Por Juan Pablo Bordaberry (*)
En los últimos años, el mundo corporativo experimentó una transformación revolucionaria en la gestión de sus equipos de trabajo que obligó a una adaptación de un entorno cada vez más imprescindible de la tecnología.
Como nunca antes había ocurrido, los espacios físicos de trabajo se desconcentraron de las oficinas tradicionales y comenzaron a expandirse a casas particulares, cafeterías, espacios de teletrabajo e incluso destinos internacionales. Esta dispersión geográfica, impulsada por la adopción masiva del trabajo remoto, comprendió -y aún lo hace- un desafío hasta entonces inesperado para las empresas y los obligó a replantear sus estrategias internas para continuar asegurando el bienestar y un óptimo desempeño en sus colaboradores.
Si bien esta transición en un principio pareció ser temporal, en la actualidad la modalidad remota de trabajo continúa siendo una elección que muchas empresas y, sobre todo, los talentos escogen.
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En este contexto, no solo la gestión de estos talentos se presenta como un reto, sino también el garantizar que cuenten con el equipamiento tecnológico necesario para que desarrollen sus tareas sin importar desde dónde se ejecuten.
En respuesta a esta necesidad, muchas empresas comenzaron a implementar soluciones que faciliten la logística del hardware y que permita a sus colaboradores desempeñarse con la misma eficiencia que en una oficina física, independientemente de su ubicación. Las compañías apuntan a optimizar la productividad y saben que no contar con el equipamiento correcto puede ocasionar retrasos, problemas técnicos frecuentes e incluso afectar la operación.
En proyectos tecnológicos, esto cobra especial relevancia, debido a que los tiempos de ejecución suelen ser muy ajustados y tener a colaboradores detenidos por falta de equipos puede representar un alto costo. Por este motivo, cobra relevancia la necesidad de contar con una entrega inmediata de hardware que, en algunos casos puede promediar tres días y medio, según el destino.
Una vez resuelta esta problemática, surgen nuevos desafíos, como la provisión inicial de los dispositivos, su reposición, el mantenimiento e, incluso, la gestión del ciclo de vida del hardware y, al mismo tiempo, también es necesario poder llevar un control de los equipos distribuidos en múltiples regiones. Aquí, nuevamente la tecnología juega un papel clave, en este caso, aplicada a la logística, por ejemplo, mediante plataformas gratuitas que permiten visualizar datos clave como la antigüedad de los dispositivos, su cantidad y ubicación, la distribución global, el estado operativo y los equipos almacenados listos para ser utilizados.
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Por lo tanto, contar con un socio estratégico que logre agilizar estas soluciones de manera integral y asegure la gestión eficiente del material tecnológico remitido a colaboradores, sin dudas, representa un gran diferencial competitivo para las organizaciones que buscan adaptarse a estas nuevas modalidades emergentes en medio de un mercado laboral cada vez más exigente.
Si bien aún existen intenciones de retorno a la presencialidad, el escenario sigue siendo favorable para quienes apuesten por el trabajo remoto. Las empresas que comprendan esta realidad y sepan adaptarse no solo tendrán una ventaja operativa, sino también la capacidad de atraer y retener a los mejores talentos, que cada vez valoran más no tener que asistir a un sitio físico para cumplir con sus tareas.
Equipar a los colaboradores ubicados a cientos e incluso miles de kilómetros puede representar un desafío adicional, pero, con la tecnología como aliada, es posible superar estos obstáculos y convertirlos en oportunidades para potenciar la productividad y el compromiso del equipo.
(*) CEO de Tecspal