Los presidentes del mundo expusieron en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) y entre los distintos temas que abordaron, se pronunciaron sobre la situación en Venezuela, ¿qué dijeron?
El mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, quien brindó su último discurso ante el organismo, destacó que «en la lucha de Venezuela, los ciudadanos lucharon por un cambio y se lo quieren negar, el mundo sabe la verdad».
E hizo hincapié en que «hay cosas más importantes que permanecer el poder, la gente es lo más importante».
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Desde el lado de Europea, el líder francés, Emmanuel Macron, le solicitó a «las autoridades venezolanas que publiquen sin demora todas las actas de votación».
En lo que respecta a Brasil, el jefe de Estado, Lula Da Silva, no mencionó en ninguna parte de su exposición lo que ocurre en Venezuela.
En cuanto a Chile, Gabriel Boric, fue contundente al hablar de Venezuela y dejó en claro que «Chile está especialmente atento frente a la crítica situación que vive Venezuela».
«Estamos frente a una dictadura que pretende robarse una elección, que persigue a sus opositores, y que es indiferente al exilio no de miles, sino de millones de sus ciudadanos», remarcó.
Y por lo tanto, afirmó: «Se requiere una salida política a esta crisis, que reconozca el triunfo de la oposición en las últimas elecciones y lleve adelante una transición pacífica a una democracia en forma».
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, también fue claro y manifestó: «Rechazamos en el hemisferio y en todo el mundo cualquier intento por reprimir las aspiraciones de libertad y justicia que expresan los pueblos del mundo mediante procesos libres y democráticos, como está sucediendo en estos momentos en Venezuela y en Nicaragua».
Y recalcó que «los principios de la democracia son fundamentales para preservar la libertad, la dignidad y la prosperidad incluyente y equitativa de la humanidad».
También se refirió a la migración y sostuvo: «En el futuro que estamos construyendo, la migración es un derecho, una opción, no una sentencia derivada de la falta de oportunidades, la violencia, o el hambre».
Y recordó que «en la última década, Guatemala ha pasado de ser un país de origen de personas migrantes a ser cada vez más un territorio de tránsito y retorno, así como, en menor medida también, un lugar de destino».
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