Por Alfredo Casado
Desde hace algún tiempo el Líbano vuelve a estar en la escena internacional. No es casualidad que la violencia que se reinstaló en Oriente Medio, y en particular con la confrontación entre Israel y de Hamás en Gaza, repercuta en el frente libanés dominado por los comandos de Hezbolá.
La historia marca a fuego ese pequeño territorio sobre el Mediterráneo, al que alguna vez llamaron «la Suiza del Medio Oriente» y que, como casi todas las suizas que no son Suiza, cayó en profundos pozos de depresión y beligerancia.
En estas últimas 48 horas las detonaciones de dispositivos electrónicos de mensajes denominados «pagers» y también los populares walkie talkies comenzaron a explotar por los aires.
Mientras la consternación y el asombro se apoderaron del país al ritmo de los estallidos sobre los cuerpos de las personas, el gobierno libanés y las milicias, de inmediato, acusaron a la larga mano de los servicios de inteligencia israelíes de haber operado sobre los sistemas para provocar pánico, muertes y miles de heridos.
El famoso beeper, en desuso en la mayoría de los países, fue muy utilizado hace décadas en todo el mundo y forma parte de la red comunicacional del grupo integrista.
Cuando Israel y otros países o grupos usaron a los celulares como elementos que podían ser intervenidos o captados para lanzar operativos de eliminación de enemigos, el Hezbolá optó por utilizar entre sus militantes el simpático aparatito bucapersonas. El raid, ya no aéreo, sino sobre los pagers, dejó 13 muertos y más de 3000 heridos durante el primer dia.
El martes, los dispositivos comenzaron a estallar sobre la humanidad de miembros de Hezbolá en supermercados, bancos, plazas, en los coches y en sus hogares. Cuando todo parecía volver a la normalidad, el miércoles los sorprendió con más explosiones.
Al terminar la jornada el saldo era de espanto: las detonaciones dejaron 14 nuevos muertos y 450 heridos. La diferencia de las últimas horas es que en la mayoría de los casos eran aparatos de radio comunicaciones. Según los datos que aportaron fuentes de Hezbolá, los pager y radios fueron comprados en los últimos cinco meses y al aparecer cambiados o modificados.
El gobierno israelí no se ha expresado de manera directa sobre lo ocurrido. Hay que tener en cuenta que desde los hechos acontecidos el 7 de octubre pasado y que desencadenaron la Guerra en Gaza, Israel sufre la apertura de un virtual segundo frente que obliga a las fuerzas israelíes a distraer efectivos, y en especial unidades aéreas para contrarrestar la cohetería y los drones que se lanzan desde el otro lado de la frontera.
Israel, de boca de alguno de sus funcionarios, señaló que la guerra en el Oriente Medio entra en una nueva etapa.
El interrogantes es saber si el Estado judío llevó adelante estas operaciones tecnológicas explosivas, no reconocidas por Tel Aviv, por convicción sobre el momento y el tiempo o apremiado por la posibilidad de que sus planes fueran descubiertos.
Cualquiera sea la razón, el sistema de comunicación de las milicias chiitas, está fuertemente afectado y habrá que comprobar si sus lanzaderas siguen disparando.
De ser así es posible que el ejército Israelí, acompañado por el paraguas de sus aviones de combate, se lancen al otro lado de sus límites con el Líbano en una táctica para arrasar con el Hezbolá y abrir ese famoso segundo frente norte de una manera contundente.
Aun a riesgo de regionalizar el conflicto que pueda llevarlo a una instancia de gran escala.
Para Mohammed Odeh, uno de los jefes de la organización palestina Al Fatah en Cisjordania, con quien Newsweek Argentina conversó en las ultimas horas: «Israel puede estar preparando una incursión sobre el Líbano, que tendrá una fortísima resistencia de las milicias que cuentan con armamento pesado, misiles, drones y cañones».
Según el jefe palestino, Hezbolá no puede ceder ni retirarse porque además cuenta con mayor capacidad operativa que otros grupos: «Creo que una vez más Netanyahu está con una situación interna que lo lleva a ir en otros frentes hacia adelante», remarcó.
El panorama se cierne cada día más oscuro en el Oriente Medio. A última hora llega la información que también explotaron beepers en Siria y que Israel desplaza una de sus brigadas con rumbo a la fronte libanesa.
El olor de la guerra se extiende, no es una sensación y se acerca, cada instante más, a la incertidumbre que provoca aquello que no tiene retorno.
