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Los ganadores y perdedores del “Plan Motosierra”: ¿Quién está pagando “el mayor ajuste de la historia”?
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Los ganadores y perdedores del “Plan Motosierra”: ¿Quién está pagando “el mayor ajuste de la historia”?

Por José Calero

Mientras el Gobierno libertario lleva adelante un duro programa para seguir bajando la inflación, los datos de la economía real dan cuenta de una profunda transferencia de recursos de los sectores bajos y medios de la sociedad hacia las grandes corporaciones. A casi un año de asumir Javier Milei, ya está claro quiénes se han beneficiado y quiénes todavía deben esperar la prometida recuperación.

La enorme transformación económica que pretende implementar el presidente Javier Milei tiene impacto directo sobre la distribución del ingreso en la Argentina, de la cual emergen claros ganadores y perdedores. El plan libertario de abrir la economía, reducir drásticamente el gasto público, recomponer precios relativos, achicar al mínimo la burocracia estatal y dejar que el sector privado se haga cargo de la mayoría de las actividades va dibujando un escenario aún incierto sobre cómo quedará remodelada la producción de bienes y servicios en el país.

La primera medida tomada apenas asumió, subir el dólar un 118%, dejó fuera de juego a quienes perciben ingresos en pesos y tienen nula capacidad de ahorro. En ese sentido, provocó una gigantesca transferencia de ingresos hacia sectores vinculados a la exportación y grandes compañías con ingresos dolarizados, que a su vez vieron licuado su costo laboral en pocos días.

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El mismo camino transitó el Gobierno a aplicar una corrección a gran escala en los precios relativos, cuyo mayor impacto fue sobre los sectores medios, y que se tradujo en subas desproporcionadas en las cuotas de las prepagas, la electricidad, el gas y el agua, y las subas exorbitantes en la canasta de alimentos, bebidas y artículos de higiene, además de una catarata de ajustes que tuvo como punta de lanza el valor de las expensas.

Dicha licuación de ingresos afectó también a los trabajadores con sindicatos de pequeño porte y con escaso poder de negociación: sus salarios perdieron por goleada contra la disparada de los precios. Solo algunos gremios grandes e influyentes pudieron amortiguar el impacto. Semejante golpe se tradujo en que buena parte de las personas asalariadas cayó en la pobreza, con una canasta básica que quedó muy por encima del sueldo promedio.

El Gobierno confía en que la mejora de la inflación, que rondaría el 3% en octubre, permitirá una recomposición de ingresos que, si bien será lenta, permitiría ir disminuyendo la tasa de pobreza.

El otro frente abierto es el alza de la desocupación, que incluyó más de 140.000 despidos -la mayoría, en el Estado- en lo que va del año.

Para el exdirector del Banco Nación y responsable del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), Claudio Lozano, las políticas de Milei representan “una clásica y brutal transferencia de ingresos desde los segmentos medios y bajos a las grandes empresas”. Es decir, un nuevo “ajuste de manual”, como los tantos aplicados por sucesivos gobiernos.

Sin embargo, desde el Ejecutivo aseguran que esta vez será distinto y que el ajuste que se está implementando redundará en una recuperación definitiva de la economía, la llegada de inversiones y la creación de empleo genuino. A casi un año de gestión, ya emergen con claridad ganadores y perdedores en el modelo libertario.

LOS QUE GANARON

Si se toman las 15 empresas que cotizan en el panel líder de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el promedio expandió su resultado operativo en un 690% en la primera parte del año.

La multiplicación de los beneficios contables fue especialmente importante para sectores como el de los laboratorios (+9.850%), el de la energía mayorista (+5.200%), el complejo exportador de granos (+4.920%), las alimenticias (+1.330%), el sector bancario (+945%) y el hidrocarburífero (+790%)”, según el IPyPP.

En el sector alimenticio sobresalen compañías históricas como Arcor, Mastellone y Molinos Río de la Plata, que obtuvieron como resultado neto durante el primer trimestre de este año, en relación al anterior, un 941%, 9.997% y 1.119%, respectivamente.

Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint

En el hidrocarburífero se tomaron YPF (resultado neto 829%), Pan American Energy (375%) y Tecpetrol, del Grupo Techint (2.731%); y en el bancario, otro de los sectores más beneficiados, se tomaron los resultados del Banco Santander (752%), Banco Macro (2.715%) y el Banco BBVA (127%).

En el metalmecánico, se relevaron los resultados de Ternium, también de Techint (330%), y Aluar Aluminio (2.935%). En el sector energético, Central Puerto (21.217%) y CT Ensenada Barragán (3.220%). En tanto, en el sector oleaginoso se consideró solamente a la empresa insignia: Molinos Agro (4.921%). Y en el sector farmacéutico se tomó en cuenta el crecimiento del resultado neto del Laboratorio Richmond: 9.851%.

LOS QUE PERDIERON

Los ingresos de los sectores populares vienen soportando importantes recortes en el mismo período: oscilan el 20%, superando pérdidas mayores al 40% en el caso del haber mínimo y planes sociales de empleo como el Potenciar Trabajo, en el marco de un “exponencial aumento de la pobreza y la indigencia”.

Lozano sostiene que la mega devaluación, la desregulación de precios y de los mecanismos regulatorios “permitieron que las empresas más importantes que operan en mercados oligopólicos pudieran apropiarse de los ingresos recortados a la población”.

Foto: NA/ Marcelo Capece

Según estima, el 40% de la población asalariada perdió hasta 25% interanual de ingresos, en el marco de las políticas de ajuste. En tanto, los jubilados y pensionados representan el sector que más ingresos perdió frente a la inflación. El gasto previsional es el principal rubro en la caída del gasto público total en lo que va de 2024 y los haberes jubilatorios acumulan una pérdida promedio del 45% en los últimos 7 años.

Para la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el poder de compra promedio de nueve meses de 2024 registra una caída real de 25,2% interanual respecto de igual período de 2023; en tanto, los haberes mínimos (con bonos) perdieron 17,3% interanual».

Conclusiones similares arroja el último Informe del IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal). «En el acumulado de los primeros nueve meses, el gasto público nacional base caja bajó $29,5 billones en pesos constantes de septiembre respecto a 2023. Resulta importante analizar la distribución del recorte del gasto público: 14 de los 16 tipos de gastos tuvieron recortes por $30,1 billones en moneda constante; luego, 2 de los 16 tuvieron incrementos por $0,5 billones. Como resultado, el gasto primario descendió $29,5 billones», señaló, y agregó que «de aquellos gastos que cayeron, se aprecia que las jubilaciones y pensiones soportaron el 25% de la reducción total (su participación disminuyó 1 p.p. respecto al mes anterior); la inversión real directa, el 15%; las transferencias a provincias, el 16%; subsidios a la energía, el 11%; y salarios y programas sociales, el 8%, entre los más importantes».

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Todo esto permite concluir que la megadevaluación y la desregulación de precios y de los mecanismos regulatorios contenidas en el DNU 70/2023 permitieron que las empresas más importantes que operan en mercados oligopólicos pudieran apropiarse de ingresos recortados a la población, de acuerdo a lo que advierten quienes critican las políticas de Milei.

El propio presidente admitió que decidió avanzar con la parte más feroz del ajuste en el verano de 2024, apenas asumido, porque confiaba en que la gente estaría más distraída descansando.

¿UNA NUEVA “CASTA”?

CIFRA y FLACSO sostienen que diez de las empresas más importantes del país tuvieron ganancias superiores al 40% en la primera parte del año. ¿Quiénes son?

Aeropuertos Argentina tuvo utilidades del 80%. Metrogas (74%) y Pampa Energía (68%). Aluar, en tanto, registró 52% de utilidades, seguida por el Laboratorio Richmond, con 51%, de la mano de la fuerte suba de los medicamentos. Por su parte, Mirgor, de Nicolás Caputo, también tuvo utilidades por 51% de sus ventas, y le siguen Arcor (50%), Ternium (49%), Loma Negra (45%) y el Banco Macro (44%).

Mientras se dispara la rentabilidad de los grandes grupos económicos, las pequeñas y medianas empresas atraviesan un momento crítico: más de 10.000 pymes desaparecieron en el año, según la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC). “Advertimos al Congreso de la Nación y al Gobierno Nacional que este no era el camino para salir de los problemas de la Argentina, no escucharon, y ahora el daño está hecho. Este experimento libertario está destruyendo 50 pymes por día en la Argentina sin plan ni rumbo económico que genere certidumbre sobre el clima de negocios para poder desarrollar nuestra actividad económica en paz”, denunció la entidad.

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El impacto de las medidas de ajuste sobre el consumo arrasó con las ventas, que en lo que va del año cayeron por encima del 20%, según la consultora Scentia y la CAME. “La falta de ventas fue por lejos el principal obstáculo identificado por el 57,6% de los empresarios consultados, mostrando la cara más dura de la recesión. Sumado a esto, la segunda problemática más mencionada fue el aumento en los costos de producción, algo que destacó el 23,4%”, detalla un reporte de la cámara.

El 7% también dijo tener problemas de cobranza, indicando un signo de alarma sobre la posibilidad que la cadena de pagos empiece a resentirse con la profundización de la recesión. La principal respuesta que los empresarios pyme encuentran a esta situación es la reducción de gastos operativos (35%), lo cual también advierte sobre el riesgo del aumento de los despidos y el crecimiento del desempleo. Incluso la UIA advirtió sobre el incremento de los costos laborales y las cargas impositivas como factor para limitar la capacidad de la industria para competir con el mundo.

Preocupado por la caída en un producto clave como los medicamentos, el Gobierno ya advirtió a los laboratorios que podría abrir más las importaciones. Y lo mismo con los alimentos, cuyo consumo bajó casi un 27%, lo cual se refleja en un dato elocuente: el consumo de carne per cápita cayó a su mínimo en más de un siglo.

Este escenario es diametralmente opuesto al que se vive en los mercados financieros. El Merval medido en dólar CCL avanzó un 55% desde el 11 de diciembre del 2023 hasta la actualidad, alcanzando el nivel más alto desde abril de 2018. Y gran parte de la mejora fue impulsada por las diez compañías que abarcan casi el 82% del índice. Entre ellas, se destacaron cuatro.

La primera es YPF. En la era pre-Milei, la energética (BCBA: YPFD) tenía una capitalización bursátil de US$ 4.353 millones. No obstante, desde ese punto hasta la fecha, sus acciones subieron un 122% hasta llevar el valor de mercado a los US$ 9.664 millones. Por lo tanto, la ganancia fue de US$ 5.311 millones.

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En segundo lugar, se ubicó Grupo Financiero Galicia (BCBA: GGAL). En este caso, su valuación antes de la llegada del economista era de US$ 1.934 millones, pero ahora oscila los US$ 7.161 millones tras crecer un 270%. De esta manera, el aumento fue de US$ 5.228 millones.

Otra de las compañías que más creció en todo este tiempo fue Banco Macro (BCBA: BMA), ya que sus acciones se revalorizaron un 262%, generando un aumento de valor de US$ 3.425 millones. Puntualmente, la capitalización bursátil del banco pasó de los US$ 1.308 millones a los US$ 4.734 millones.

Y, finalmente, Pampa Energía (BCBA: PAMP) también se destacó en la era pos-Milei. Su valor de mercado pasó de los US$ 1.955 millones a los US$ 3.569 millones, lo que se traduce en una ganancia de US$ 1.614 millones tras un salto de casi el 83%.

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Y la Bolsa festeja: todas las acciones argentinas que componen el Merval ganaron casi US$ 23.000 millones en valor hasta elevar el total a US$ 50.000 millones, aproximadamente.

Parecen dos Argentinas diferentes. Una, la de los ganadores, la de las grandes corporaciones generando ganancias extraordinarias gracias a la licuación de los costos y las desregulaciones. La otra, la de los perdedores, la de los trabajadores, los jubilados y las pymes esperando el derrame prometido. Pero son la misma, la de la “motosierra” de Milei, que todavía tiene combustible para seguir cortando en 2025.

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