El analista político Hernán Madera ofrece un exhaustivo análisis de la situación actual del peronismo, enmarcándolo en su rica historia y su impacto en la sociedad argentina. Según Madera, «al peronismo hay que enmarcarlo en los movimientos reformistas o revolucionarios latinoamericanos del siglo XX», enfatizando que «es un movimiento reformista y no revolucionario».
En su análisis, la fortaleza inicial del peronismo se debe a «la intervención de las Fuerzas Armadas en el ’43». Este acontecimiento fue crucial, ya que «intervienen porque tienen una emergencia», buscando desplazar a «Pedro Ramírez» y, sobre todo, a «la élite agroexportadora que gobernó el país desde el rosismo». Este desplazamiento transformó el país radicalmente; «cuando desplazas a la élite agroexportadora del poder, el país se transforma totalmente». Este cambio generó un «terremoto» político y económico, capturando «una buena parte de su renta», lo que, en la actualidad, representa «el 30% de esa renta le queda al Estado», es decir, «una recaudación de 11.000 millones de dólares».
Madera destaca que el peronismo es trascendental porque, junto con el ejército, logra desplazar a esta élite. Sin embargo, este proceso no se puede considerar una revolución aunque «es un gran logro peronista», explica, «porque si no se hubiera desplazado a esa élite agroexportadora, el camino de Argentina hubiera sido más parecido al de Uruguay que perdió el 20% de su población y que su población está estancada».
En su análisis, también menciona cómo el contexto histórico jugó un papel clave en el surgimiento del peronismo. «La constitución de Alberdi y todo el liberal conservadurismo anterior se vacían de contenido durante la restauración conservadora», sostiene Madera. Esta situación, marcada por el fraude, llevó al país a una «república imposible». La falta de legitimidad de los partidos tradicionales permitió que emergiera el peronismo como una alternativa.
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Madera señala que «la república posible es una república donde hay una oligarquía que maneja el país». A partir de 1916, el país se encontraba en un momento de la «república verdadera», pero el golpe de 1930 provocó un retroceso. «Lo que el país descubre es que durante los 50 años anteriores no se había planificado nada», subraya, enfatizando que esto generó una crisis de confianza en el sistema político.
“Durante los 50 años anteriores no se había planificado nada para cuando el país se ha expulsado del paraíso, es decir, cuando las exportaciones agropecuarias caigan en picada”
“Lo que empieza en el ’32 es la república imposible. En esa década los liberales, los conservadores y la UCR se vacían de legitimidad y de legalidad ni hablar porque hay fraude y eso abre el camino a un movimiento muy nuevo que va a ser el peronismo que puede de alguna manera reemplazar la constitución”
El peronismo «crea una sociedad que no puede sobrevivir, pero se resiste a morir». Esta resistencia se manifiesta en la incapacidad de encontrar una fórmula socioeconómica que evite crisis recurrentes. «Ya la llames stop and go, crisis de deuda, la que vos quieras», aclara. A medida que el tiempo fue avanzando, los liberales comienzan a ganar terreno, aunque Madera sostiene que «el electorado no quiere la solución liberal», pero tampoco encuentra otra respuesta porque “fracasan los desarrollismos, y no solo el desarrollismo peronista, el radical”.
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La historia de Uruguay, como señala Madera, muestra una sociedad que ha enfrentado una declinación demográfica y económica, lo que ha llevado a que «su población no crezca» y, en consecuencia, «el país no se desarrolle». Este contraste resalta cómo Argentina, a pesar de sus crisis, ha mantenido una población activa y una búsqueda de desarrollo que el peronismo ha intentado canalizar.
En la actualidad, el peronismo enfrenta un desafío significativo: «la sucesión imposible». Madera explica cómo, históricamente, el movimiento ha lidiado con sucesiones traumáticas. La primera de ellas fue la de Augusto Timoteo Vandor, quien, después de ganar las elecciones en 1967, «apoya el golpe de Onganía» y posteriormente es asesinado. La sucesión de Isabel Perón también fue problemática; «comete el error de decir que quiere ir en una fórmula con Massera», lo que la llevó a perder el apoyo de su propia base. Esta serie de eventos marca inestabilidad interna del movimiento pero sobre todo contradicciones.
Este análisis también abarca la interna Menem-Cafiero, un momento crucial que definió el futuro del país. «Menem pide que no haya listas por debajo», lo que llevó a que «el país entre en esa interna», donde se resolvió el rumbo del peronismo. «Es como una primaria casi abierta», explica.
Respecto de la crisis actual del peronismo, dice que «no puede llevarle al país su interna». La falta de un liderazgo claro es evidente, y menciona que «una de las formas sería que Axel presente su lista el año que viene» pero que eso es un escenario que se lejano.
Cristina Fernández de Kirchner también juega un papel crucial en esta dinámica. Madera advierte que «si Axel hace ese jueguito de negociar, a la larga, Cristina le va a terminar ganando». Esto refleja la complejidad de las relaciones internas y la lucha por el control del movimiento, donde la figura de Cristina continúa siendo influyente.
Citando al historiador Tulio Halperín Donghi, Madera sostiene que «el peronismo crea una sociedad que no puede sobrevivir, pero se resiste a morir». Esta reflexión encapsula el dilema del peronismo, que, aunque enfrenta desafíos significativos, se niega a desaparecer. La resistencia del peronismo, a pesar de las crisis y los desafíos, sigue siendo un elemento clave en la identidad nacional.
Este 17 de octubre, con un peronismo fragmentado, se debaten preguntas sin respuesta sobre la continuidad, la reformulación o el perecimiento de un movimiento que ha marcado la historia argentina y sigue siendo fundamental para entender el presente del país.
