Por Román Iucht
“Es un sentimiento, no puedo parar”, cantan los hinchas argentinos en todo el mundo. Y razones no les faltaron a lo largo de este año que termina. A continuación, un repaso por los principales éxitos y sus protagonistas.
El 2024 que se extingue a fuego lento les dio a los hinchas argentinos enormes emociones como para explicarles a otros fanáticos por qué la pasión nacional se multiplica. Aún con las complicaciones económicas y geográficas que en muchas ocasiones dificultan la tarea, el talento maridado con el esfuerzo, el conocimiento, la disciplina y el método, transforma al deportista argentino en un competidor siempre respetable.
En un carrusel de emociones y en este tiempo de balance, algunas resulta gratas recordarlas.
LA EXPLOSIÓN COLAPINTO
Apenas seis meses le alcanzaron para transformarse en uno de los grandes personajes del año, excediendo largamente el ámbito deportivo. Ilustre desconocido para la mayoría del público hasta su irrupción en la Fórmula 1, Franco atravesó las barreras del automovilismo para volverse un fenómeno social. Tema de reuniones de trabajo, cumpleaños, encuentros familiares o simplemente por el hecho de no quedar afuera de un tópico ineludible, la combinación de esas cuatro sílabas lo volvió una celebridad.
En una nube de palabras conformada por nombres propios de los grandes protagonistas de la escena nacional, Colapinto ocupa un lugar central. La pasión por los fierros dormida durante tantos años afloró con una potencia extraordinaria con la presencia del joven pilarense de apenas 21 años, en una tierra que tiene, desde Fangio hasta Reutemann, una tradición fascinante alrededor del deporte motor.
Mezcla de audacia y prolijidad arriba del auto, pero también de carisma y frescura ante los micrófonos, Colapinto rápidamente llamó la atención de las grandes marcas para ser también un producto apetecible. En apenas un puñado de carreras demostró su destreza y su competitividad, atravesando todos los estados de ánimo disponibles en el catálogo. Sus sobrepasos a campeones del mundo como Fernando Alonso o Lewis Hamilton quedarán como un sello indeleble de sus primeras experiencias, tanto como sus golpes en la lluviosa pista de Interlagos en Brasil. Ya goza del respeto de sus colegas, el interés del mercado y la simpatía de los aficionados. Pero lo mejor está por venir.
BICAMPEÓN DE AMÉRICA
Un viaje mágico de tres semanas nos reconectó con las emociones de Qatar 2022. Tuvimos algo de la magia de Messi, al enorme “Dibu” Martínez nuevamente elegido el mejor arquero del mundo y haciendo de las suyas en los penales, a Julián Álvarez y Lautaro Martínez rompiendo redes con su potencia y al “Cuti” Romero confirmando que es uno de los mejores defensores del mundo.
La excursión por los EEUU confirmó la vigencia del ciclo más productivo de la historia del fútbol argentino. Algunas ráfagas de buen juego, mucha personalidad y el plus que siempre tienen los campeones, alcanzaron para completar el póker de títulos que comenzó en 2021.
El cierre triunfal del ciclo de Di María con la celeste y blanca levantando la Copa, fue el broche de oro para recordarnos también que se puede gambetear a cualquier rival menos al tiempo. Con el final de la brillante carrera del rosarino, también comienza a despedirse un grupo de héroes que “rompieron la pared” luego de varios sinsabores y que, de tanto insistir, tuvieron su recompensa. Disfrutarlos conscientes de que esta coyuntura de éxitos es finita será un hecho que habrá que ir aceptando.
LOS MEDALLISTAS DE PARÍS
Los Juegos Olímpicos son una gran vidriera en la que los países muestran su potencia al resto del mundo a través del deporte. Evolución, retraso y progreso quedan al descubierto cada cuatro años, cuando especialistas de más de doscientas naciones ofrecen lo mejor de sus esfuerzos en distintas disciplinas.
Atravesada por múltiples y variados problemas estructurales, la Argentina confirma en cada cita olímpica dos certezas contrapuestas: la ausencia de una política deportiva con presupuestos que permitan contar con las estructuras necesarias para trabajar buscando el máximo rendimiento y el orgullo y la resiliencia de los deportistas para darlo todo y representar al país logrando superar sus propios límites. Por eso, cada medalla o diploma olímpico es un verdadero milagro.
La historia de ‘Maligno’ Torres: el primer campeón argentino en BMX en los Juegos Olímpicos
Con un apodo que jamás podremos olvidar, tanto como su actuación con su bicicleta en la modalidad BMX, el “Maligno” José Torres se colgó el metal dorado en su cuello. Nacido en Bolivia por el trabajo de sus padres, pero cordobés de pura cepa, el “Maligno” nos regaló la máxima alegría de los días parisinos a pura acrobacia y vuelo con figuras asombrosas en el aire.
La plata y el bronce llegaron desde el yachting y el hockey sobre el césped, respectivamente. Con Mateo Majdalani y Eugenia Bosco la náutica repitió la sana costumbre del último cuarto de siglo de aportar medallas al deporte argentino; y con las geniales Leonas, el hockey sigue confirmando que el legado está garantizado.
Vale también la mención para los diplomas que obtuvieron Agustín Vernice en canotaje, los Pumas Seven, Julián Gutiérrez en tiro, Matías Dell Olio en skate, los Leones y el fútbol masculino.
EL RUGIDO DE LOS PUMAS
Felipe Contepomi tomó la posta que dejó el australiano Michael Cheika y, luego de acompañarlo como asistente, se transformó en el Head Coach del seleccionado nacional. En apenas cinco meses de trabajo, el nuevo entrenador logró un hito sin precedentes. En el desarrollo del último Rugby Championship, Los Pumas le ganaron a las tres potencias del hemisferio Sur. Un inolvidable triunfo en Wellington ante los All Blacks marcó el primer golpe de autoridad del conjunto argentino, luego ratificado con una goleada ante los Wallabies australianos y coronado con una extraordinaria victoria en Santiago del Estero ante los Springboks de Sudáfrica, actuales campeones del mundo.
Contepomi, símbolo de la mejor historia del rugby argentino, impuso su marca en el rendimiento del equipo consolidando a algunos jugadores como Tomás Albornoz, Rodrigo Isgró y Juan Martín González.
Lejos quedó el tiempo del consuelo de las “derrotas dignas”. En la actualidad, Los Pumas se le plantan a cualquiera, y sus victorias ya resultan algo natural.
La llegada del equipo argentino de tenis a las finales de la Copa Davis y el subcampeonato del mundo de futsal también merecen un apartado en el repaso del año deportivo pintado de celeste y blanco, colores que despiertan euforia en cualquier rincón del planeta y que hacen de los deportistas argentinos los mejores embajadores del país.
En el deportista argentino está el esfuerzo, la pasión y el gen competitivo que nos destaca. Y del que estamos orgullosos. Contra todo y contra todos.