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“La inteligencia artificial lo atraviesa todo”: entrevista a Graciela Ciccia, la tecnóloga argentina que une la ciencia y los negocios
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“La inteligencia artificial lo atraviesa todo”: entrevista a Graciela Ciccia, la tecnóloga argentina que une la ciencia y los negocios

Por Romina Andreani

Graciela Ciccia es un caso de excepción en la Argentina: pocas mujeres (u hombres) combinan tan intensamente la mentalidad científica aplicada a los negocios con el espíritu de innovación. No se conformó con crecer académicamente y consolidar un lugar influyente en el mundo corporativo, sino que fue por más, no solo para ella sino para el ecosistema donde desarrolló su carrera. Es una máquina de hacer. Por eso, es inspiradora para quien desee emprender en el mundo de la ciencia y la tecnología.

Ciccia integró el Directorio del CONICET hasta marzo de 2023. Forma parte del grupo fundador de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB) y preside el nuevo Departamento de Desarrollo Científico Tecnológico de la UIA (Unión Industrial Argentina), donde se propone buscar empresas que están invirtiendo en investigación con sesgo científico (I+D) y vincularlas con empresas nacientes.

Se doctoró en Farmacia y Bioquímica en la UBA y publicó cinco libros y más de cuarenta artículos en revistas científicas de su especialidad. Actualmente, es directora de Innovación y Desarrollo Tecnológico de la empresa Insud. Además, por sus aportes a la ciencia aplicada, fue distinguida como Personalidad Destacada en 2017 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

En esta charla con Newsweek Argentina, comparte su expertise en el arte de facilitar la creación de empresas biotecnológicas.

Desde una mirada no experta, podría considerarse el circuito del emprendedurismo y de la biotecnología como muy lejanos, en el sentido de que esa clase de desarrollos solo parece accesible para megaempresas. ¿Cuál es su visión y su experiencia al respecto?
– Estábamos en el Planetario, en 2018, en el primer Demo Day de la aceleradora de empresas GRIDX, y dije “¡los planetas se alinearon! Es el momento de la biotecnología”. Desde la Argentina se está haciendo biotecnología con un nivel muy interesante y creo que la mayor revolución está en la generación de las startups. Desde 2016 a la fecha se han generado más de 100 startups. Hoy la CAB Startup (que se inició en septiembre de 2020 en la Cámara) tiene alrededor de 110 asociados y según el primer censo biotecnológico en la Argentina hay alrededor de 300 compañías. Se dice que esta disciplina sólo es para las industrias farmacéuticas; y es cierto cuando hablás de una molécula disruptiva/innovadora para tratamiento, donde hay inversiones muy grandes y en donde las startups son compradas o asociadas a empresas grandes, porque se necesita mucho dinero.

¿Eso ha cambiado aunque sea un poco en estos años?
– Es verdad que este era el camino tradicional, pero con la aparición de los venture-capital, más orientados a biotecnología, es posible levantar 15 o 20 millones de dólares, que antes solamente estaban disponibles si una de las 5 Big Farma ponía este dinero. Entonces, con este cambio de paradigma, si la idea, la propiedad intelectual, tiene potencial de impacto global, y el grupo fundador es sólido, es factible encontrar un conjunto de inversores. Probablemente, para la comercialización de una droga farmacéutica vas a necesitar de una empresa farmacéutica, o te convertirás de una empresa chiquita de biotecnología en una importante. En Argentina, por ejemplo, la original pharmAdn, creada por cuatro tecnólogos, inició su trayectoria con un contrato de servicio que les permitió demostrar su fiabilidad para luego recibir la inversión corporativa de INSUD, luego se diluyó su grupo fundador y terminó siendo MAbxience líder en la producción de anticuerpos monoclonales. Hace unos años, por la capacidad de la empresa y su gente, llamó la atención de un grupo tan importante como FRESENIUS, que se convirtió en accionista. La mayor ventaja comparativa que veo en Argentina, respecto de otros lugares del mundo, son los recursos humanos calificados y una tradición de industria nacional.

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¿Cuáles son los caminos que tienen hoy los emprendedores en biotecnología?
– Incubadoras ya había en la Argentina, pero no hacían matching con emprendedores de negocios. El antes y el después fue, para mí, descubrir que era importante tener desde el inicio gente formada en negocios (ingenieros, economistas, contadores, expertos en finanzas), sin distinción de las edades, porque muchas veces un emprendedor de negocios es aquel que ya hizo su carrera y aporta sus experiencias clave al matching con los científicos, que piensan que son dueños del 100% de la idea, y que no participarán su compañía a alguien que únicamente mirará los números. Este prejuicio cambió mucho; el proceso no lleva ni siquiera 10 años de existencia, pero ya cambió la cabeza de los investigadores. Para los jóvenes, que no quieren hacer una trayectoria corporativa, ni una carrera académica tradicional, y para investigadores de carrera a los que ahora les interesa crear sus empresas se ha abierto ahora una posibilidad muy interesante y concreta.

Hay casos de gente que incursionó en la biotecnología y le ha ido muy bien. Todo lo biológico y su impacto en la naturaleza, en la sustentabilidad y en los cambios de paradigma, en la salud y alimentación, en convergencia con otros actores como los expertos en ciencia de datos. El antes y después ha marcado ese matching.

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En otras verticales, las causas principales por las que fracasan las startups son porque no hacen buen fit con el mercado o el producto no es lo suficientemente bueno. ¿En qué se equivocan los emprendedores de biotecnología en esas primeras etapas?
– Deben hacer buen match con investigadores y con gente del mundo de los negocios desde el inicio y, por supuesto, el fit con el mercado. Hay que entender a los potenciales adoptantes: si no sos quien venderá el producto y es una empresa grande, entonces deberás darles ventajas para que cambien su proceso productivo o para que adopten tu producto, y en esas ventajas están el costo, la accesibilidad, las ventajas del marketing. Vincularse con el mercado sigue siendo un déficit, porque estas empresas recién nacen y entonces hay que aceitar los vínculos con las empresas establecidas, hay que encontrar del otro lado quién tenga ganas de arriesgarse a cambiar un proceso, encontrar el mentoring adecuado. El gran desafío es juntar estos mundos, porque ni siquiera son generacionalmente parecidos o van a las mismas reuniones, a veces son como inalcanzables. El ecosistema tiene que ayudar en esto. Un ejemplo de esto es BioArgentina, donde desde la CAB hace 10 años unimos empresas, emprendedores y científicos.

Cuando uno está entusiasmado con su idea, piensa que todo el mundo la va a adoptar -a mí me ha pasado-, y decís “¡pero, cómo no pueden ver la ventaja!”. El tema es que el emprendedor no ve todo lo que hay detrás: ante un cambio hay que justificar todo ante la autoridad regulatoria, cambiar el proceso productivo, etc. El timing es importante, tener la opinión de los futuros usuarios de tu tecnología es clave.

En la primera instancia de un proyecto, es requisito básico que tu idea ya esté validada. Pero en Biotecnología, es más difícil validarla que en otros rubros, porque tenés que encontrar el interlocutor adecuado, y sucede que muchas de las empresas grandes no hacen investigación y desarrollo a este nivel.

¿Podrías resumir tu carrera y tus comienzos profesionales?
– Yo hice carrera tradicional en cuanto a la formación científica, pero siempre vi que mi trabajo de tesis servía para publicaciones científicas y para medicamentos, para algo tangible. Luego de pasar por la actividad privada volví a la universidad como profesora de biotecnología. Allí creamos la primera unidad de vinculación de la Facultad de Farmacia y Bioquímica en el momento donde las 13 facultades de la UBA comenzaron a tener una oficina de vinculación entre el sector productivo y el científico. El éxito fue la vinculación institucional de la facultad con el sector productivo a través de casos de impacto social como el servicio de huella digitales genéticas por medio del cual se pudo hacer la identificación de las víctimas del atentado de la AMIA. Más tarde y ya como responsable de vinculación en CONICET, mientras hacía un curso de entrepreneurship, me di cuenta de mis cualidades para emprender y me independicé. Empecé a atender distintas empresas con espíritu innovador. Ayudé a crear el Instituto Milstein, a hacer programas sobre el impacto de la biotecnología para el Ministerio de Economía y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y a promover vinculación de las empresas con el sector científico desde lo que hoy es INSUD, una empresa referente en innovación abierta.

El talento argentino es competitivo y de buen nivel global…
– Sin duda. Nosotros fuimos en San Diego a Ilumina Inc., la compañía líder a nivel mundial en el desarrollo de tecnologías para la secuenciación masiva de genes. Su vicepresidente científico es un argentino, un biólogo que está allí hace 15 años. Esto pasa mucho. Nosotros tendríamos que privilegiar estos contactos internacionales. La gente se va y no podés obligar a nadie frente a mejores oportunidades. En un momento hubo una iniciativa del Ministerio de Ciencia (RAICES) para repatriar talentos. Yo no pienso exactamente igual, pienso que es muy conveniente para el desarrollo con impacto global identificar a los argentinos exitosos que están en el mundo. Todos quieren ayudar. Promover una iniciativa de ese tipo sería muy interesante.

Recién llegaste de la conferencia BIO en San Diego, Estados Unidos. ¿Cuáles son las últimas tendencias?
– Inteligencia artificial, lo atraviesa todo. Nosotros hicimos en 2015 un trabajo en la Cámara Argentina de Biotecnología y Ubatec que se llamó Biotecnología 2030, y ahora miramos qué era lo que imaginábamos y cuánto habíamos acertado. Lo que todavía no está, pero que estará seguramente en el 2030, son los trasplantes. Esto de que tengas un riñón o un corazón, por impresión 3D de células madre. Hoy lo que va a revolucionar todo es el tema de los datos, ese mar de datos que produce la industria. La Bio está muy enfocada en la industria farmacéutica, pero cuando esos datos son analizados por esas inteligencias artificiales, podés obtener ventajas para hacer ensayos clínicos, ramas sintéticas, en lugar de acumular tantos casos de pacientes para un ensayo clínico. No estamos hablando de ciencia ficción. Oncoprecision, startup argentina con base en Córdoba y New York, hace avatares sobre un tumor de cáncer con células sanas del paciente. Hay una especie de imitación de lo que pasa con tu cuerpo, para ver el efecto de posibles nuevas drogas.

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¿De qué otras tendencias se están hablando?
– Se empieza a ver fuerte el tema de no usar animales. También hay muchos proyectos de obtención de proteínas con métodos alternativos usando hongos, levaduras, vegetales con menor impacto en el ambiente y sustentabilidad.

¿Qué aportes, cambios o reformas necesita Argentina para capitalizar todo este talento científico?
– Para mí, algo pendiente es un mapa de la innovación, o sea, quién es quién. En la época de la inteligencia artificial, no puede ser que no tengamos una base de datos amigable para tener una idea de la oferta científica tecnológica. Esto no es imposible, podría ser tarea de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación en colaboración con las provincias. Otra es tratar de hacer una homología entre la normativa de las universidades y los institutos de investigación en cuanto a la vinculación con el sector productivo. El tercero es la adecuación de los reglamentos públicos para la creación de empresas de base tecnológica a las prácticas y estándares internacionales. Y, finalmente, a nivel global, siempre hay incentivos para el sector privado para invertir en investigación, desarrollo e innovación. Créditos blandos, incentivos fiscales, subsidios, etc., y la industria del capital emprendedor. En la Argentina de hoy hay marcos regulatorios e instrumentos para la promoción de la economía basada en el conocimiento, solo falta ponerlos en marcha nuevamente y también diseñar nuevos para atraer la inversión.

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