Por José Calero
El presidente Javier Milei sorprendió al anunciar que se buscará construir un nuevo reactor nuclear y poner al Estado a desarrollar un sector trascendental para el futuro económico del país. La inteligencia artificial y las criptomonedas requerirán una cantidad de energía que el mundo podría no llegar a producir, y Argentina pertenece a un exclusivo grupo de naciones que pueden proporcionarla de manera limpia y con alto valor agregado. ¿Puede crearse otro Vaca Muerta?
Tras cumplir su primer año de mandato, el presidente Javier Milei anunció un Plan Nuclear Argentino que permitirá el desarrollo de otras áreas tecnológicas como la inteligencia artificial. “No solo tenemos planeado desarrollar Atucha III: además planeamos trabajar con reactores modulares, que vamos a poder exportar. En esa carrera tecnológica, la Argentina está siete años adelantada al resto”, destacó Milei.
El Presidente hizo el anuncio del plan junto al jefe del Consejo de Asesores, Demian Reidel, y al director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi.
Plan Nuclear Argentino: ¿Cómo es el proyecto que plantea retomar Milei?
“Nos va a dar soberanía energética y nos va a permitir exportar esta tecnología al mundo”, dijo Reidel. Y prometió que “los cortes de luz serán un mal recuerdo”.
El proyecto prevé la construcción de un reactor en Atucha y el desarrollo de las reservas de uranio. Está relacionado con el objetivo del Gobierno de convertir al país en un polo de inteligencia artificial (IA).
Milei contrapuso a la Argentina con «muchas de las naciones libres» que «le temen a la innovación y castigan con impuestos y regulaciones al sector tecnológico». En cambio, dijo, el Gobierno “quita las regulaciones que desde hace décadas atan de manos a nuestro pueblo», ponderó.
Refiriéndose al Plan Nuclear, el mandatario afirmó que «la energía nuclear tendrá su retorno triunfal y nosotros no solo no nos vamos a quedar atrás, sino que pretendemos ser pioneros”.
El gobierno creará el Consejo Nuclear Argentino, presidido por Reidel e integrado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el ministro de Defensa, Luis Petri; y el presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Germán Guido Lavalle.
El Plan cuenta contempla dos etapas: en la primera se construirá un reactor modular pequeño (SMR) en el predio de la Central Nuclear Atucha. Esto facilitará el acceso a la energía en todo el país y disminuirá considerablemente los cortes de luz. En la segunda etapa, se desarrollarán reservas de uranio. Esto, aseguran, permitirá cubrir la demanda doméstica e incluso permitirá exportar elementos combustibles de alto valor agregado. Según expertos, el aumento de demanda de energía que implica la inteligencia artificial “generará en el mundo entero el resurgimiento de la energía nuclear después de décadas de declive”.
La novedad fue bien recibida por sectores ligados a la energía. Es que la decisión de paralizar casi la totalidad de la obra pública, con excepción del Gasoducto Norte y otras vinculadas con el aprovechamiento del gas de Vaca Muerta, encendió alarmas en todos los sectores vinculados a la construcción, pero también interrogantes en los círculos relacionados con la que podría convertirse en una energía clave de las próximas décadas.
La generación de energía asociada a las reacciones nucleares es la aplicación más conocida y una fuente capaz de suministrar electricidad a escala industrial sin producir de forma significativa gases que aporten al efecto invernadero y al cambio climático.
En la Argentina hay tres centrales nucleares: Atucha I, Atucha II (ambas en la localidad de Lima, Provincia de Buenos Aires) y Embalse (en el Embalse de Río Tercero, Córdoba). Y se estima que anualmente le ahorran al planeta la emisión de 3,6 millones de toneladas de CO2. Además, las centrales nucleares proporcionan una fuente de energía continua y estable las 24 horas y durante todo el año, independiente de las condiciones climáticas.
Construir una central nuclear depende de su capacidad de generación, y va desde los US$ 800 millones hasta los US$ 4.000 millones de dólares, según especialistas.
En una intervención en Diputados, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dejó dudas sobre la obra de Dioxitek, la nueva planta de producción de dióxido de uranio en Formosa. En su Informe de Gestión, aseguró que el Gobierno no tomó decisiones para detener el proyecto, pero sectores vinculados a la actividad alertan sobre un freno de la obra. “El Proyecto de la Nueva Planta de Uranio (NPU) en Formosa es crucial para garantizar el suministro de dióxido de uranio, un componente clave para las centrales nucleares de toda la Argentina. Además, representa una importante oportunidad de desarrollo económico y tecnológico para la región. La paralización total del proyecto pone en jaque estos objetivos”, asegura Julio Aráoz, expresidente del Directorio de Dioxitek. Contrario a lo que comunica el Gobierno, esta planta formoseña no avanza y opera solo en un modo mínimo de seguridad. Además, la falta de financiamiento nacional llevó al despido de personal técnico y profesional: 36 trabajadores fueron desvinculados en 2024.
Según la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), 415 reactores nucleares operan actualmente en 31 países, generando aproximadamente 374 GW y contribuyendo con el 25% de la producción eléctrica de baja emisión de carbono a nivel mundial.
En América Latina, Argentina, Brasil y México cuentan con siete reactores nucleares, con una capacidad conjunta de 5 GW. Según Rafael Grossi, el argentino que lidera el OIEA, la organización proyecta un crecimiento global de la capacidad nuclear en 2,5 veces para 2050, impulsado por la extensión de vida de plantas existentes y la creación de nuevos proyectos.
Para el especialista Andrés Rebolledo, hay un renovado interés en la energía nuclear en la región, porque además se ha vuelto cada vez más segura; además de ser un recurso de baja emisión de carbono, se presenta como una opción clave para garantizar la soberanía energética y la estabilidad de los mercados. Actualmente, la energía nuclear proporciona el 10% de la electricidad de todo el planeta.
Ahora, a la energía nuclear le apareció un cliente inesperado que puede potenciar su desarrollo como nunca antes. Microsoft, por ejemplo, anunció que financiará la rehabilitación de la cerrada central Three Mile Island para comprarle la totalidad de la energía que genere y destinarla al desarrollo de IA, que demandará cada vez más energía, por ejemplo, en plantas de refrigeración. También existe una demanda en ascenso en ese sentido por parte de las compañías que minan criptomonedas y otros activos digitales, para lo cual es necesaria mucha energía.
A nivel mundial, China sostiene un agresivo programa con el que construirá en 15 años más reactores nucleares que el mundo en los últimos 35. Así como se lee: los objetivos climáticos de China dependen de la construcción de 150 plantas nucleares, con una inversión de US$ 440.000 millones.
Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), la energía nuclear en el mundo aumentará un 22% entre 2022 y 2050, y expertos explican que el resurgimiento de la energía nuclear puede ser crucial para reducir las emisiones y satisfacer las necesidades energéticas mundiales en esta era de transición hacia la energía limpia.
Para los próximos años, se espera un crecimiento de la demanda de energía nuclear, parte de la cual es generada por los reactores de uranio natural y agua pesada. La Argentina es experta en este tipo de reactores junto con un grupo de otros seis países.
Los reactores de tipo PHWR utilizan uranio natural como combustible y agua pesada a alta presión como moderadora de neutrones y refrigerante. Como se señalaba, en Argentina hay tres centrales nucleares de este tipo, y entre las tres aportan del 7% al 9% del total de la red energética.
Oscar Novara, gerente de área de Ciclo del Combustible Nuclear, detalló que el ciclo de combustible nuclear en la Argentina incluye la conversión del concentrado de uranio en dióxido de uranio, tarea que realiza Dioxitec, mientras que la fabricación de los combustibles la realiza CONUAR.
A lo largo del tiempo, se han ido mejorando los diseños y la gestión del combustible para los PHWR, la fabricación, los controles, la operación de los reactores y los exámenes e inspecciones post-irradiación. Además, se vienen explorando combustibles avanzados para optimizar el uso de los recursos, por ejemplo, utilizando uranio ligeramente enriquecido.
LA VENTA DE IMPSA Y EL CASO DE NUCLEOELÉCTRICA
La reciente venta de Impsa (Industrias Metalúrgicas Pescarmona Sociedad Anónima) a la estadounidense ARC Energy ha generado intensos debates sobre el futuro de la tecnología nuclear en la Argentina. Este traspaso marca la primera privatización del Gobierno y plantea interrogantes sobre la soberanía energética del país y las implicaciones para el sector nuclear, dado que Impsa es el único proveedor nacional de componentes de alta tecnología para este ámbito.
El Gobierno de Milei concretó la primera privatización: de qué empresa se trata
Fundada en Mendoza hace más de un siglo, ha sido un referente en el diseño y fabricación de turbinas hidráulicas y componentes nucleares. Su rol ha sido crucial en el desarrollo de proyectos de energía nuclear en Argentina, como los reactores Carem, pioneros a nivel mundial. ARC Energy se convirtió en el nuevo propietario tras ser el único oferente en la licitación, con una inversión de US$ 25 millones, que ha sido considerada insuficiente por los críticos de la operación, ya que advierten sobre la pérdida de control nacional sobre una empresa estratégica. La transferencia de tecnología nuclear a una firma extranjera genera preocupaciones sobre la seguridad y la soberanía, dado que Impsa ha sido fundamental en el suministro de equipos avanzados y el nuevo propietario, en cambio, podría limitar el desarrollo de proyectos nucleares en Argentina.
Por su parte, la apertura al ingreso de capitales privados en la generadora estatal Nucleoeléctrica Argentina despertó el interés de empresas líderes en la industria nuclear global. Al menos dos compañías manifestaron que la Argentina es un potencial socio en la expansión del mercado nuclear.
El presidente de Nucleoeléctrica, Alberto Lamagna, destacó que buscan abrir hasta el 49% de su paquete accionario al capital privado para darle un mayor dinamismo y articulación con otras inversiones y actores de un mercado global en crecimiento. Y al menos dos empresas líderes habrían resaltado las capacidades de Nucleoeléctrica por sus estándares de calidad y seguridad, y se mencionó a la Argentina como un socio a ser considerado en esta futura expansión del mercado. Algunos de ellos están en este momento negociando contratos de paquetes de ingeniería, según trascendió.
En tanto, el CEO de Candu Energy visitó recientemente el país y destacó el potencial de colaboración con la industria nuclear argentina para una nueva expansión de la flota mundial de reactores tipo CANDU.
EL RETO DE LA IA
“El futuro de la inteligencia artificial requiere de energía nuclear por sus altas exigencias energéticas. No hay ninguna otra energía que, además de ser limpia, sea capaz de alimentar a los data center que requiere esta tecnología”, explicó Reidel, una de las personas más involucradas con el tema de la inteligencia artificial en el Gobierno.
En esa línea, Reidel explica que en el mundo hay tres centros mundiales de IA, que son China, Europa y EEUU. Europa puso el foco en la regulación. Respecto de los chinos, el gobierno considera que no se puede avanzar porque hacen lo que quieren a partir de su poderío; y sobre EEUU, sostuvo que todavía no queda en claro qué pasará con el tema regulatorio.
La guerra energética: Amazon, Google y Microsoft van por la energía nuclear para alimentar su IA
Pero Milei ya conversó con varios CEO de las gigantes tecnológicas para que traigan inversiones relacionadas con IA en el país; por ejemplo, para instalar sus data centers.
Para Reidel, la IA es lo más disruptivo que hubo en la historia. “No es una tecnología incremental, sino el invento más grande de la humanidad. Por eso es clave apostar a la IA para reinsertar a la Argentina en el mundo y que vengan verdaderas inversiones, algo que sucederá en algún momento, cuando los inversores estén seguros de que están dadas las condiciones para eso”.
Para que estos data center se implementen en la Argentina, expertos señalan que habría que reconstruir el sistema energético nacional para responder a la demanda eléctrica que podrían imponer. Actualmente, la IA requiere 4,3 gigavatios en los centros de datos, y se espera que aumente a 18 GW en 2028.
Para ese año, se estima que las cargas de trabajo de IA representarán entre el 15% y el 20% del consumo total de energía en los centros de datos. Google, Amazon, Microsoft y hasta Elon Musk están apostando a la inteligencia artificial para potenciar su información en la nube. Allí se abre una nueva oportunidad para la Argentina: ¿otro Vaca Muerta? Con inversión, capacitación y el timing adecuado, Argentina puede convertirse en un líder mundial en materia de energía nuclear.