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América los prefiere argentinos: por qué las selecciones de todo el continente eligen a nuestros directores técnicos
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América los prefiere argentinos: por qué las selecciones de todo el continente eligen a nuestros directores técnicos

Por Román Iucht

El país se convirtió en el principal exportador de directores técnicos para el continente entero. ¿Por qué todos eligen a nuestros entrenadores? Las claves para entender un fenómeno inédito en el mundo entero.

En pocos ámbitos de la vida pública la Argentina recibe mayor cantidad de alegrías que las que llegan desde el mundo del deporte. El “Gen Competitivo” hace del deportista nacido en éstas tierras un personaje único en la especie. Voraz, insaciable, orgulloso y calificado, se adapta a las necesidades y siempre tiene un plus cuando su debacle se percibe inminente.

El gran Roberto Perfumo decía que “los futbolistas argentinos son como las cucarachas, son antediluvianos”. Su comparación aludía a la capacidad de nuestros compatriotas para adaptarse a cualquier circunstancia por más extrema que pudiera resultar y a su antigüedad para sobrevivir en un ámbito tan hostil.

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El fenómeno de los técnicos argentinos se expande por el mundo, pero en el continente americano y en especial en el Sur y a nivel selecciones, se vuelve mayoritario. Siete de los diez seleccionados que buscan una plaza para el mundial de 2026 tienen a un entrenador argentino guiando su ruta. La mirada quirúrgica, la motivación combinada con la máxima exigencia, el conocimiento y el convencimiento, producen una fórmula cuyos resultados quedan a la vista.
Todo esto se valora, y aun cuando el éxito no los alcanza a todos, la rotación en múltiples oportunidades reemplaza a un técnico argentino por otro.

La capacidad de liderazgo, y la habilidad como piloto de tormentas los ubica incluso por encima de eternas rivalidades. Pocos duelos tienen más historia que el clásico rioplatense (solo basta con recordar la primera final del mundo en 1930), pero ese antagonismo deportivo no impidió que la dirigencia charrúa contratara a Marcelo Bielsa para revolucionar a un seleccionado celeste que tenía más nombres que juego. Más allá de las actuales críticas, la respuesta ha sido casi inmediata y el “Loco” ya obtuvo resultados, además de edificar una base de jugadores jóvenes para el futuro.

Chile es otro ejemplo ilustrativo. Cada vez que un trasandino se mide ante un argentino, la peligrosa mezcla de patria y pelota se vuelve tan “chauvinista” como inexplicable. Sin embargo, “la roja” no ha hecho más que coleccionar nombres argentinos para manejar los destinos de su combinado nacional. Desde Bielsa (en 2009) hasta hoy, han pasado Borghi, Sampaoli, Pizzi, Berizzo y en la actualidad Ricardo Gareca.

El “Tigre” es considerado también un “semidiós” en Perú, conjunto al que llevó a Rusia en 2018 tras 36 años de sequía mundialista. Basta tocar suelo peruano y mencionar su nombre para recibir elogios a su seriedad profesional y su bonhomía como persona.

Ricardo Gareca

Pero la lista no se agota tan rápidamente. Gustavo Alfaro fue el arquitecto del desembarco de Ecuador en Qatar 2022, armando un equipo solidario, atlético e inexpugnable como local en Quito. Luego fundó las bases del incipiente relanzamiento del fútbol costarricense que ahora continúa el rosarino Claudio Vivas y desde hace un par de meses comenzó la recuperación de una alicaída selección de Paraguay con la que ya logró ganarle a Brasil y devolverle la autoestima perdida.

El ejemplo más exitoso en la actualidad es el de Colombia. Néstor Lorenzo fue parte del cuerpo técnico que con Pekerman como referente logró que los “cafeteros” accedieran de forma consecutiva a los cuartos de final en los mundiales de Brasil y Rusia. Tras la salida de José, solo fracasaron en varios intentos fallidos hasta que la vuelta de otro argentino acomodó lo que se había desordenado. Lorenzo logró el subcampeonato de América forzando un tiempo extra ante el seleccionado argentino e instaló a su combinado como una indiscutida potencia a nivel continental.

Mauricio Pochettino es el DT de la Selección de los EEUU, de cara al Mundial de 2026

Y la lista tampoco se agota en estos ejemplos. Fernando Batista acuna el sueño de clasificación por primera en la historia del seleccionado de Venezuela y Sebastián Beccacece fue elegido como el capitán del barco que deberá mantener a Ecuador a flote para llegar a buen puerto, como viene ocurriendo desde hace un lustro. El ejemplo más fresco y novedoso generó alto impacto. Ahora la “fiebre argentina” trasciende los límites de Sudamérica. Mauricio Pochettino rubricó su firma hace un par de semanas como flamante técnico de Estados Unidos y, de esta forma, el país organizador de la próxima cita mundialista también deposita su confianza en otro argentino.

Hay una única muralla infranqueable cuya resistencia tiene más que ver con la historia que con la actualidad. Aun en este pésimo momento del seleccionado brasileño, parece imposible imaginar a uno de los nuestros sentado en el banco del pentacampeón. Una dosis de orgullo y amor propio y la apuesta por lo autóctono vuelven inimaginable esa chance, aunque si se piensa en un “extraño”, la seducción de hace algunos meses al italiano Carlo Ancelotti fue una señal de que incluso lo que parece imposible puede volverse real.

A nivel clubes ese prejuicio está saldado y ver a Ramón Díaz en Corinthians; a Luis Zubeldía en San Pablo; a Gabriel Milito en Atlético Mineiro; y a Juan Pablo Vojvoda en Fortaleza describe una mirada distinta cuando se trata de liderar a equipos.

Valorados como ninguno, respetados por la historia y la tradición de sus logros, los entrenadores que el fútbol argentino supo parir gozan de un prestigio enorme. Cirujanos con pulso firme en situaciones delicadas, cuando hay que aplicar el último recurso y poner en práctica la famosa leyenda “en caso de incendio rompa el vidrio”, todos saben a quienes acudir.
Sudamérica lo tiene claro. Ante la duda: “Compre Argentino”.

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