brasil. “Lula es una persona que está claramente del lado del mal, al apoyar a Maduro en esta circunstancia”, evaluó, y continuó: “Ya sabemos que el PT es un partido corrupto. Vienen arrastrando casos de corrupción desde hace muchísimos años, De hecho, tuvieron un caso al poco tiempo de haber asumido por primera vez; un caso que llamaban ‘Mensalão’, que explicaba cómo le pagaban a los legisladores para sacar las leyes, cómo se quedaban con plata”.
Lula rompió el silencio y habló sobre Venezuela: «Fue un proceso normal y tranquilo»
“Lula siempre fue todo eso. Pero este era el momento en el que Lula podía demostrar que no era una lacra y que era una persona decente, diciéndole a Maduro ‘hasta acá llegaste, te tenés que ir porque ya pasaste todas las líneas rojas’. No lo hizo”, lamentó.
¿Por qué no lo hizo? Para Lopérfido la respuesta en sencilla: “¿Eso le generaría un problema político? No, porque mucha gente en Brasil estaría de acuerdo con eso. Es simplemente colocarte en el lado del mal en lugar de hacerlo en el del bien”.
Finalmente, y a modo de máxima, el intelectual argentino concluyó: “En Venezuela o en cualquier otro episodio similar en el mundo es posible elegir: o estás del lado del bien o estás del lado del mal. O estás con los decentes o estás con los hijos de puta”.