Científicos de la Universidad de Fukui, en Japón, revelaron una posible relación entre el riesgo de tener autismo con los ácidos grasos presentes en la sangre del cordón umbilical.
En voz de los investigadores, este nuevo conocimiento “podría ser crucial para comprender, diagnosticar e incluso prevenir el trastorno de espectro autista (TEA)”. No obstante, un profesor de Harvard comentó a Newsweek que es necesario realizar más investigaciones en esa área.
Para examinar las posibles causas del autismo, el equipo de investigación estudió el vínculo entre los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) en muestras de sangre del cordón umbilical y las puntuaciones de autismo en 200 niños.
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El estudio identificó un compuesto particular en el ácido de la sangre umbilical, llamado diHETrE, que puede tener “fuertes implicaciones” para la gravedad del TEA.
“Los niveles de diHETrE, un diol derivado del ácido araquidónico, en la sangre del cordón umbilical al nacer afectaron significativamente los síntomas posteriores de TEA en los infantes y también se asociaron con un funcionamiento adaptativo deteriorado”, precisó Hideo Matsuzaki, autor del estudio.
Estos hallazgos sugieren, agregó Matsuzaki, que la dinámica de diHETrE durante el periodo fetal es importante en la trayectoria de desarrollo de los niños después del nacimiento.
En concreto, los investigadores encontraron que los niveles altos de diHETrE se asociaban con dificultades en las interacciones sociales, mientras que los niveles bajos se vinculaban con conductas repetitivas y restrictivas en los menores. Además, esta correlación era más evidente en las niñas que en los niños.
“Las muestras del cordón umbilical se recogieron y se conservaron inmediatamente después del nacimiento de los niños. A los seis años, con la ayuda de sus madres, se evaluaron los síntomas del TEA en estos mismos infantes”, refiere el artículo.
LOS MISTERIOS DEL TEA
Basándose en estos resultados, los científicos sugieren que medir los niveles de diHETrE al nacer podría convertirse pronto en una herramienta valiosa para predecir el riesgo de que una persona desarrolle TEA. “La eficacia de la intervención temprana para niños con TEA está bien establecida y detectarla al nacer podría mejorar la intervención y el apoyo a los niños con TEA”, dijo Matsuzaki.
De igual manera, explicó que inhibir el metabolismo de diHETrE durante el embarazo podría ser una vía prometedora para prevenir los rasgos del TEA en los niños, aunque se necesitará más investigación en esta área.
El estudio, publicado en Psychiatry and Clinical Neurosciences, se basa en investigaciones anteriores en modelos de ratones que sugirieron que los PUFA y sus metabolitos durante el embarazo juegan un papel crucial en el desarrollo del autismo.
Al compartir la motivación detrás de la investigación, Matsuzaki argumentó: “El metabolismo del CYP forma ácidos grasos epoxi (EpFA), que tienen efectos antiinflamatorios, y ácidos grasos dihidroxi, o ‘dioles’, que tienen propiedades inflamatorias”. Los autores del estudio consideran que estos hallazgos “abren una vía importante” para desentrañar los misterios del TEA, que potencialmente conduciría a mejores diagnósticos y tratamientos.
AUTISMO Y CORDÓN UMBILICAL
Si bien reconoce que el área de investigación enfocada en este estudio es emergente, James McPartland, profesor de psiquiatría y psicología infantil en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, compartió a Newsweek que la investigación no proporciona información actualmente útil para diagnosticar el TEA.
“Se trata de un estudio exploratorio que indaga los posibles mecanismos de las características clínicas del autismo que no están establecidos y que actualmente no se comprenden bien. Su importancia radica en generar hipótesis que se pondrán a prueba en estudios futuros más rigurosos, pero proporciona información limitada para sacar conclusiones o guiar la toma de decisiones clínicas”, afirmó.
McPartland también indicó que la prevención del TEA no es un objetivo de la mayoría de los médicos e investigadores del autismo. En cambio, el objetivo principal es avanzar en la investigación y desarrollar conocimientos que puedan mejorar la calidad de vida de las personas autistas y sus familias.
“Cabe destacar que el programa de observación para el diagnóstico del autismo utilizado en este estudio no es una herramienta diagnóstica lo suficientemente sensible y específica cuando se utiliza de forma aislada. Es más fiable cuando se combina con entrevistas a los padres y el juicio clínico de acuerdo con los criterios de diagnóstico del DSM-5”, añadió.
A partir de los datos publicados, no se puede determinar qué proporción de los individuos estudiados realmente cumplirían los criterios de diagnóstico del autismo. Por tanto, el estudio proporciona información muy limitada sobre la posible utilidad diagnóstica de estos métodos.
Publicado en cooperación con Newsweek en Español