Por Luciano Calomeni (*)
En la actualidad se habla mucho del síndrome de Burnout que afecta a miles de personas. Se trata de un fenómeno ocupacional que puede tener consecuencias para la salud mental y física. Según la OMS, cada año se pierden a nivel mundial 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, a un costo de más de US$ 1 billón por año en pérdida de productividad.
Los líderes son personas que tienen mucha responsabilidad a sus espaldas, se les exige estar siempre fuertes, serenos, con una sonrisa y disponibles. Mostrar debilidades no es una opción. A esto se le suma el ritmo de vida actual, las obligaciones, la incertidumbre económica y la inestabilidad laboral.
Licencia por infelicidad: “Si no estás contento, no vengas a trabajar”
En Argentina, y según el último relevamiento de Bumeran, el 91% de las personas trabajadoras afirma “estar quemada”. Entre las experiencias negativas que mencionan se encuentran: estrés (77%), agotamiento anormal por una carga excesiva de trabajo (41%), no encontrar tiempo para sí mismo (39%), no poder desconectar del trabajo (37%), sentir más presión que antes (37%).
En tanto, en España, donde actualmente vivo una gran parte del año, se presenta una situación similar. El 88,3% de los directivos de pymes admite haber sentido algún problema de salud mental a causa de su trabajo, según el informe Whitepaper D&O titulado “El coste real de montar tu propia empresa”. Entre los síntomas más comunes mencionados están: estrés (81,3%), insomnio (69%), ansiedad (68,6%), depresión (37,8%), baja autoestima e inseguridad (32,4%), y dificultad de concentración (29,7%).
No por nada la OMS advirtió que los lugares de trabajo son un ejemplo de un entorno en el que se necesitan medidas que transformen la situación de la salud mental. En consecuencia, no resulta raro que se empiecen a observar más casos de adicciones, fracasos, miedos y ansiedad, temas tabú para muchas de las empresas.
1- ADICCIONES Y UNA DOBLE VIDA
Lamentablemente es posible llevar una doble vida, de hecho muchos ejecutivos la llevan durante bastante tiempo. Pero eso no quiere decir que el entorno no lo note. Alrededor se crea un clima que se siente, se percibe y que afecta totalmente al ambiente laboral.
Si una persona adopta una doble vida lo que está haciendo es crear un personaje. Con el tiempo, sostener ese personaje hace que se descuide al yo verdadero y al final, el desgaste termina destapando la olla. El precio es un desgaste emocional increíble, estrés, ansiedad y conflictos. En el camino hay señales de alerta como la falta de paciencia, el mal humor, el desinterés, la pérdida de valores, un bajo rendimiento individual, la incapacidad de resolución de conflictos y problemas para ejercer liderazgo.
Ante estas situaciones, es importante ser crítico con uno mismo y buscar ayuda. No esperar a sobrepasarse.
2- FRACASOS: UN ERROR PUEDE COSTAR CARO
Los ejecutivos viven bajo presión constante, la laboral y la personal. Las empresas depositan mucha exigencia ante los líderes. El ritmo que se impone es vertiginoso y un error puede costar caro.
Hoy se dedica poco espacio a trabajar con las personas las emociones, el valor humano. No hay un responsable de evaluar al equipo para saber cómo se encuentra y qué situaciones personales pueden estar afectando la productividad de la empresa.
Es clave entender que la saturación existe en todos los ambientes laborales. Cada uno puede y tiene que ser líder de su vida privada y en su puesto de trabajo, no hay que encerrarse en un liderazgo por cargo. Todos tenemos que ser nuestro propio líder. Y el mejor líder será también quien lo desarrolle y genere más líderes a través de la empatía.
3- MIEDOS: EL CÍRCULO VICIOSO DE PENSAMIENTOS DAÑINOS
Está comprobado que la mayoría de las personas viven con miedos, los cuales siempre empiezan en la vida privada y se trasladan a la laboral. Los miedos son películas imaginarias que uno se crea por no saber gestionar las emociones y dejarse influir por las de los demás, generando un círculo vicioso de pensamientos dañinos. También se producen por falta de autoestima.
El miedo, la ira, la culpa y el ego son sentimientos comunes entre los ejecutivos. El miedo es generado por la presión que reciben y la carencia de saber controlarla. La ira, aparece ante la frustración. La culpa es lo que termina de hacer aún más daño por no cumplir los objetivos previstos y el ego, desestabiliza.
El miedo se puede abordar. Hay que dedicarse a buscar la mejor versión de uno logrando una mayor calidad de vida, desarrollando un plan de hábitos saludables, entendiendo que el cuidado físico y el mental son tareas diarias que ejerciéndolas aportan una gran calidad de vida personal y laboral. La meditación, la respiración consciente y contar con un mentor que ayude a encontrar esa mejor versión es importante.
4- ANSIEDAD: DESCONEXIÓN CON UNO MISMO Y LOS DEMÁS
Para la ONU los trastornos de ansiedad son los trastornos mentales más comunes del mundo y afectaron a 301 millones de personas.
El impacto de la ansiedad es inmediato y muy determinante, ya que automáticamente crea una desconexión en uno y en el equipo de trabajo. Se suele formar un ambiente negativo, la falta de compañerismo se alimenta, el desgano se contagia y puede dar lugar a relaciones tóxicas. Cabe citar en este contexto la frase del filósofo griego que decía que el problema no es lo que nos sucede sino lo que pensamos acerca de lo que sucede. Los problemas personales y laborales son inevitables pero nuestra manera de llevarlos adelante sí es evitable.
Las bajas laborales por enfermedad mental son cada día mayores. Saber reconocer y tratar las emociones es imprescindible a la hora de tomar decisiones, así como incorporar en la rutina un plan de hábitos saludables y contar con un mentor durante un determinado tiempo para evaluar cuáles son las emociones que dominan y encontrar un equilibrio.
Al no abordarse, con el tiempo terminan impactando de manera negativa en la persona y en el grupo. La empresa que entienda la importancia de promover un espacio a la inteligencia emocional en su ambiente laboral, será una gran beneficiada.
(*) Experto en liderazgo y desarrollo personal. Autor del libro “Un Pacto Para Vivir».