La prisión de Saydnaya, conocida como el “matadero humano” del régimen de Bashar Al-Assad, fue durante años sinónimo de tortura y abuso sistemático.
Tras la caída del régimen el pasado fin de semana, la cárcel se convirtió en un epicentro de desesperación y esperanza. Miles de prisioneros fueron liberados, pero aún queda la incertidumbre sobre los detenidos atrapados en celdas subterráneas secretas, a las que no se tiene acceso.
Según testimonios y organizaciones de derechos humanos, muchas de estas celdas albergaban a más de una docena de personas, quienes vivían en condiciones extremas, con apenas espacio para moverse y sin posibilidad de descansar.
La intervención de los Cascos Blancos fue crucial en los primeros momentos tras la liberación de Damasco. Este grupo especializado comenzó a investigar las celdas subterráneas, desplegando equipos de búsqueda y rescate con perros adiestrados, además de personal médico para atender a los sobrevivientes.
El temor crece por la posibilidad de que algunas de estas celdas estén bloqueadas permanentemente, dejando a los prisioneros atrapados sin esperanza de ser rescatados. La estructura deteriorada de la cárcel y las medidas extremas de seguridad dificultan las labores de rescate.
En medio de esta tragedia, los médicos y familiares de los desaparecidos no cesan en su búsqueda. Imágenes filtradas muestran las celdas abarrotadas, con paredes en ruinas y pertenencias personales esparcidas por el suelo. En los pasillos, los familiares revisan frenéticamente registros médicos y documentos, con la esperanza de encontrar alguna pista sobre el paradero de sus seres queridos.
Dramatic footage of Syrian rebels liberating political prisoners from the Sednaya prison, also known as ‘the slaughterhouse’.
Notice the children inside the cells. pic.twitter.com/DbSISslnnW
— Ariel Oseran (@ariel_oseran) December 8, 2024
«Hay tres miembros de mi familia desaparecidos», dijo uno de los familiares que recorría la prisión. Los relatos de tortura y sufrimiento de los sobrevivientes han comenzado a salir a la luz, revelando la magnitud de los crímenes cometidos.
La brutalidad de Saydnaya es conocida por los sobrevivientes, quienes dan cuenta de las condiciones inhumanas y de la tortura sistemática que se vivió en su interior. Muchos relatan cómo las paredes de las celdas estaban cubiertas de mensajes escritos por los presos, algunos pidiendo que su sufrimiento fuera documentado. Las ejecuciones masivas eran comunes, y se realizaban bajo la orden de los más altos mandos del régimen. La cárcel de Saydnaya fue descrita como un lugar de muerte y desesperación, donde la vida de los prisioneros valía tan poco que incluso sus muertes pasaban desapercibidas.
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A pesar de los esfuerzos por liberar a los prisioneros, la falta de acceso a las celdas subterráneas bloqueadas ha obstaculizado la tarea. Las primeras filtraciones de videos muestran a mujeres y niños siendo liberados, pero también muestran el horror de los que quedaron atrás.
La pregunta sigue sin respuesta: ¿cuántos prisioneros más están atrapados en las profundidades de la prisión, esperando una oportunidad de ser rescatados?
La investigación sobre los crímenes cometidos en Saydnaya continúa. Mientras los sobrevivientes reconstruyen sus vidas, el mundo sigue esperando respuestas sobre la magnitud de los horrores ocurridos en esa prisión, que ha quedado como símbolo de la opresión y la crueldad de un régimen que dejó miles de víctimas a su paso.