Crece la incertidumbre sobre el caso de Nahuel Gallo, el gendarme argentino detenido por el régimen de Nicolás Maduro cuando intentaba ingresar desde Colombia para visitar a su pareja e hijo, residentes en Venezuela desde hace meses.
A 11 días de la detención, no hay ningún dato sobre su paradero y se complican los esfuerzos diplomáticos para localizarlo.
Ante la falta de relaciones diplomáticas formales entre Argentina y Venezuela, la Cancillería argentina recurrió al gobierno de Brasil para solicitar apoyo consular. Gerardo Werthein, al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, envió una carta a la administración de Luiz Inácio Lula da Silva pidiendo intervención en el caso.
Este pedido se basó en los acuerdos del Mercosur, que permiten delegar funciones consulares en países vecinos en circunstancias excepcionales.
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Aunque Brasil aceptó colaborar, su apoyo será limitado. Desde Brasilia señalan que la Argentina podría haber actuado con mayor anticipación para evitar la detención. Además, consideran que Maduro podría usar el caso como moneda de cambio en futuras negociaciones, complicando aún más la situación. Paralelamente, Argentina también solicitó ayuda a Colombia, la OEA, la ONU y hasta al papa Francisco para ejercer presión internacional.
El caso de Nahuel Gallo también refleja tensiones políticas entre los gobiernos de Argentina y Brasil. La relación entre Javier Milei y Lula da Silva ha sido complicada, lo que podría limitar el nivel de apoyo consular brasileño. Mientras tanto, la familia de Gallo y las autoridades argentinas enfrentan una situación llena de incertidumbre, con escasos avances concretos.
Pese a los obstáculos, Argentina reafirma su compromiso de continuar con las gestiones diplomáticas hasta lograr la liberación del gendarme.
La posibilidad de avances significativos podría depender de factores externos, como el cambio de administración en Estados Unidos, previsto para enero con la asunción de Donald Trump.