Un nuevo ataque ruso contra el centro de Kiev provocó daños en seis misiones diplomáticas, incluyendo la de Argentina, según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania. Los misiles también afectaron a las embajadas de Albania, Macedonia del Norte, Palestina, Portugal y Montenegro.
Afortunadamente, la embajada argentina solo sufrió daños materiales.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó el ataque como «odioso» y denunció que «otro ataque atroz contra Kiev» había tenido lugar. La líder europea expresó su solidaridad con el pueblo ucraniano y condenó la agresión rusa.
El gobierno portugués también condenó «vehementemente» los ataques y convocó al encargado de negocios ruso en Portugal. El canciller portugués, Paulo Rangel, informó que varias misiones diplomáticas se encontraban en el mismo edificio afectado por la explosión.
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La ex primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, condenó enérgicamente el ataque ruso y afirmó que «ninguna representación diplomática debería ser nunca un objetivo o verse afectada de ninguna forma». Kallas calificó el ataque como «otro acto bárbaro de Rusia contra objetivos civiles» y expresó su solidaridad con el personal diplomático afectado.
El ataque ruso a Kiev se produjo en medio de una jornada marcada por el estruendo de misiles y explosiones en la capital ucraniana. Las alarmas antiaéreas alertaron a la población desde temprano, y se reportaron al menos tres explosiones fuertes poco antes del amanecer.
El Kremlin se jactó públicamente de los bombardeos, y su vocero, Dimitri Peskov, afirmó que fue una respuesta al lanzamiento de misiles ucranianos de largo alcance hacia Rostov el día anterior.
Según Moscú, los objetivos incluían un centro de mando de la inteligencia ucraniana y sistemas de misiles Patriot de fabricación norteamericana.