En un giro inesperado, el presidente norteamericano Donald Trump aprobó una negociación secreta entre su enviado especial, Adam Boehler, y el líder de Hamás, Khalil al-Hayya, con el objetivo de lograr la liberación de los rehenes secuestrados en Gaza, tanto vivos como muertos.
Esta decisión fue anunciada en una semana tensa y sorprendió a muchos debido a su carácter unilateral. Según Estados Unidos, este acercamiento no se trató de una «negociación», sino de una operación centrada en la liberación de los rehenes, sin concederle a Hamás ningún tipo de ventaja política. «No estamos haciendo nada en relación con Hamas. No estamos dando dinero en efectivo», comentó Trump en un intento por aclarar su postura.
El acercamiento, que tuvo lugar en Doha, Qatar, fue llevado a cabo sin el conocimiento previo del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien, tras enterarse, expresó su desacuerdo ante la Casa Blanca. Trump, sin embargo, destacó la diferencia entre negociar y pagar, dejando claro que su principal objetivo era la liberación de los rehenes, sin que esto implicara un reconocimiento o concesiones políticas hacia Hamas. En su opinión, «Hay que negociar, pero no se trata de pagar».
El foco de esta operación estuvo en Edan Alexander, el único estadounidense secuestrado que aún está con vida, y en la recuperación de los restos de otros cuatro ciudadanos de EE.UU.. A pesar de que la cifra total de rehenes secuestrados es de 59, según los informes israelíes, las demandas de Hamas comenzaron a quedar claras: el grupo terrorista solicitó la retirada total de las tropas israelíes de Gaza y la liberación de prisioneros palestinos a cambio de la liberación de los cautivos. Esta exigencia fue planteada después de que Boehler contactara a al-Hayya, lo que llevó a la Casa Blanca a responder con fuerza.
A pesar de las presiones de Hamas, Trump actuó rápidamente. Recibió en el Salón Oval a ocho de los rehenes liberados y envió un mensaje contundente a los líderes del grupo terrorista a través de su cuenta en Truth Social. «Shalom Hamas», escribió, sugiriendo que la organización debía elegir entre liberar a los rehenes o enfrentar una dura represalia. El mensaje fue directo y sin rodeos: «Si no hacen lo que les digo, ¡solo los enfermos y retorcidos conservan cuerpos!» Esta declaración marcó una nueva fase en la diplomacia estadounidense en el conflicto.
La jugada diplomática de Trump no pasó desapercibida en Israel, donde generó desconcierto y malestar. Netanyahu había sido quien mantenía el control de las negociaciones con Hamas, con el apoyo tácito de Estados Unidos, pero esta acción de Trump puso en evidencia que el presidente de EE.UU. había decidido actuar por su cuenta, ante la falta de avances en el proceso tradicional de negociaciones. En una conversación tensa, Ron Dermer, ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, expresó el descontento de Netanyahu por el movimiento unilateral de Washington, aunque Trump defendió su decisión al señalar que su prioridad era resolver el sufrimiento de las familias de los rehenes estadounidenses, sin que las dinámicas políticas tradicionales impidieran el avance.