María Corina Machado brindó una conferencia de prensa exclusiva para medios de Argentina y Chile, en la que Newsweek Argentina estuvo presente.
La líder de la oposición venezolana se mostró firme en su postura de defender el resultado obtenido en las elecciones del 28 de julio, que consagran a Edmundo González Urrutia como el próximo presidente.
Con ese objetivo, por el cual piensa pelear y no desistir, Corina Machado le respondió a este medio qué es, lo que siendo una opositora al chavismo desde la primera hora, la impulsa a seguir luchando y no bajar los brazos. Además, contó, paso a paso, cuál es el plan de Vente Venezuela, el partido que encabeza y que le devolvió la esperanza a los venezolanos de que un cambio es posible.
«¿Siendo una opositora al chavismo desde la primera hora, qué le hace seguir en esta lucha y no bajar los brazos?», le preguntó Newsweek y ella respondió: «Muchas cosas. Primero yo tengo mucha confianza en la sociedad venezolana y creo que nos han dado unas lecciones maravillosas». «El régimen ha subestimado lo que los venezolanos somos capaces de hacer y también creo que alguna gente de afuera no lo creía posible y mira donde estamos», agregó.
«Yo solamente concibo mi vida en libertad en Venezuela», aseveró y destacó: «Hoy hay una fuerza que nos une y es muy poderosa y es algo que lo sentimos todos los venezolanos. Nosotros queremos a nuestras familias unidas, con nuestros hijos de vuelta en la casa». «Y no hay nada que no haga una madre, un padre por sus hijos», afirmó con la mirada y la emoción propias de una madre.
«Por lo tanto, esto que estamos viviendo va más allá de una lucha política o ideológica, esto se ha transformado en una lucha ética por la verdad», aseguró y añadió: «Una lucha existencial por la vida y una lucha espiritual por el bien». «Y eso es muy poderoso», remarcó.
Sobre la situación en Venezuela, aseveró: «Son momentos tremendamente complejos y peligrosos», pero también «el momento de hacer un balance objetivo de lo que se ha logrado».
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«Me siento profundamente orgullosa de ser venezolana y de ser parte de este movimiento que ha emergido: un movimiento social, cultural, que ha derribado las barreras que durante 25 años el chavismo buscó construír para dividir a los venezolanos», remarcó y precisó: «Para dividirnos por razones de género, de ideas, de posición económica, motivos raciales, culturales, religiosos, etcétera».
«Lo que surgió no es solo un repudio al sistema, es alrededor de un conjunto de valores», destacó.
Y puntualizó: «En primer lugar, la dignidad humana, la Justicia y la igualdad ante la ley, la libertad, la propiedad y la familia», es decir, «solo así podremos tener una sociedad autónoma al cual el Estado le sirva y no que el Estado se sirva ella». «Y un país al que puedan regresar nuestros hijos», subrayó.
«Nosotros planteamos un proceso de cara al 2024 en seis etapas», indicó y marcó: «De las seís ya se han cumplido cuatro».
«La primera etapa que consistía en volver a dar sentido de lucha, de entusiasmo, de movilización y unión a la sociedad venezolana», precisó y puso el foco en que «no fue fácil e implicó recorrer Venezuela muchas veces: empezamos de la periferia hacia al centro, o sea, de lo rural a lo urbano y de las zonas populares a las clases medias».
Aquí se detuvo y señaló que «las clases medias fueron las más escépticas».
Al lograr este primer paso, llegaron a la segunda etapa «que era hacer unas primarias ciudadanas sin interferencia del Consejo Nacional Electoral y en las cuales pudieramos obtener un liderazgo legitimado». «El régimen hizo todo para impedirlo», sostuvo pero «lo logramos y yo obtuve más del 90% de los votos».
Luego vino la cuarta etapa «hacer unas elecciones presidenciales con un candidato que tuviese el respaldo de todas las fuerzas democráticas», explicó y enfatizó: «Nuevamente fueron innumerables los obstáculos que superamos: pasando por mi inhabilitación, luego la negativa a que se pudiera inscribir Corina Yoris, que habíamos elegido como sustituta y después todo el viacrucis para que se pudiera inscribir Edmundo González Urrutia».
«Fue una campaña que la hicimos sin plata, con una censura total: yo tengo más de diez años que no aparezco en una entrevista de televisión nacional ni en un programa de radio importante en Venezuela», afirmó.
Y sumó: «Con toda la represión en contra: nos trancaban las carreteras, cerraban los hoteles donde nos hospedabamos, cerraban los restaurantes de la carretera donde nos parabamos a desayunar».
«Persiguieron y encarcelaron a las personas que nos alquilaron camiones de sonido o tarimas para poder montar», contó y agregó: «Hasta un humilde trabajador que nos prestó su curiara (embarcación) para cruzar el río cuando trancaron el puente, le quitaron el motor y tuvo que huir de Venezuela».
«Y ni hablar lo que ha sido la persecución a los periodistas», marcó.
Después «la cuarta etapa era lograr demostrar la victoria», especificó y aquí recalcó: «Sabíamos que estabamos compitiendo con las reglas de juego de la tiranía: no era un proceso ni libre ni justo». Por lo tanto, «todas las condiciones eran adversas y las cambiaron hasta el día anterior, todo tipo de arbitrariedades», indicó y manifestó: «Lo mismo pasó el día de la elección».
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«Para las elecciones del 28 de julio decidimos montar dos estructuras: la plataforma 600K y los comanditos», detalló y explicó: «La plataforma 600K nos iba a permitir estar al 100% en los 15.797 centros y de las 30.026 mesas, no solamente con testigos, que es lo convencional, si no teniendo todo un equipo dentro de los centros de votación para asegurarnos que hubiera un seguimiento desde la primera hora de ese día hasta que se obtuvieran los resultados de cada mesa».
«Y los comanditos, que es una estructura ciudadana, a la cual el régimen le ha enfilado toda su furia», aseguró y detalló: «Son estructuras para a nivel comunitario poder organizar a los ciudadanos».
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«Nuestra aspiración era tener entre 40.000 y 50.000 comanditos y logramos tener al menos 69.000. Cada uno tiene al menos 10 personas, por lo que ahí al menos hay, 700.000 venezolanos voluntarios organizados». Es así como «el 28 de julio hubo un millón de voluntarios con tareas específicas», resaltó.
Ante esta organización, recordó que «hoy en día el 60% del territorio venezolano no tiene ni acceso a Internet ni señal telefónica».
«Si bien por ley en Venezuela, cada testigo tiene derecho a llevarse un acta original impresa por la máquina, tuvimos 1.300 denuncias de centros de que habían sido expulados nuestros testigos», aseguró, pero finalmente, con muchísimo esfuerzo, lograron tener las actas: «Nuestros testigos son los verdaderos héroes porque a pesar de la persecución lograron conseguir las actas y defenderlas con sus vidas», destacó.
«Al día de hoy tenemos casi el 84% de las actas», puntualizó y agregó: «Edmundo González tiene 7.300.000 votos y Maduro tiene 3.320.000 votos», por lo que «la diferencia a favor de Edmundo González es de 3.990.000» y aclaró: «En lo que tenemos nosotros».
«Si en el 100% de las actas que faltan con cero abstención, Maduro saca el 100% de los votos no llega a tres millones y medio, con lo cual, no hay manera de que pueda ganar», sentenció.
La quinta etapa la definió como «la transición negociada», que se trata de «aceptar los resultados del 28 de julio e iniciar una transición», lo cual lleva al sexto paso que «es la transición a la democracia».
«Esta negociación que hemos planteado tiene cuatro condiciones de partida: primero, el reconocimiento del 28 de julio, segundo vamos a negociar una transición no es un esquema en el cual Maduro permanece en el poder y ofrece algunos carguitos o espacios a actores de la oposición», sostuvo.
Y cerró: «Tercero, estamos dispuestos a hacer un proceso de negociación con garantías, salvaguardas e incentivos para los actores involucrados y cuarto, el centro de esta negociación va a estar en la sociedad venezolana: el pueblo que tiene el absoluto derecho de elegir, como ya lo hizo, quien los representa».
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